Aquí junto a nosotros

Lo bueno que tiene la sucá es la capacidad de cortar con el mundo de fantasía y sentir la Presencia de Hashem aquí mismo junto a nosotros…

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Rabino Nissan Dovid Kivak

Posteado en 17.03.21

En Sucot, Hashem se acerca a Klal Israel. La gente piensa que las naciones foráneas tienen una vida mejor que la nuestra. Pero Hashem eligió a Abraham Avinu, a Itzjak y a Yaakov. Y no fue por nada. Lo único que ellos anhelaban era a Hashem, 24/7. Imagínense amando solamente a Hashem y nada más. Hagan la prueba un día o dos. Abraham hizo esto durante 100 años! El resto del mundo no estuvo de acuerdo con él y trató de matarlo. Pero él se mantuvo fuerte. Y esto es solamente parte de lo que hizo Abraham. ¿Acaso ustedes no lo elegirían también?

 

Luego llegó Itzjak Avinu y argumentó que había una forma diferente de servir a Hashem. Según él, debemos pararnos con temor y reverencia ante el Rey. Esa fue una nueva manera.

 

Luego llegó Yaakov Avinu y dijo que si bien esos dos caminos eran correctos, no eran la verdad absoluta. La verdad absoluta es que  tenemos que servir a Hashem con todo lo que tenemos en la vida. Podemos trabajar para Laván –Laván puede ser tu jefe o tu suegro– e incluso allí, pastando sus ovejas, podemos aferrarnos a Hashem. Podemos saber que todo proviene de Hashem.

 

Entonces de todos los hermanos, Hashem eligió a Yosef. Luego a Moshe Rabenu. Luego tuvimos a los tanaítas, y a los amoraítas. Estas son las personas que trajeron a Hashem al mundo. Moshe Rabenu fue el que realmente le reveló Hashem al mundo. Rabí Shimon nos reveló la luz que hubo en la entrega de la Torá. En el Sagrado Libro del Zohar, él explica que únicamente los tzadikim que alcanzar los niveles más exaltados pueden despertar los niveles más elevados de compasión en Hashem.

 

¿Dónde dice que la persona puede expiar sus pecados, aparte de Hashem? Hashem es el Que está a cargo de todo, y siempre necesitamos Su compasión. ¿Qué significa que el Tzadik expía los pecados? O que el Beit Ha Mikdash, el Templo Sagrado, o el Kohen Gadol en Yom Kipur? El Zohar HaKadosh explica que es la santidad de los tzadidkim la que expía los pecados.

 

Hemos aprendido que tenemos que suspirar y cuando lo hacemos, nos reconectamos con la santidad. Siendo así, entonces ¿para qué necesitamos al tzadik? ¿Por qué necesito al tzadik para conectarme con la Torá cuando puedo hacerlo yo solo? La respuesta es que obviamente uno tiene que hacer lo máximo que puede. Cada soldado en la batalla sabe que no puede confiar enteramente en los demás. Tiene que mantenerse alerta. No se puede volver complaciente. Tiene que fortalecerse espiritualmente, hacer teshuvá, estudiar, orar. Hacer lo máximo que pueda. Pero cuando un soldado está realmente solo, sin su compañía, entonces puede fácilmente ser rodeado y capturado. Caundo uno está junto a los demás, los demás te protegen y te advierten si se acerca un daño.

 

Nosotros debemos hacer nuestra parte ¿Por qué el Rebe no hace todo él mismo? Porque no funciona así. Nosotros tenemos que hacer lo que podemos. A cierta altura, alcanzamos el lugar en el que necesitamos el perdón. Necesitamos un espíritu de vitalidad y simplemente no lo poseemos. Tal vez lo hayamos poseído hace mucho tiempo. “Hace veinte años sí que quería hacer teshuvá. Una vez sentí lo que era el Shabat. En esa época sentía algo, pero ahora ya no…”. ¿Adónde se fue eso? “Lo que el viento se llevó…”.

¿Cómo hacemos para recuperarlo? Necesitamos un tzadik que sepa cómo servir a Hashem para que nos demuestre que Hashem sigue estando junto a nosotros. Hay muchos Rabinos que saben estudiar, pero no hay tantos que sepan servir a Hashem. Yo pasé mucho tiempo con muchos grandes Rabinos –Rabí Eliashiv, Rabí Moshe Feinstein, Rabí Shlomo Zalman, Rabí Weiss– todos tenían algo en común: si no sabían algo, me lo decían. Conocía a Rabí Moshe Feinstein cuando era aún un niño. Yo cuidaba los etroguim hasta que el Rav volviera. Un día yo estaba allá sentado y vino el Rav y se sentó a mi lado en un banco medio roto. Le dije que todo me resultaba difícil. Él me miró con ojos serios como si sintiera que tenía que salvarme. Me puso la mano en el hombro y me dijo: “Mein kindt, nor tefila..”  – Mi hijo – únicamente la plegaria.

 

Tenemos un Rebe que viene y se sienta aquí mismo, al lado de nosotros. Nos pone la mano en el hombro y baja a nuestro nivel. Y él está aquí junto a nosotros en la Sucá, junto con la Presencia Divina de Hashem, la santa Shejiná. Feliz Sucot a todos!

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