En Orden, Sin Orden

El concepto de “sin orden” significa que las cosas no van como nos gustaría que fuesen. La pregunta es ¿qué podemos hacer para que todo vuelva a estar “en orden”?

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 05.04.21

El concepto de “sin orden” significa que las cosas no van como nos gustaría que fuesen. La pregunta es ¿qué podemos hacer para que todo vuelva a estar “en orden”?

Nuestro santo Rabi Najman nos enseña un principio de vida aparentemente simple pero de enorme importancia (véase Likutey Moharán II:82). A veces la vida procede de acuerdo con nuestros planes y nuestras expectativas; esto es lo que Rabi Najman llama “en orden”: cuando la vida progresa como nosotros queremos. Pero hay otras veces, que es muchas veces la norma en el caso de muchas personas, en que la vida nos hace sufrir muchos altibajos, como si estuviera completamente fuera de nuestro control. Las cosas no salen como las habíamos planeado y de ningún modo responden a nuestros deseos. Rabi Najman llama a esta situación: la modalidad “sin orden”. Entonces la pregunta es: ¿qué podemos hacer para podemos hacer para que todo vuelva a estar “en orden” cuando todo va patas para arriba? Según Rabi Najman, la solución consiste en hacer teshuvá, arrepentirnos sinceramente y desinflar nuestro ego.

¿Dicho y hecho? Todos sabemos lo que es la teshuvá; arrepentirse y “retornar a HaShem”. Pero ¿qué significa “desinflar el ego”?

Gracias a Dios que existió Rabi Natan, porque sin Rabi Natan no podríamos comprendido las enseñanzas de Rabi Najman. Rabi Natan explica el principio antedicho de “en orden” y “sin orden” diciendo que la progresión normal de la vida depende de cómo pasó ese año Rosh Hashaná.
Las primeras tres letras del nombre del mes hebreo Tishrei son taf, shin y reish. Estas son las tres últimas letras del alfabeto hebreo, pero al revés. Rabi Natan dice que dado que alef, bet y guimel son las tres primeras letras del alfabeto hebreo cuando se lo lee en orden, entonces taf, shin y reish representan la modalidad de la vida “sin orden”. De tal manera, el mes de Tishrei simboliza la modalidad “sin orden”.

Rabi Natan enfatiza repetidamente que la vida de la persona se vuelve un desbarajuste en la modalidad “sin orden” debido a que la persona tiene el ego inflado, vale decir, porque es arrogante. Una vez que la persona se arrepiente sinceramente y siente que no es absolutamente nada comparado con HaShem, entonces la vida nuevamente vuelve a estar “en orden”. Podemos decir entonces que el aspecto principal de la teshuvá es cuando la persona domina totalmente su ego y se somete a HaShem.

La Guemará, en el Tratado Sotá, dice que la arrogancia equivale a la idolatría. En otra parte, en el Tratado Julín, la Guemará afirma que la idolatría es pura herejía, lo cual resulta fácil de entender. Si combinamos ambos conceptos, vemos que la arrogancia es pura herejía, porque la persona con el ego inflado se considera superior a HaShem, Dios no lo permita. La persona arrogante está diciendo lo siguiente: “Yo gobierno; yo soy el rey”. Dado que esa persona está tratando de apoderarse de la monarquía  -cuando obviamente es absolutamente incapaz de gobernar el mundo-   su vida es un desbarajuste, o sea, procede “sin orden”. Para poder devolver todo a su sitio, uno tiene que hacer teshuvá, desinflar el ego y someterse a la voluntad de HaShem.

¿Qué tiene que ver todo esto con Tishrei, Rosh Hashaná y Uman?

Rosh Hashaná es la coronación anual del Rey, cuando coronamos a HaShem Rey del Universo. Pero si el individuo piensa que él es el rey, entonces no va a poder coronar al verdadero Rey. Por eso, el propósito de Rosh Hashaná es darnos una oportunidad única para librarnos de la arrogancia, para que podamos participar en la coronación del rey. Por lo tanto, nuestra principal tarea en Rosh Hashaná es librarnos de la arrogancia. Y cuando más nos sometamos a la voluntad de HaShem, más revelaremos Su monarquía. Esto lo hacemos al arrojar nuestra propia lógica, que de por sí es bastante débil, y al conectarnos con la Sabiduría Divina con total inocencia y simplicidad. Esto también fortalece nuestra Emuná.

Rosh Hashaná es un regalo que HaShem le dio a Rabi Najman y por eso la principal coronación es en Uman y por eso Rabi Najman dijo “que no falte nadie”. En Uman aprendemos lo que es la verdadera humildad. ¿Quién es capaz de conducirse con arrogancia ante la tumba del santo Rabi Najman? Uman nos lleva a la teshuvá y a la rectificación del alma. Ya no nos oponemos a la voluntad de HaShem. El “sin orden” se transforma en “en orden” y ese es el sonido del shofar: un nuevo año y un nuevo comienzo en el que es de esperar que veamos que HaShem hace todo en perfecto orden. ¡Esperamos verlos este año en Uman en Rosh Hashaná! ¡Que Dios los bendiga!
 
 
 

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