La Plegaria de una Madre

La verdadera plegaria que una madre ofrece por su hijo no figura en ningún libro de oraciones, sino que está escrita en las paredes de su corazón...

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 05.04.21

Si pudiéramos escuchar a escondidas la plegaria personal de una madre típica, esto es lo que oiríamos:

Dios mío, sé que no soy perfecta. Sé que hay muchas cosas que tengo que expiar. A menudo me pregunto si siquiera soy digna de hablarte, tal como suelo hacerlo en forma constante. Pero los sabios de nuestro pueblo han dicho que Tú siempre nos escuchas. Y no sólo eso, sino que además dicen que tengo que hablar contigo a diario usando mis propias palabras. Por eso, tanto si soy digna como si no, heme aquí, una simple ama de casa y madre, que hace todo lo posible por actuar en forma correcta y en especial en lo referente a su marido y a sus hijos. Querido Dios, hoy quiero pedirte algo – que bendigas a mi hijo. Yo lo quiero tanto, y Tú eres el Único que sabe todo lo que estoy dispuesta a sacrificar por él.

Dios mío, Tú sabes cuánto me alegré al enterarme de que estaba embarazada. La expectativa ante la maternidad fue lo que me dio la fuerza para sobrellevar días, semanas y meses enteros con náuseas terribles que parecía que nunca se iban a acabar. Por más gárgaras que me hacía con todo tipo de enjuagues bucales, no lograba sacarme de la boca ese sabor tan desagradable. Recuerdo que me miraba en el espejo y me veía horrible. La mente – o tal vez las hormonas- me hacía dar vueltas la cabeza y sentía que me volvía loca con todos los cambios bruscos de estado de ánimo. Sumemos a eso las várices, los cráteres que se me formaron en las muelas por todo el calcio que me absorbió el embarazo y el dolor que tenía en las piernas y en la zona lumbar. Pero todo no es nada comparado con el trabajo de parto tan largo y tan difícil, en que cada contracción me hacía sentir como si me estuvieran matando. Pero apenas oí el primer llanto de mi hijo, y apenas la enfermera lo limpió y me lo puso en el pecho, el inmenso amor y la tremenda alegría de haberme convertido en madre casi me hicieron olvidar el dolor del embarazo y del parto.

Querido Dios: teniendo en cuenta todo esto, ¿acaso te imaginas cómo me sentí cuando el pediatra me dijo que mi hijo, de dos años de edad, tenía un soplo cardíaco. En ese momento sentí que mi propio corazón se hacía pedazos. Me vino a la mente un inválido que jamás iba a poder correr y jugar con los demás niños. Seguramente Te acordarás de todas las noches sin dormir en que derramé todo mi dolor ante Ti durante horas enteras, pidiendo por mi hijo. Y Tú, con Tu infinita compasión, hiciste algo increíble: a la edad de cuatro años, el soplo cardíaco había desaparecido.

¿Recuerdas cómo me dolió el corazón cuando lo hice subir al transporte escolar por primera vez? El chofer arrancó y yo sentí que mi hijito de cinco años era absorbido como un pequeño Jonás en el intestino de una ballena que andaba sobre cuatro ruedas. ¿Quién sabe qué ocurrirá? ¿Quién lo va a ayudar a subir al micro indicado al salir del colegio? ¿Acaso el patrullero de seguridad que lo tiene que ayudar a cruzar la calle es una persona responsable? ¿Y le va a ir bien en el colegio? ¿Le van a gustar los estudios? ¿Qué clase de maestro le van a asignar: alguien compasivo y afectuoso o tal vez…? Decenas de preguntas me empezaron a rondar por la cabeza durante todo el día. Y pasó una eternidad hasta que mi hijo cruzó el umbral de mi casa esa misma tarde; ese fue uno de los días más largos de toda mi vida.

¡Y qué contento se puso cuando formó el equipo de fútbol! Dios mío bendito, Tú lo ayudaste a convertirse en un joven fuerte y apuesto. Y no sólo que obtuvo un 10 en química y trigonometría sino que además pasó a ser el capitán del equipo de atletismo. ¡Mi marido y yo nos sentimos tan pero tan orgullosos! Mi bebito con el soplo cardíaco era ahora todo un muchacho con bíceps que ganaba medallas en maratones. HaShem, sólo Tú sabes que casi me desmayé cuando él se lesionó el ligamento derecho en las semi-finales. Él y su padre se pusieron a llorar como bebés porque ahora él había perdido la carrera. Yo lloré por el dolor que él tenía con el músculo desgarrado. ¿Y recuerdas las películas de terror que me pasaron por la cabeza pensando que tal vez jamás iba a volver a caminar? Tú conoces perfectamente las pesadillas que rondan en la cabeza de una madre…

Casi me dio un vuelco el corazón cuando un día abrí el buzón de correo y vi el aviso de reclutamiento del ejército, dirigido a mi hijo. ¡Mi bebé! ¡Apenas tenía diecisiete años!

Yo creía que el día que había subido al transporte escolar cuando tenía cinco años había sido el más difícil, pero no fue nada comparado con las lágrimas calientes de aflicción, amor y preocupación que me cayeron de los ojos al verlo empacar su bolso y subir al micro que lo iba a llevar a la base del ejército en la que iba a iniciar su servicio militar.
 

Dios mío bendito: él en ningún momento me dijo en qué base se encontraba. Entonces un día le dieron licencia y llegó a casa con una boina roja y alas de paracaidista. ¡¿Qué?! ¿Que saltó de un avión? ¡¡Y no una vez, sino siete veces, para ganarse esas alas!! Te quiero decir que la vez que recé por él cuando tenía cinco años y tenía un soplo cardíaco no fue nada en comparación con la forma en que rezaba ahora por él, día y noche. Para mí la vida pasó a ser un continuo Yom Kipur, excepto un Shabat una vez por mes, cuando venía a casa y disfrutaba de las jalot que yo hacía a mano y que tanto le gustaba comer. Sólo Tú sabes cuántas lágrimas y cuantas plegarias se entremezclaron con la masa de las jalot…

Entonces el mundo se detuvo. Se desató la guerra. No tenía idea de lo que ocurría con mi hijo. Solamente me enteré por aquí y por allá que los paracaidistas estaban en el frente y que había víctimas fatales. ¿Acaso alguien puede concebir siquiera lo que significa ser la madre de un soldado?
 

Y entonces él llegó a casa, sano y salvo. Ay, Padre Compasivo, en el Diccionario de la Real Academia Española no había suficientes palabras para describir la inmensa gratitud que yo sentía, así que tuve que inventar las palabras. Si hubiera embotellado las lágrimas que derramé por ese entonces, en toda la fábrica de Coca Cola no habría suficiente lugar para guardarlas a todas.

Finalmente terminó el servicio militar con grandes honores. Y entonces empecé a rezar para que tuviera éxito en sus estudios de ingeniería. Y para que se casara con una chica de buen corazón. Querido Dios: yo creo que mis plegarias por su paz matrimonial fueron más fervientes aún que las que ofrecí cuando estaba en el ejército…

Y Tú eres el Único que sabe que todavía sigo rezando por mi hijo. ¡Es que lo quiero tanto! Por favor, Dios mío, Te suplico que pueda tener un buen matrimonio, hijos sanos, paz interior y que se sienta realizado como persona. Por favor, Te lo ruego, responde a todas sus plegarias. Por favor, Dios mío.
 
Gracias, desde lo más profundo del corazón de una madre judía.

*
¿Alguna vez te pusiste a pensar cuánto te ama tu madre y cuánto le importa de ti, incluso antes de que hayas nacido?
¿No te parece que llegó el momento de dejar de pensar tanto en nosotros mismos y ponernos a pensar en todo lo que hizo por nosotros nuestra querida madre?

No hay mejor momento que este para agarrar el teléfono y llamar a mamá. Y decirle cuánto la amamos y la apreciamos. Trata de pensar en todo lo que ella hizo por ti y en lo que siente por ti. Dile: “Gracias”. Se va a alegrar muchísimo. Y HaShem también.

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1. Yive

12/06/2023

Shalom Baruj Hashem. 🔯🕎
Muy sabias y coloquiales sus oraciones de la Madre, dirigiéndose a nuestro Bendito sea. Para pedir por su hijito. Y así Abremos muchas Madres en Oraciones para con nuestros hijos. Hashem bendiga a todas las Madres del Universo. Y sean escuchas sus oraciones. !! Amen. Así Sea. GRACIAS GRACIAS. GRACIAS Siempre por compartir. Agradecida Rabí.✡

2. Delia gonzalez

10/17/2018

Agradecida

Gracias por compartido la enseñanza de emunologia le agradeceria si me enseñara más en Hebrew soy estudiante de la Multhnomah university De Reno, NV en teologia y me gusto mucho lo que significa y nuestro Padre Eterno nos enseña por medio de otras personas mi correo electronico es : deliagmoreno6@gmail.com

3. Delia gonzalez

10/17/2018

Gracias por compartido la enseñanza de emunologia le agradeceria si me enseñara más en Hebrew soy estudiante de la Multhnomah university De Reno, NV en teologia y me gusto mucho lo que significa y nuestro Padre Eterno nos enseña por medio de otras personas mi correo electronico es : deliagmoreno6@gmail.com

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