Los Fans del Sufrimiento

Yo tengo una teoría: que hay gente a la que le gusta sentirse pobrecita, como si fueran fans del sufrimiento.

Hace ya bastante tiempo que desarrollé esta teoría. Es algo de lo que he estado consciente mucho tiempo, pero por temor a equivocarme o a no dar el beneficio de la duda, dejé esta noción a un lado, suponiendo que era falsa.

No obstante, decidí airear esta teoría porque si alguien llega a darse cuenta de que se aplica a él o a ella, entonces va a empezar a darse cuenta también de que no conviene en absoluto. Esto no les brinda ningún beneficio ni a ellos mismos ni a los demás.

Entonces ¿para qué digo todo esto? Bueno, hay unas cuantas observaciones que he hecho con respecto a la forma en que la gente reacciona ante el sufrimiento.

Los optimistas sufren igual que todos los demás, pero en medio de su sufrimiento, parecería que ellos conservan un cierto sentido del humor. Se la pasan sonriendo. Minimizan el sufrimiento. Están orientados en el objetivo y esperan el momento en el futuro en que dejen de sufrir. Yo tengo dos vecinas: una judía y la otra no judía, que apenas si conozco. Ambas fueron sometidas a tratamientos quimioterápicos en los últimos dos años y a las dos las vi con sus respectivos gorritos para tapar la calvicie. Ambas se la pasaban sonriendo y daba la impresión de que las dos trataban de seguir adelante con la vida a pesar de su problema. Estoy segura de que en la privacidad de sus hogares probablemente sintieron miedo y sufrimiento físico, pero me quedé sorprendida por la naturalidad con que actuaban y por su tenacidad. Me impresionó mucho. Gracias a Dios, por lo que tengo entendido, las dos se recuperaron. Me doy cuenta entonces de que esta clase de sufrimiento es de un grado extremo, porque constituye una amenaza a la vida y nadie, absolutamente nadie, puede saber cómo reaccionaría ante una determinada situación y eso me incluye a mí.

Sin embargo, me di cuenta de que esta tendencia existe incluso en personas con las que yo entré en contacto y cuya situación no es para nada extrema, sino que se trata de los asuntos cotidianos: el trabajo, enfermedades comunes que se curan con el curso del tiempo, relaciones interpersonales, problemas financieros, etc.

El punto de vista optimista dice así: A mí no me gusta sufrir. Entonces ¿qué puedo hacer y cómo puedo actuar a fin de resolver estos temas de la mejor forma posible para poder vivir una vida feliz sin sufrimiento o, tal vez mejor aún, a pesar del sufrimiento, porque a veces no existe una respuesta clara a los problemas que tenemos. Y siempre entran en juego los mismos factores: el humor, la risa, la perseverancia, la paciencia, la forma de hablar en positivo, que reduce los estados emocionales negativos, y otra cosa más: el sentido de auto-estima: que yo importo en este mundo y que tengo algo para compartir con los demás.

Entonces ¿por qué pienso que a los otros sí les gusta sufrir? Bueno, es obvio que nadie quiere sufrir en forma intencional, pero a veces el sufrimiento se vuelve un ancla de un sentido distorsionado de la auto-estima. Tal vez uno recibe más atención si todos ven que está sufriendo. Quizás si uno no dramatiza la situación en medida suficiente, con muchos suspiros y con preguntas continuas acerca de la forma en que HaShem maneja la situación, la gente no lo va a tomar en serio y entonces se va a quedar solo. Tal vez uno se siente más importante cuando tiene problemas tan graves que tratar y la vida le resulta… bueno… no tan aburrida. Tal vez la gente lo respeta más.

Cuando uno tiene esta actitud, es mucho menos propenso a responder a los consejos positivos, porque entonces está renunciando al papel de protagonista de la telenovela y así es como se condena a sí mismo a una vida de insatisfacción y de depresión.

Pero aquí está el truco: es posible que la persona que es quizás un poco indulgente consigo misma se enfrente precisamente a aquello que está tratando de evitar: una vida sin buenas relaciones personales y con menos atención. Porque el hecho es que las personas alegres tienen relaciones felices, se recuperan más rápido de las enfermedades, les resulta más fácil orientarse en sus objetivos, atraen a los demás a su círculo de amistades y atraen más simpatía por su situación, no  menos. La persona que no se queja incesantemente es aquella que todos admiran.

Las enseñanzas de Rabi Najman enfatizan la importancia de vivir alegres y no deprimidos. El Rabino Arush enfatiza en todos sus libros la importancia de entregarnos a la voluntad de HaShem, aceptando las tribulaciones de la vida con amor, sabiendo que provienen de HaShem y que HaShem es únicamente bondad y por lo tanto, el sufrimiento es para nuestro propio beneficio, aunque no entendamos cómo ni por qué.
Si no miramos nuestras situaciones personales con estas lentes, no podremos ver todas las bendiciones que HaShem nos da incluso en medio del sufrimiento. El Rabino Arush también enfatiza que cuando estamos encerrados en el estado mental de queja y de depresión, estamos invitando más problemas, no menos.

“Pero cuando alguien es feliz, su mente se asienta y entonces es capaz de comprender las cosas con claridad. La alegría es libertad. Cuando la persona llena su mente con alegría, su intelecto se libera de su exilio. Puede controlar su mente y su intelecto de la manera que desee para concentrarse en su objetivo y retornar a Dios”

Consejo, Rabi Najman de Breslev.