El Pequeño David, #4
Un día soleado, cuando David llevaba a las ovejas a pastar, un pequeño cordero se separó y comenzó a alejarse…
Ilustraciones de: Rebeca Shapiro
Un día soleado, cuando David llevaba a las ovejas a pastar, un pequeño cordero se separó y comenzó a alejarse…
Cada día, David llevaba a las ovejas de su padre al maravilloso valle donde podían disfrutar y pastar. David se preocupaba por ellas, era un pastor fiel. Él las vigilaba para comprobar y asegurarse que ninguna de las ovejas pudiera, por casualidad, hacerse daño. Siempre estaba vigilante, de modo que ninguna bestia se acercara y dañara a alguna de sus hermosas ovejas. David era de confianza y siempre estaba en guardia.
Un día soleado, cuando David llevaba a las ovejas a pastar, un pequeño cordero se separó y comenzó a alejarse. El resto de las ovejas siguió hacia abajo al verde valle, pero el pequeño cordero siguió corriendo cada ver más y más lejos, en la otra dirección. David rápidamente juntó en manada a las otras ovejas en el seguro valle, manteniendo su vista fija en el pequeño cordero.
Entonces levantó sus manos en plegaria, diciendo:
"¡Creador del Universo! ¡Padre Misericordioso! ¡Por favor ayúdame! Por favor vigila a mi manada, ayúdame a salvar al cordero que escapó. Padre en el Cielo, Tú escuchas todos los rezos, ten misericordia de mi cordero y no dejes que le pase alguna cosa mala.”
Continuará…
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