El Pequeño David, #11

David tenía “buenos ojos”, que significa que tenía un modo positivo de mirar a la gente que estaba a su alrededor…

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 06.04.21

Ilustraciones de: Rebeca Shapiro

  
David tenía “buenos ojos”, que significa que tenía un modo positivo de mirar a la gente que estaba a su alrededor…
 
 
El Pequeño David, Parte 11:  
 
David tenía “buenos ojos”, que significa que tenía un modo positivo de mirar a la gente que estaba a su alrededor. Siempre buscaba lo bueno en los demás y apreciaba la belleza de sus almas. Incluso cuando miró a sus hermanos, trató de pensar sólo en sus “puntos buenos”, sus cualidades, y no en otras cosas.
 
Cuándo sus padres regresaron a casa y vieron que estaba toda limpia y ordenada, elogiaron a David y dijeron: “¡Que buen chico! ¡Aplausos para David! ¡Eres un niño talentoso e inocente que siempre ayuda en casa y hace a sus padres felices!
 
Cuando los hermanos de David oyeron esto, se avergonzaron de lo que habían hecho. Ellos entendieron que su propio Yétzer HaRá, su Mala Inclinación, les haya hecho cometer un error y maltratar a su querido hermano. Vieron que David había realizado una buena acción y una cosa realmente especial. Entonces, cada uno se dirigió a él y le pidió perdón. David no estaba enojado. Él sólo sonrió y dijo: “Está todo bien. Estuve contento limpiando. Agradezco a HaShem por haberme dado la oportunidad de cumplir una Mitzvá (Precepto)”.
 
Pero, este no es el fin de la historia, queridos niños.
 
Luego, cuando David meditó en que buena manera las cosas habían resultado, se levantó y Le agradeció a HaShem por toda Su ayuda. No sólo esto, sino que pidió de HaShem ayuda en caso que algo parecido pasase otra vez en el futuro.
 
Le rogó a HaShem que le ayude a ser indulgente con los demás. Que si alguien le causara una molestia, él lo dejaría pasar y no permitiría enfadarse. “HaShem”, David rezó, “permíteme amar a todos y perdonar a quienquiera que me moleste o se burle de mí. Ayúdame a entender que cualquier cosa que me pasa, aun si no es agradable, es algo que Tú Mismo me haces para entrenarme a creer en Ti. Recuérdame que cualquier persona que me hace algo, fue realmente enviada por Ti. Por favor ayúdame siempre a recordarlo, para que nunca me enfade y luche con una persona, sino que, en cambio, recuerde que esta es Tu voluntad y es para mi bien eterno”.
 
Esta fue la plegaria de David cuando sólo fue un pequeño niño, y él la siguió rezando por el resto de su vida. Incluso después de crecer y trasformarse en el Rey de Israel, aquel rezo le ayudó a evitar la ira cuando alguien le faltó el respeto o le insultó.
 
Pues, queridos niños, deben saber, que las plegarias nos acompañan siempre y nos guardan dondequiera que nos encontremos. David, que rezó toda su vida, a partir de la época de su infancia, vio con sus propios ojos como sus rezos lo protegieron siempre.
 
 
Continuará…

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