La Espada de Madera, #3

Fue muy difícil para él aceptar, pero confió en HaShem, el conocía la regla famosa que “Todo lo que el Creador hace, es todo para bien”. Entonces...

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Rab Yonatán D. Galed

Posteado en 05.04.21

Basado en una historia de: Rabi Najman de Breslev
 
Ilustrado Por: Rebeca Shapiro

 
 
Fue muy difícil para él aceptar, pero confió en HaShem, el conocía la regla famosa que “Todo lo que el Creador hace, es todo para bien”. Entonces
 
 
La Espada de Madera, Parte 3:
 
¡Shalom queridos amigos! La vez pasada les conté como nuestro feliz amigo salió de su casa buscando alguna cosa para reparar, pero nadie estaba interesado. Después de algunas interrogaciones,  la gente le contó sobre el nuevo decreto del rey… Seguimos entonces:
 
Fue muy difícil para él aceptar, pero confió en HaShem, el conocía la regla famosa que “Todo lo que el Creador hace, es todo para bien”. Entonces, vio a un noble cortar madera, y decidió a probar su suerte, le preguntó, “¿Acaso está esto de acuerdo con su honor?”.
 
El noble contestó, “Busqué a alguien que hiciera el trabajo por mí, pero no pude encontrar a nadie. Por lo tanto, lo hago yo mismo.”
 
Entonces nuestro amigo le dijo, “Permítame, y yo cortaré la madera…”. Y así fue, cortó la madera, y el noble le dio una pieza de oro. Como  vio que esto iba bien, buscó más madera para cortar, hasta que juntó seis piezas de oro, y pudo otra vez comprar su comida habitual, y se sintió muy feliz.
 

 
A la noche, otra vez pasó el Rey disfrazado cerca de su casa y miró detenidamente por la ventana. ¡No pudo creer lo que veía! También esta vez está el hombre allí sentado, con la bebida y los alimentos delante de él, y parecía muy feliz. El Rey entonces entró en la casa, y sucedió lo mismo que la primera vez, y el Rey se quedo a dormir allí como la primera noche. Por la mañana, el Rey se levantó, y el hombre le escoltó. El Rey preguntó impacientemente: “¿Cómo conseguiste todo esto, ya que esto requiere mucho dinero y tú no pareces ser muy rico?
 
Y nuestro amigo le contestó: “Era mi costumbre arreglar cosas que necesitan reparación. Pero el Rey decretó que no me dieran nada para reparar, entonces, con la ayuda de Di-s, corté madera hasta que junté bastante dinero para comprar todo esto.
 
El Rey no lo pudo creer cómo ese hombre siempre se arregla, entonces se marchó, y decretó inmediatamente que no permitieran a nadie cortar la madera.
 
Poco más tarde, cuando nuestro amigo feliz le preguntó a una persona si tenía madera para cortar, esta le contó el decreto del Rey…
 
¿Cómo piensan ustedes que nuestro amigo reaccionó esta vez? ¿Perdio la esperanza? ¡Todo esto y más en la próxima parte de la historia de Rabi Najman!

Continuará…

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