Rabí Akiva

Fue Maestro de transformación y crecimiento, como podemos ver en el hecho que comenzó a estudiar Torá a los cuarenta años de edad, convirtiéndose luego en uno de los más importantes eruditos de la Torá.

 

La muerte de sus 24.000 alumnos constituye el motivo tradicional de la tristeza de la "Sefirat HaOmer", y el cese de la plaga en "Lag BaOmer", el motivo principal de la alegría de ese día.

 

Podía mirar una total destrucción y ver futura gloria, como nos dice el Talmud en el Tratado Makot, donde él y tres de sus colegas observaban las ruinas del Templo, y lloraban. ¡Mientras lloraban, él rió! Y explicó: “Así como veo realizadas ante mis ojos las tragedias anunciadas por los Profetas, igual veo en mi mente la futura realización de las Profecías de la Redención.

 

Murió como un mártir, aceptándolo con alegría, como el cumplimiento del Precepto de amar a Di-s con toda su vida.