Amor o Lujuria?

Todos hemos oído historias horrorosas acerca del trágico resultado de charlas de mujeres casadas con taxistas, comerciantes y demás…

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 05.04.21

Si nos ponemos a pensar en los beneficios de cuidar los ojos, vemos que es una transacción que no podemos darnos el lujo de desaprovechar. El primer gran beneficio es la emuná, pues la emuná depende de que uno cuide sus ojos y su personal santidad. Tanto la salud emocional como la salud física dependen de la emuná, y es por eso que cuidar los ojos es conducente a un buen estado de salud. Y la larga lista de beneficios continúa con una fuerte conexión con HaShem, sabiduría, memoria, plegaria, Torá, dicha matrimonial, pareja e hijos buenos. Rabí Najman escribe que la persona que cuida sus ojos va a tener el mérito de tener hijos que escriban tratados sobre la Torá. Por ejemplo, yo mismo, gracias a que mi padre, Rabí Majluf Arush, de bendita memoria, cuidaba sus ojos, he tenido el privilegio de escribir tratados de Torá.

Vemos también que ocurre algo similar con la famosa familia Abujatzira, que ha logrado producir sabios y santos de la Torá de una generación a otra, empezando con el santo “Abir Yaakov”, el Rabino Yaakov Abujatzira, y pasando por su hijo Rabí Massud, y su hijo, el famosísimo Baba Sali, y el hijo de él, Rabí Meir, todos de santa y bendita memoria, y llegando hasta el Baba Elazar, que …. y sus hermanos, que HaShem los bendiga. ¿Cómo fue que salieron todos tan buenos judíos? Porque cuidaron siempre su santidad personal.

Todos debemos hacer de la santidad personal en la vida y hacer todo lo posible, incluyendo muchas plegarias y mucho estudio, para poder obtenerla. Cada día que pasa bien es un logro invaluable para la posteridad.

En la autoevaluación que hacemos a diario debemos preguntarnos: ¿qué es lo gano o pierdo al abrir los ojos y mirar cosas que no debería estar mirando? Lo que pierde es este mundo y también el mundo venidero. ¿Y qué gana? No gana nada. Bueno, en realidad sí gana algo: el infierno. Pero si cuida sus ojos, entonces se gana mundos enteros y no pierde nada.

Las miradas prohibidas engendran deseos prohibidos que alejan a la persona de su verdadero propósito en la vida, que es apegarse a HaShem, a la Torá, a la plegaria y al mejoramiento del carácter. La lujuria destruye el sentido de justicia y de lealtad del individuo, hasta tal grado que descuida y hasta destruye a su  propia mujer y sus propios hijos de la forma más cruel y más despiadada, solamente para satisfacer sus propios bajos deseos. Y todo esto empezó cómo? Dejando los ojos abiertos y mirando todo tipo de cosas.

La persona que no cuida los ojos se está mintiendo a sí misma y les está mintiendo a los demás. El enojo, los celos y demás sentimientos negativos  -que son todas mentiras-  surgen del “mal generalizado” de la lujuria que es producto de los ojos que todo lo miran.

El Rey Salomón llamó a la belleza de la mujer “falso encanto”. Las relaciones matrimoniales sanas y la procreación dentro del marco familiar no tienen nada que ver con la lujuria, a diferencia de lo que muchos piensan. Incluso cuando el marido elogia a su mujer, es mucho mejor que la elogie por sus virtudes y no por sus atributos físicos. Porque si recordamos lo que dijo el Rey Salomón, cuando alabamos la belleza física, estamos elogiando algo falso.

La persona que hace una realidad de la vanidad de la belleza y la falsedad del encanto sucumbe a la lujuria. Y al que arranca la lujuria de su corazón no le importa lo más mínimo si una mujer está interesada en él o no. Él no está interesado en atraer a ninguna mujer ni trata de caerle bien a ninguna mujer con todo tipo de gestos engañosos.

Cuando la persona obtiene cualquier forma de gratificación impresionando a alguien que le está prohibido-a, esto demuestra que está sumergido “hasta el cogote”  en los bajos deseos. ¡Lo que debería estar haciendo en lugar de eso es buscar obtener gratificación apegándose a HaShem! Porque a aquel que deriva vitalidad de la santidad no le importa en absoluto impresionar a otras mujeres o cualquier otra persona. Lo único que le importa es caerle bien a HaShem!

Rabí Najman describe la conexión entre la arrogancia y la lujuria diciendo que cuanto mayor es la persona, más grande es su mala inclinación. Mientras que la persona humilde se salva del adulterio, la persona arrogante acaba siendo adúltero con una mujer casada. Muchos de nuestros libros sagrados conectan la arrogancia con el adulterio. Rabí Pinjas de Koritz advierto que cuanto más arrogante es la persona, más susceptible es al deseo sexual, hasta el grado en que va a tener relaciones adúlteras con una mujer casada. Por eso uno nunca debe ser complaciente. Porque mientras tenga deseo por otras mujeres, eso es señal clara de que sigue teniendo que superar el problema de la arrogancia.

Además de orar por alcanzar la santidad personal y librarse de la lujuria, uno tiene que pedirle a HaShem que lo ayude a erradicar la terrible mala inclinación que se manifiesta en el deseo que tiene el hombre de impresionar a las mujeres. Él tiene la fantasía de que las mujeres lo desean y por eso trata de atraerlas y mostrarse apuesto frente a ellas, hasta tal punto que ellas dominan todos sus pensamientos. Esta persona pierde ambos mundos: este y también el venidero.

Los verdaderos tzadikim de la generación nos revelaron que muchas de las dificultades que tenemos en la actualidad y los crueles decretos que nos llegan desde Arriba son producto de la abierta informalidad que existe entre personas casadas de los dos sexos, cuando hombres y mujeres se llaman el uno al otro por sus nombres (en vez de por sus apellidos) y conversan libremente en forma más que abierta en el banco, en el supermercado o en el lugar de trabajo. Todos hemos oído historias horrorosas acerca del trágico resultado de las charlas de mujeres casadas con taxistas, comerciantes y demás. Por ejemplo, una mujer que se respete a sí misma no va a permitir que un vendedor de zapatos del otro sexo le calce los zapatos en los pies… Cada hombre debería orar para no ser un obstáculo para la santidad de ninguna manera.
 
Cuanto más pensamos en el tema, más percibimos la necesidad de hacer una plegaria de unos treinta minutos para que podamos cuidar los ojos y nuestra santidad personal. Tenemos que pedirle a HaShem que nos tenga compasión y nos ayude a cerrar los ojos a fin de evitar los muchos obstáculos que se nos presentan a diario, como así también a borrar aquellas imágenes prohibidas que ya nos están contaminando el cerebro y usurpando tanto de nuestra capacidad de memoria.

¡Mucho éxito!  
 

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1. Marcela

12/28/2017

Shalom Rabi .. Al leer este tema recordé a mi esposo .. Él me abandonó por una compañera de trabajo. Prefirió dar la espalda a HaShem y a nuestro hogar .. No tuvo temor a HaShem ni a Su tora … Dejó toda nuestra vida espiritual a lado de HaShem, por una mujer del mundo. Ojalá algún dia HaShem permita que llegue a sus manos, sus sabias palabras y consejos Rav Arush. HaShem lo bendiga siempre.

2. Ricardo

2/02/2014

Rav Arush!! queria expresar mi mas sincero agradecimiento al rabino Arush y a todo el equipo de Breslev por darnos constantemente palabras de fortalecimiento. un saludo desde Argentina!

3. Ricardo

2/02/2014

queria expresar mi mas sincero agradecimiento al rabino Arush y a todo el equipo de Breslev por darnos constantemente palabras de fortalecimiento. un saludo desde Argentina!

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