De coaching y terapia

Hay dos formas básicas de contemplar la vida. La primera es creer que nosotros dirigimos el mundo y que formamos nuestro propio destino y que podemos alcanzar el éxito nosotros mismos. Como mucho, tal vez un 1 ó 2 % de la población mundial pueda pretender siquiera que han logrado esto, como por ejemplo, los “empresarios” que amasaron una fortuna. Según su filosofía, el único motivo por el que existe gente pobre en el mundo es porque esa gente no compra DVDs motivacionales o no asiste a seminarios de auto ayuda o no aprende coaching.

La segunda opción es la auténtica alternativa judía que dice que Dios dirige el mundo y que este no se dirige a sí mismo. Esta alternativa sostiene que el mundo es dirigido por una Inteliencia Suprema o un Ser Supremo que es Bueno y Benevolente y que tiene Su propia sabiduría sobre lo que realmente es bueno para nosotros, Sus criaturas. Por lo general, no tenemos idea de lo que es bueno para nosotros y muchos de nosotros pareceríamos estar dando vueltas por el mundo a oscuras sin la menor idea de si nuestros planes han de materializarse o no.

Los que pertenecen al primer grupo creen que pueden planear y diseñar su propia vida. A ellos les decimos: “No, no pueden”.

La ventaja de formar parte del segundo grupo es que cuando las cosas no van bien y cuando no salen como nos gustaría, si todavía conservamos la fe entonces todavía contamos con las herramientas y las estrategias para convertir esos fracasos en verdaderos éxitos.

De hecho, las herramientas que tienen a su disposición aquellos que pertenecen al segundo grupo son incluso más poderosas cuando las cosas no salen como querrían, porque cuando nos quedamos atrancados (como en la primera perspectiva) y vemos que los métodos seculares no funcionan, entonces estamos en condiciones de entrar de lleno en la segunda modalidad.

Así que si ustedes son como yo y ya conocen todos los coaches, todos los terapeutas, todos los seminarios de autoayuda y todos los talleres de padres que existen, y si ya invirtieron tanto de su tiempo y de su dinero y de su energía, entonces llegó el momento de despertarse y darse cuenta de que existe un Dios en el mundo y que cuando te entregas a Él, Él te ayuda. Recién cuando tomamos conciencia de esto podemos sentir entusiasmo y emoción con la plegaria.

Nos damos cuenta de que si hubiéramos orado con fuerza antes de abrir el negocio, las cosas podrían haber salido bien. O que si hubiéramos orado con fuerza todos los días por tener salud, entonces el problema de salud probablemente no habría surgido. O que si hubiéramos orado “en los días buenos” y no recién cuando surgieron los problemas, entonces las cosas podrían haber salido de otra manera.

Aunque no sepamos orar, eso no debe detenernos ni hacer que perdamos el entusiasmo. Lo único que significa es que desde ahora voy a pedirle a Hashem que me enseñe a orar y a disfrutar de la plegaria!

Un poderoso consejo que te puede ayudar a alcanzar todo lo que quieras en la vida es la capacidad de simular que ya sabes hacerlo. Puedes simular ser una persona más feliz. Puedes simular ser más astuto o más organizado y también puedes simular que crees en Dios y que crees en tus plegarias más de lo que crees en realidad.

Cuando la persona que se quedó sin emuná ora ante Dios “como si” tuviera una emuná completa, ¿a ustedes no les parece que Dios no se va a dar cuenta de que esa persona está tratando de alcanzar la real y auténtica emuná?

Ok. Entonces es posible que por ahora todavía estén llenos de dudas y que se sientan escépticos pero igualemente pueden “simular” que tienen fe, emuná y que estén retornando a Hashem. Y al “simular” que tienen emuná están demostrando que su máximo anhelo es regresar verdaderamente a Él. Y Él ciertamente recompensará a todo el que haga esto.