Fusión Total

El Talmud enseña: “En el lugar en que encuentras la grandeza de Di-s, allí estás viendo Su humildad”. Esto significa que…

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Moisés Waisberg

Posteado en 05.04.21

El Talmud enseña: “En el lugar en que encuentras la grandeza de Di-s, allí estás viendo Su humildad”. Esto significa que

Fusíón total
 
La base fundamental de nuestra conexión con el Creador Bendito Sea, radica en que Su relación con nosotros es la de un padre dispuesto a guiar a su amado hijo hacia la felicidad absoluta y la plenitud máxima. Nuestros más grandes Maestros nos han legado una valiosa verdad: Di-s no creó el mundo para ser más grande, sino para hacerse más pequeño.
 
Esto es lo que diferencia la visión y el enfoque del Judaísmo, de aquella que caracteriza a las naciones del mundo. También los grandes pensadores de las naciones han llegado a la obvia conclusión de que Di-s existe, pero la manera como alcanzaron esta verdad es diametralmente opuesta a cómo nuestros Sabios la perciben: Los pensadores de las naciones han llegado a descubrir que este mundo es maravilloso más allá de cualquier expectativa, y por la grandeza del mundo han encontrado la presencia del Creador.
 
Sin embargo, el Talmud dice lo contrario: “En el lugar en que encuentras la grandeza de Di-s, allí estás viendo Su humildad”. Esto significa que para nuestros Sabios la premisa de toda sabiduría es que Di-s se ha limitado al crear un mundo, y que el hecho mismo de ocuparse de la creación es una muestra de Su humildad y no de Su grandeza. En otras palabras: cuando nosotros creemos que estamos viendo la grandeza del Creador, es porque Él está hablando nuestro idioma y está descendiendo a nuestro nivel, es por eso que podemos apreciarlo.
 
De aquí surge algo espectacular: cuando en nuestra vida suceden cosas que podemos apreciar, se trata de una relación entre nosotros y Di-s en la que Él está descendiendo a nuestro nivel. La ventaja es que nosotros podemos disfrutar este bien ya que es revelado y transparente. La desventaja es que Di-s está descendiendo, lo cual implica que estamos expuestos a un nivel inferior de la divinidad.
 
Por el otro lado, cuando atravesamos experiencias desafiantes, es porque Di-s está siendo Él mismo, con toda la magnitud e intensidad de Su presencia, y nosotros al no saber filtrar esta energía tan poderosa nos quebramos. Ahora bien: la desventaja es obvia: dolor, frustración, ansiedad. Pero aquí yace una virtud muy grande: Di-s nos está hablando desde Su nivel y nos está obligando a romper el cascarón de nuestras expectativas para acceder a una verdad trascendente y así condicionarnos a recibir bendiciones muchísimo más grandes, las cuales no hubiéramos podido nunca tener en las limitaciones anteriores a la ruptura.
 
Ahora bien: El objetivo final de Di-s es lograr la fusión de las dos virtudes y la cancelación de ambas desventajas. En pocas palabras: Di-s desea ser Él mismo con toda Su esencia sin tener que adaptarse ni descender; pero al mismo tiempo desea también que nosotros con nuestra propia identidad y en nuestros términos humanos, podamos relacionarnos íntimamente con Él.
 
El personaje primordial que sentó el precedente para lograr este objetivo fue nuestro patriarca Abraham: En la Torá leemos el relato de la “Akedat Itzjak”, “el sacrificio de Isaac”. Esta fue la décima y última prueba que Abraham tuvo que enfrentar. 
 
Quisiera compartir una reflexión de un pequeño detalle acerca de este relato, que pasa desapercibido pero que contiene la esencia más radiante del compromiso de Abraham: En primer lugar nuestros Sabios destacan que lo especial de Abraham no fue solamente la disposición a cumplir la orden divina de sacrificar a su único hijo; sino, la actitud con la que lo hizo: El versículo declara: “y se levantó Abraham temprano en la mañana, y ensilló su asno…”, dicen nuestros maestros: Abraham se levantó veloz como alguien que está emocionado, y además él mismo ensilló al asno en lugar de pedirle a sus sirvientes que lo hagan.
 
Pero con todo esto, todavía hay un detalle más que lleva el compromiso de Abraham a otra dimensión, una que no podemos siquiera osar a definir: Nuestros Sabios enseñaron que los patriarcas eran una carroza de la Presencia Divina; es decir que así como una carroza no tiene voluntad y solamente sigue a los caballos, también cada órgano del cuerpo de nuestros patriarcas fluía naturalmente al son de la melodía cósmica.
 
Sin embargo, el sacrificio de Itzjak era una prueba, por lo tanto, Di-s no deseaba realmente que Abraham lo sacrificara. Por esta razón el versículo dice que: “y Abraham colocó a Itzjak sobre los maderos y envió su mano para sacrificarlo…”. 
 
¿Qué necesidad tenía la Torá de decirnos que él “envió su mano”?. Explican nuestros Sabios: Todos los movimientos de Abraham fluían naturalmente (como acabamos de mencionar), pero cuando llegó el momento de degollar a Itzjak, su mano no se movió instintivamente ya que en verdad Di-s no deseaba que Itzjak muriera.
 
Aquí está la esencia de la grandeza de Abraham: no solamente se levantó temprano y él mismo ensilló el burro, sino que aún en el instante final, cuando su mano no fluyó sola lo cual era un indicio de que la presencia divina no estaba en ese movimiento; igualmente él no titubeó sino que dijo: tengo una orden directa de Di-s Todopoderoso y aunque tenga que cargar literalmente mi mano para sacrificar a mi propio hijo, así lo haré.
 
Lo que le dio a Abraham ésta fortaleza y resolución fue que él entendió que Di-s es el bien máximo, por lo que el sacrificio de Itzjak era el bien no solamente para Di-s y para él, sino incluso para Itzjak mismo. Abraham aceptó que aún si todo muestra lo contrario, “no existe mal en el Creador, y todo lo hace por Su amor incondicional a nosotros”.
 
Es esta tenacidad de Abraham la que pavimentó el sendero que fusiona la verdad absoluta del Creador con la verdad limitada de la creación. En el momento en que sentimos que nuestras expectativas se rompen y optamos instintivamente por caer en las garras de la depresión y la ansiedad; debemos recordar que Di-s es el bien máximo y todo lo hace por amor a nosotros y saber que nuestras expectativas se rompen para liberarnos, para quebrar las paredes de nuestra identidad y capacitarnos a crear nuevas paredes muchísimo más amplias, que puedan contener bendiciones del máximo calibre.
 
La próxima vez que veas a alguien sufrir de algún tipo de mal, recuerda que tus expectativas son equivocadas y que si Di-s hace algo, lo hace por el amor incondicional que siente por esa persona. Tú puedes darle aliento, pero nunca cometas el error de juzgar al Creador en base a tus expectativas.
 
Quiera el Todopoderoso que logremos asimilar interiormente este legado de nuestro padre Abraham, para así superar cualquier expectativa y traer la bendición eterna a nuestra vida, logrando que la verdad esencial del Creador resuene en nuestras vidas diarias y en nuestro mundo, haciendo de nuestra realidad cotidiana un hogar para digno de Su presencia, y trayendo la redención completa y verdadera, con nuestro justo Mashíaj, ya mismo. Amén.

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1. María de Hernandez

6/04/2015

Maravilloso

Esta lectura me ha abierto los ojos, para entender, lo que esta sucediendo en mi vada Muchas Gracias

2. María de Hernandez

6/04/2015

Esta lectura me ha abierto los ojos, para entender, lo que esta sucediendo en mi vada Muchas Gracias

3. Sara Adler

11/07/2011

Qué visión! BH Este autor es fantástico! Tiene una visión muy original y profunda de las cosas – si es que hay que calificar -. Qué maravilla leerlos. Muchas gracias!

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