Instinto Sagrado

Todo lo que tenemos es un regalo de Hashem, Quien crea, da, quita, y reasigna todas las riquezas del mundo

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Dovber Halevi

Posteado en 04.04.21

Todo lo que tenemos es un regalo de Hashem, Quien crea, da, quita, y reasigna todas las riquezas del mundo. No hacemos nada nosotros solos. Esto es lo que nos enseña el capítulo La Puerta de la Confianza, del libro Los Deberes del Corazón, del Rabino Bejaie ibn Pekuda.

 

¿Cómo es posible?

 

Yo trabajo muy duramente para ganarme el sustento. He hecho un tremendo esfuerzo para alcanzar el éxito que anhelo en este mundo. ¿Cómo van a decirme que nada de este éxito me pertenece? ¿De qué manera Dios determina el éxito en el mundo basado en la acción humana?

 

La riqueza creada que nos posibilita ganarnos el sustento proviene de proyectos, emprendimientos y procesos que se originan con una gran decisión hecha por alguien poderoso. La mayoría de nosotros utiliza diagramas, información y presentaciones de powerpoint para guíar las decisiones que tomamos. Por lo tanto, suponemos que las personas con más poder tienen acceso a la mejor información y eso les facilita la toma de decisiones.

 

 

Pero hay un problema.

 

Si bien cada decisión puede tomarse a partir de los hechos, la decisión más importante sigue reglas muy diferentes. Cuando las decisiones llegan a las altas esferas, inevitablemente se llevan a cabo análisis más sofisticados con mayor cantidad de información que filtran la mayoría de las alternativas y reducen las opciones finales a solamente dos o tres. Es por eso que la persona que está en los escaños más altos de la escalera es la que da el veredicto final: de acuerdo con la información, todas las opciones son buenas en realidad. Todas pueden funcionar y si la elección sale mal entonces la persona en el último escaño recibe una reprimenda por no haber elegido el plan alternativo- que todos van a decir que era “la mejor opción”.

 

Al fin de cuentas, todas las investigaciones del mundo no te pueden asegurar cuál camino es el que te conviene tomar.

 

Un hombre toma la decisión que ha de impactar a millones de empleados y a cientos de millones de personas. La capacidad humana de procesar, organizar y analizar los hechos se ha agotado. Ha llegado el momento de tomar una decisión.

 

Él va a actuar por su instinto.

 

Siendo el líder, eso es precisamente para lo que lo contrataron.

 

Va a actuar siguiendo una corazonada y usando la masiva cantidad de información que sus ejecutivos le recopilaron a fin de justificar lo sabio de su “decisión”.

 

Pero ¿quién le dio ese instinto? ¿Quién le puso los pensamientos en la cabeza? ¿Quién es capaz de crear un instinto tan poderoso que el próximo paso resulta perfectamente claro?

 

“El corazón del rey es como un riachuelo en manos del Creador; donde quiera que Él desee, lo hará tornar” (Proverbios 21:1).

 

Los mejores vendedores del mundo conocen la verdad acerca del proceso de toma de decisiones. Tomamos decisiones basándonos en las emociones y usamos la lógica para justificarlas. Siendo ese el caso, entonces todo lo que tenemos proviene de un “instinto del rey” y ese instinto proviene de Hashem.

 

¿Qué iba a hacer que el hijo de un abogado abandonara la Universidad de Harvard a fin de crear un negocio en Albuquerque, New Mexico, inmediatamente después de que su último negocio se fue a la quiebra? Hace falta una convicción muy pero muy fuerte para hacer algo así. La pregunta es – de dónde surgió esa convicción?

 

Cuarenta años más tarde, esa corazonada aparentemente inadvertida ofrece empleo a más de 118.000 personas. Su valor de mercado es cada vez mayor, y actualmente es de casi quinientos mil millones de dólares y el producto que ha creado les ha cambiado la vida a miles de millones de personas en todo el mundo durante las últimas dos generaciones.

 

El instinto que llevó a Bill Gates a crear Microsoft contribuye al sustento de cada uno de nosotros. Aquel Que dio un instinto tan pero tan poderoso a algo tan poco usual es el Arquitecto de esa decisión.

 

Cuántos más como Bill Gates tomaron decisiones revolucionarias basándose en sus “instintos”? ¿Cuánto más Le debemos al Arquitecto de todo lo que existe?

 

Así es como trabaja Hashem. Revelándose y ocultándose al mismo tiempo. Dándonos todo de regalo.

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