La soga de Rajav

Quién iba a imaginarse que la mujer que se dedicó a la prostitución durante cuarenta años iba a ser la abuela del profeta Jeremías!

3 Tiempo de lectura

Rabino Lazer Brody

Posteado en 17.03.21

El pueblo judío cruzó el Jordán tras cuarenta años deambulando por el desierto. Ahora estaba por comenzar la crucial tarea de conquistar el territorio. Ya al comienzo se enfrentaron con una fuerte resistencia proveniente de la ciudad fortificada de Jericó.

 

Josué envió a dos espías en una peligrosa misión de reconocimiento de la ciudad de Jericó. Rajav, una prostituta del lugar que vivía en una residencia construida en la muralla externa de la ciudad, hizo bajar una soga desde la ventana, posibilitando así que los israelitas escalaran la pared y se ocultaran en el techo de su vivienda. Rashi explica que ella utilizó la misma soga que usaban sus clientes para subir a su departamento. Dijo Rajav: “Amo del universo, con esta soga pequé y con esta soga perdóname”.

 

En varias instancias de la Guemará, la “soga” simboliza los pecados de la persona, que lo restringen y lo atan como a un prisionero, arrastrándolo a la Corte Celestial el día de su juicio. Una de las tareas más difíciles del baal teshuvá, del que retorna a sus raíces, es liberarse de esas sogas del pasado que lo tiran hacia abajo. Igual que un perro atado con una correa, los pecados que uno cometió que aún no han sido expiados están como atados a él. De la misma manera, los clientes de Rajav se conectaban con ella a través de la soga, pues ella se dedicó a la prostitución durante los cuarenta años que Israel estuvo en el desierto.

 

En el judaísmo siempre hay lugar para la esperanza, pues nuestros sabios prometieron que aquel que desea purificarse es meritorio de la ayuda Divina. Y como una mitzvá conduce a otra mitzvá, la devota ayuda de Rajav a los dos espías israelitas, mientras ella se exponía a un grave peligro, eso desencadenó dentro de ella un despertar espiritual. De hecho, ella utilizó el agente mismo de su pecado para realizar una mitzvá de increíble magnitud. La misma soga que fue atada a la peor suciedad durante cuarenta años enteros se transformó en un agente de santidad y un catalista a través del cual el pueblo judío habría de conquistar a Jericó y finalmente a a toda la Tierra de Israel.

 

 La soga de Rajav es un ejemplo clásico de la más exaltada forma de teshuvá (arrepentimiento sincero), que en hebreo se denomina “teshuvat ha-mishkal”, o “teshuvá equivalente”. En este proceso, no sólo que se expían los pecados del pasado, no sólo que se rectifican las faltas, sino que todo el peso absoluto del pecado se transforma en el peso absoluto de la mitzvá, pues el agente mismo del pecado se transforma en el agente de la mitzvá. En términos matemáticos: -100 pasa a ser 100+.

 

Esta es una enseñanza de fundamental importancia para el baal teshuvá, el que retorna al judaísmo. No arrojen a la basura su pasado – tráiganlo a la santidad. Todo en la creación tiene un valor absoluto. Por ejemplo, con el poder nuclear, no puede iluminar toda una ciudad o destruir toda una ciudad. La persona tiene libre albedrío para utilizar sus herramientas para bien o para mal. Ese es el secreto de muchas mitzvot de la Torá: tomar un material burdo como el cuero de un toro y transformarlo en tefilín. Los mismos ojos humanos pueden mirar las palabras de Torá o bien mirar todo lo que pasa por la calle… Toma toda esa dedicación que aprendiste a tener para el servicio militar, la perseverancia que aprendiste en el gimnasio y la diligencia que adquiriste en la universidad, y llévalos a todos al mundo de la Torá. Todos ellos forman parte de ti, así que no tienes por qué tirarlos al tacho de la basura!

 

De hecho, esas son tus “sogas” que te permitirán escalar tremendas montañas espirituales y superar los más grandes desafíos.

 

Rajav transformó su vida por completo. Su devoción al ayudar a los espías fue tan tremenda que mereció casarse con Josué. Y dio a luz a ocho hijas, todas las cuales se casaron con Sumos Sacerdotes. Ella fue la bisabuela de otros ocho Cohanim que llegaron a ser grandes profetas: Jeremía, Jilkia, Saria, Maasia, Baruj ben Neria, Janamel, Shalum y Neria. Hay quienes sostienen que la profetisa Julda también fue descendiente de Rajav. Y lo que es más, Rajav es considerada una de las más justas conversas de todas las épocas, junto con Osnat (la esposa de Yosef), Tzipora (la esposa de Moises), Batia (la hija del Faraón), Ruth y Yael (la mujer de Hever el Kinita).

 

Nunca le des la espalda a tu pasado en señal de disgusto. Dale las gracias a Hashem por todas las experiencias que adquiriste y canalízalas para tu futuro éxito.

 

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario