Silenciosa soberbia

La persona soberbia se piensa que es la única poseedora de la verdad… Y que tiene el solemne deber de “iluminar” a los demás…

3 Tiempo de lectura

Dr. Zev Ballen

Posteado en 17.03.21

La causa raíz de nuestros “dolores de cabeza” psicológicos y emocionales pueden sintetizarse en una sola palabra: soberbia.  Pero la clase de soberbia  a la que me refiero no es una soberbia que grita ni que es obvia. Más bien se trata de una forma de soberbia mucho más suave, y más callada. Y por eso es mucho más peligrosa que la soberbia revelada, ya que subrepticiamente y sin hacer nada de ruido va metiéndose en la psiquis del individuo, corroyendo su emuná por completo.

 

La soberbia que nos fastidia y nos hace enojar es la soberbia de esperar que el mundo se conduzca según nuestras exigencias. Cuando las cosas no van como queremos nos llenamos de resentimiento. En síntesis: nos falta la emuná para pensar que Hashem ciertamente cuenta con un buen motivo para que las cosas sucedan exactamente tal como suceden.  Las baldosas que elegiste para la cocina lucen “horribles”. Alguien estaba dispuesto a invertir una gran suma en tu idea y a último momento se tiró atrás. La “maravillosa” novia que habías encontrado para tu hijo de un día para el otro no quiere saber nada más de ustedes y tampoco quiere explicar por qué.

 

La soberbia nos alimenta la creencia de que nosotros tenemos “la verdad”. Antes de hablar o de actuar con soberbia tenemos la ilusión de que nuestra propia percepción  es la única forma de percibir la situación. En ese momento, nuestra atención se estrecha  y solamente vemos aquello uqe queremos ver. En ese momento, estamos renunciando a nuestro poder de ver un campo de emuná mucho más amplio de explicaciones posibles y de razones y necesidades que explican por qué las cosas no pueden ir tal como queremos.

 

No sólo que la persona soberbia está convencida de que ella es la única poseedora de la “verdad absoluta” sino que  además se piensa que es su solemne deber  demostrarles a sus contemporáneos “ignorantes” los errores de su comportamiento. Sin embargo, a un nivel más profundo, la persona soberbia en realidad tiene miedo de que si no se conduce con soberbia, hasta se puede morir…

 

 Permítanme explicarles…La soberbia le susurra a la mente de la persona así: “Tú sabes perfectamente que sin mí eres una nada. Enfréntate a la realidad: nadie puede realmente amarte de la forma que eres. Eres una persona patética y muy débil. Mejor será que yo hable por ti y entonces la gente te admirará y hasta te envidiará. Te convertiré en alguien grande e invencible. Serás superior a los demás y triunfarás por sobre todos los que tratan de tirarte abajo”.

 

Ahora miren como trabajando con emuná podemos silenciar esa voz tan molesta:

 

Escuchemos otra vez más esa voz arrogante sólo que esta vez  centrándonos en el concepto de emuná. Escuchemos la voz a un quinto de su velocidad original…

 

Cuando uno tiene la cabeza en un marco de emuná, la persona oye exactamente el contenido de la voz pero Dios cambia el significado de la voz en forma muy drástica.

 

Por ejemplo, cuando la voz dice: “sin mí, eres una nada”, la persona sonríe con sentimientos de positividad y optimismo. La emuná le dice que si no tiene nada más que ver con su ego soberbio, entonces ciertamente le va a ir muy bien. Su emuná le dice que si se hace a sí mismo una “nada” frente a esa voz demoníaca, entonces “él pasará a formar parte de ese “Algo” que es el Propio Dios (y qué mejor que eso??)

 

En hebreo, la lengua sagrada, la palabra “yo” y la palabra “nada” tienen exactamente las mismas letras, solo que ordenadas de otra manera. La principal diferencia es que en la palabra “yo”, aní, (en nuestro casi, el ego arrogante), la letra iud (que representa a Dios) está al final del mundo o fuera de él. Pero en la palabra que significa “ain”, la letra de Dios (la iud) aparece en medio de la palabra. En otras palabras, cuando nos transformamos en una “nada” al ego arrogante que nos separa de Dios, entonces Dios vuelve a ocupar un puesto central en nuestras vidas.

 

El antídoto a la soberbia es la emuná. Cuando vivimos en un estado de emuná, siempre sentimos que Dios está en el centro. Sentimos Su mano que nos guía a pensar, sentir, actuar y hablar de la manera adecuada. Ya no tenemos más los “dolores de cabeza” psicológicos del pasado y podemos avanzar confiados y felices a un futuro brillante.

 

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario