Sálvame!

Hace poco, un hombre joven se ahogó en el mar. Alguien me preguntó cómo era posible que ese joven pudiera hacer algo tan irresponsable

4 Tiempo de lectura

Rabino Shalom Arush

Posteado en 04.04.21

Había una vez dos personas que sufrían exactamente de la misma enfermedad y con el mismo nivel de gravedad. Las dos oraron pero una se recuperó y la otra murió. Por qué? Dos personas fueron acusadas y fueron llevadas a juicio por haber cometido crímenes de la misma gravedad que incurren en una pena similar. Ambas oraron pero una fue llevada a la horca mientras que la otra fue liberada. Por qué? Qué diferencia hay entre una y la otra?

 

Rebe Meir Baal Hanes responde a las preguntas antedichas, que son las mismas que se plantea la Guemará en el Tratado Rosh Hashaná. Él dice así: “Uno oró una plegaria entera y el otro, no”. Durante semanas Le pedí a Hashem que me iluminara y me mostrara el significado oculto de lo que constituye una “plegaria entera”. Finalmente, Hashem me bendijo con la luz del entendimiento y esto es lo que quiero compartir con ustedes.

 

Hace poco, un hombre joven proveniente de una muy buena familia se ahogó en el mar. Mi conductor me preguntó cómo era posible que ese joven pudiera hacer algo tan irresponsable como entrar al Mediterráneo sin saber nadar. Le respondí que no es que el joven fuera irresponsable, sino que se trataba de un decreto Divino. Bastó con que se metiera solamente hasta la rodilla en el agua y una fuerte corriente submarina lo arrastrara adentro. La pregunta es por qué se ahogó?

 

En forma increíblemente similar, en la historia que menciona la Guemará, otro joven –esta vez un excelente nadador– fue a nadar a la playa en el mismo lugar en el que se había ahogado el primer joven. Él también, estando parado en una parte de la playa en el que el agua le llegaba a la cintura, fue arrastrado al medio del mar por una corriente submarina muy fuerte que tenía la fuerza del tren que va de Tel Aviv a Haifa. Pero a pesar de toda su experiencia como nadador, no podía hacer nada. Toda su vida le pasó como una película ante sus ojos. Se puso a gritarle a Hashem como loco con el poco aire que tenía al sacar la cabeza a flote y Le imploró: “¡Hashem, tienes que salvarme!!!”. Cabeza bajo el agua. Otra vez. ¡Hashem, no me puedo morir! Mi mujer, mis hijos pequeños, ¿quién se encargará de ellos?”. Otra vez la cabeza bajo el agua. “¡¡Hashem, Tú no me puedes dejar morirrrrr!!! ¡¡Hashemmmmmmmmmmmm!!!! Tú eres mi Padre– Sálvame!!!!!!”. En ese momento, vino una ola en la dirección contraria y lo sacó de la corriente que lo había arrastrado y lo llevó de vuelta toda esa distancia rumbo a la orilla, casi un kilómetro de distancia.

 

Este segundo joven no se salvó porque supiera nadar sino porque Le gritó a Hashem con todas sus fuerzas, porque sabía que su vida dependía de esos pocos instantes de plegaria. Y lo que es más, él tenía la total convicción de que Hashem lo iba a salvar. Esa es la luz con la que Hashem me iluminó el corazón. “Una plegaria completa” es aquella plegaria que consta de dos elementos claves: primero, es una plegaria que surge de las paredes internas del corazón, es un grito de vida o muerte; segundo; es una plegaria llena de emuná. El segundo joven sabía que Hashem no sólo que lo iba a salvar sino que quería salvarlo.

 

Así es como debemos orar.

 

La gente me pregunta: “Rabino, la Guemará dice que uno debe pedir un regalo a Hashem, no exigirle nada. Usted mismo escribió esto en varios de sus libros. Y ahora nos dice algo diferente?”.

 

La respuesta es NO. En lo que se refiere a las necesidades materiales, no debemos exigirle nada a Hashem sino que debemos pedir un regalo gratuito sabiendo que Hashem no nos debe nada. Pero en lo que se refiere a las necesidades espirituales, de las cuales depende nuestra vida misma, entonces debemos exclamar a toda voz: “¡Hashem, sálvame!”.

 

Cuando Rabí Najman visitó la ciudad de Tiberíades en la Tierra de Israel, se desató una terrible plaga. El gobernador de Tiberíades cerró la ciudad sin dejar entrar ni salir a nadie, pero Rabí Najman tenía que salir, así que empezó a treparse a la alta muralla esperando encontrar una forma de escaparse. Una vez que llegó a la parte superior de la muralla, empezó a caminar, pero de repente se resbaló. Entonces se asió de una piedra protuberante y se quedó colgado de ella, pendiendo entre el cielo y la tierra. En ese instante Rabí Najman exclamó: “Hashem, ¡¡sálvame!!” Y Hashem lo salvó, en forma instantánea e inexplicable.

 

Rabí Natan dijo que Rabí Najman solía contar esta historia a menudo. Y decía: “Así es como debemos orar, como si nuestra vida misma dependiera de ello!”.

 

Rabí Najman alcanzó el exaltado nivel espiritual que alcanzó en virtud de sus plegarias, porque todos los días Le gritaba a Hashem: “¡Hashem, estar lejos de Ti es la muerte! ¡Debes acercarme más a Ti!”. Rabí Najman sabía que debía realizar algún progreso espiritual todos los días, porque si no lo hacía, eso equivalía a una muerte espiritual.

 

Nosotros también debemos ser conscientes de que la falta de santidad personal es prácticamente una muerte, porque mata el sustento del hombre, su paz matrimonial, su conexión con Hashem y su amor a la Torá y las mitzvot. Es por eso que nosotros también debemos clamar con toda nuestra fuerza a Hashem, con la total convicción de que Él nos salvará. Pero también debemos ser realistas. Antes de gritar, tenemos que conseguir nuestro “certificado de voluntad” – orando 30 minutos por día por aquello que tanto anhelamos, y cuidando los ojos (o sea, no mirar donde no debemos).

 

Mucho éxito a todos!

 

Escribe tu opinión!

1. Flor Soriano

2/06/2019

Salvame

Muchas veces paso por mi mente no querer vivir, encontrar sus enseñanzas ha sido de gran bendición han aumentado mi emuna y saber que Hashem me ama me han devuelto la alegría que ya no tenía, gracias Rabino Arush y Rabino Yonatan k Hashem los bendiga

2. Flor Soriano

2/06/2019

Muchas veces paso por mi mente no querer vivir, encontrar sus enseñanzas ha sido de gran bendición han aumentado mi emuna y saber que Hashem me ama me han devuelto la alegría que ya no tenía, gracias Rabino Arush y Rabino Yonatan k Hashem los bendiga

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario