Tzedaká – El Arte de Dar

Es muy buena idea separar el dinero de la Tzedaká apenas uno recibe el salario. Hay quienes incluso depositan su dinero de Tzedaká en una cuenta bancaria por separado…

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Grupo Breslev Israel

Posteado en 05.04.21

Es muy buena idea separar el dinero de la Tzedaká apenas uno recibe el salario. Hay quienes incluso depositan su dinero de Tzedaká en una cuenta bancaria por separado…

La Tzedaká (caridad) – El arte de dar

Nuestros Sabios enseñan: Si ves que tu sustento es muy limitado – ¡da tzedaká! Y mucho más si cuentas con un sustento suficiente. Es como dos ovejas, una esquilada y la otra sin esquilar, que quieren cruzar el río: la esquilada no tiene problemas para cruzarlo, pero la otra se ahoga cuando se le llena la lana de agua (tratado Guitín 7a).

El poder de la Tzedaká está analizado a fondo en las fuentes judías. En los libros de Rabi Najman de Breslev y su gran discípulo Rabi Natan se abundan las enseñanzas en torno al valor de este gran Precepto.

Rabi Najman de Breslev enseña: “Todos los comienzos son difíciles… Así como la mujer que está dando a luz debe sufrir los dolores de parto antes de traer su hijo al mundo, del mismo modo para todo lo que deseamos lograr -dar a luz y crear- primero debemos sufrir los “dolores de parto”. La parte más difícil es hacer la apertura, el comienzo. La Tzedaká es llamada “apertura”. Es la primera apertura, la que ensancha todas las grietas y abre todas las otras puertas; la que crea oportunidades (Likutey Moharán II 4:2).

No es fácil empezar a dar Tzedaká. Y en especial si por naturaleza somos tacaños o si en nuestra personalidad tenemos vetas de crueldad.

El verdadero trabajo consiste en quebrar nuestra inherente crueldad, convirtiéndola en compasión. Esto se expresa a través de “Y les ordené a los cuervos que lo sustentaran”. Si bien por naturaleza el cuervo es cruel, se transformó en compasión a fin de sustentar al profeta Eliahu. Del mismo modo, todo el que da Tzedaká a causa de su generosidad innata, no importa la cantidad, necesita pasar por esta etapa preliminar de quebrar cualquier rastro de crueldad que puedan poseer, convirtiéndolo en compasión.

Rabi Natan escribe en Likutey Halajot que cuando vemos que otra persona se está muriendo de hambre, ciertamente se despierta nuestra compasión para ayudarla. Por supuesto que éste es un Precpto y debemos hacerlo, pero también existe un nivel mucho más alto de dar Tzedaká. Incluso aquél que por naturaleza posee un corazón generoso debe pasar por esta etapa cuando comienza a dar más allá de su tendencia compasiva. Cuando supera su tendencia innata, entendiendo dónde termina su compasión y dónde comienza la crueldad, debe convertir esta crueldad en compasión y dar Tzedaká. Si no hace eso, entonces se considera que aún no ha empezado a trabajar sobre el tema de la Tzedaká. Cada uno tiene un lugar en el que dice “hasta aquí y nada más” – este punto de “crueldad” es lo que debe esforzarse por quebrar. (Adaptado de una charla del Rabino Elazar Mordejai Kenig shlit”a).

Al forzarnos a nosotros mismos a dar Tzedaká, estamos cambiando nuestra misma esencia, lo cual nos permite acercarnos a nuestro Creador y al hacerlo estamos trayendo al mundo las bendiciones de Di-s.

Es importante que recordemos que además de ser escrupulosamente honestos en nuestros negocios, también se nos exige que compartamos nuestras bendiciones con aquéllos que tienen menos que nosotros. Esto se logra dando Tzedaká.

¿Cuánta Tzedaká tenemos que dar?

Una vez un jasid muy rico fue a ver al Maguid de Mezritch, anunciando que en su gran deseo de acercarse a Di-s, había hecho un voto de ayunar y mortificar su cuerpo.

Entonces el Maguid lo tomó de la solapa y le ordenó: “Debes comer pescado y carne todos los días”.

Una vez que el rico se fue, los discípulos del Maguid le preguntaron: “¿Qué tiene de malo que este millonario sufra un poco?”.

El Maguid respondió: “Si él come pescado y carne, entonces va a entender que los pobres tienen que comer por lo menos pan. Pero si él come solamente pan, entonces ¿qué va a suceder con los pobres?”.

Las leyes de Tzedaká están enumeradas en Yoré Deá 247-259 y comprenden cuánto hay que dar, a quién hay que dar, etc. Nuestros deberes de caridad están determinados por nuestros ingresos, teniendo en cuenta muchas de las consideraciones que tendría en cuenta nuestro contador. Sin embargo, en términos generales, debemos dar para Tzedaká el diez por ciento (Maasér) de nuestros ingresos.

Esto puede parecer difícil -porque después de todo, podríamos pensar “Uf… con todo lo que trabajé para conseguir ese dinero, ¿por qué no lo voy a disfrutar?”… Pero cuando se lo damos a los demás, recibimos mucho más de lo que damos. ¡En realidad, dar es recibir!

Al dar Maasér (el Diezmo), te salvarás de tus enemigos (Likutey Moharán I, 221).

Rabi Najman de Breslev le dijo a Reb Dov de Tcherin, que era un acaudalado hombre de negocios, que diera un veinte por ciento de sus ingresos a los pobres. Rabi Dov de Tcherin cumplió con este Precepto toda su vida. Antes de fallecer, se le oyó decir: “Con mi veinte por ciento no tengo miedo del Tribunal Celestial, porque voy a salir meritorio” (Kojvey Or pág. 24, #19).

Las siguientes citas fueron tomadas de El Libro de los Atributos:

La Tzedaká es tan grande que acelera la Redención Final, salva de la muerte a la persona que la da y le permite recibir el Rostro Divino.

El acto de dar Tzedaká le permite a la persona mejorar su mal comportamiento.

Sé generoso y podrás ascender en el mundo.

La Tzedaká que se les da a los pobres de la Tierra Santa trae prosperidad a quien la da.

Da Tzedaká y serás bendecido con hijos.

La Tzedaká trae paz.

Jerusalem será redimida a través de la Tzedaká.

Cuando las personas no son caritativas, inevitablemente el gobierno emite malos decretos y las despojan de todo su dinero.

Da Tzedaká con las dos manos y tus plegarias serán respondidas.

Al dar Tzedaká, la persona se salva de la injusticia, la opresión y la desgracia.

¿Cuándo hay que dar Tzedaká?

Es muy buena idea separar el dinero de la Tzedaká apenas uno recibe el salario. Hay quienes incluso depositan su dinero de Tzedaká en una cuenta bancaria por separado, y mantienen esa cuenta en forma específica para las organizaciones de beneficencia que desean apoyar.

La Torá afirma: “Dar, le darás [al pobre]. Y no te sientas mal por dar” (Deuteronomio 15:10). Rabí Eliahu Jaim solía parafrasear el versículo: “Da lo que ya (separaste) y entonces no te sentirás mal por darlo”.

Uno debería dar caridad a diario, antes de orar (Oraj Jaim 92:10, Likutey Moharán I 2:4).

Al iniciar cualquier emprendimiento, da caridad. Todo aquello que deseas alcanzar, tanto si es el estudio de la Torá como la plegaria y los demás Preceptos, incluso viajes, negocios o lo que sea, antecede ese acto con Tzedaká (Likutey Moharán II, 4:2).

Que el Creador nos ayude a ser siempre de los que dan y no de los que necesitan recibir. ¡Amén!

Si deseas usar tu Tzedaká para apoyar la difusión de la Emuná, la pura y auténtica fe en el Creador del Universo, alrededor del mundo, tienes varias posibilidades de hacerlo. Teclea aquí para más información.
 

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2. María Monica

5/23/2023

Rab, como me libro de unos malos vecinos?

3. Anónimo

2/18/2023

Debemos dar de corazón aunque nuestro padre celestial no pida nada, mira el corazón , ya que de lo que Dios nos da es que damos , Dios mira nuestros corazones,

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