Un Anticipo del Mashíaj

Esta semana es Acción de Gracias en los EEUU; pero en el judaísmo, si bien no comemos pavo todos los días, cada día es un Día de Acción de Gracias...

5 Tiempo de lectura

Rajeli Reckles

Posteado en 17.03.21

Este Shabat que pasó tuve la oportunidad de leer el Perek Shirá (Canto del Universo). Decir que el Perek Shirá es hermoso y que constituye una obra de arte espiritual es quedarse corto. Todo el que lea esta obra con un corazón receptivo sentirá de pronto un enorme amor a Dios y una tremenda reverencia por Sus milagrosas creaciones y maravillas. Se recomienda leer el Perek Shirá a diario y hay muchos grandes líderes espirituales que prometen que la persona que lo lea merecerán muchas grandes bendiciones en el Mundo Venidero. Yo todavía estoy tratando de mejorar el “una vez por mes”. Si Dios quiere, algún día voy a llegar.

Ahora bien: en la introducción, se nos enseña una gran lección espiritual. El Rabino Shalom Arush y el Rabino Lazer Brody han mencionado en más de una ocasión esta misma lección y hay que saber que este concepto constituye uno de los cimientos espirituales que existirán cuando llegue el Mashíaj. La enseñanza es la siguiente: durante la Era Mesiánica, seguirán ocurriendo toda clase de tragedias. Pero la diferencia entre ahora y ese momento es la forma en la que percibimos esas tragedias.

En la actualidad, cuando sucede algo que nos parece que va en contra de aquello que consideramos “bueno”, decimos “Baruj Daián HaEmet”, Bendito es el Juez Verdadero. Esto se debe a que con nuestra visión espiritual tan pero tan limitada, de ninguna manera podemos percibir toda la escena del plan de Hashem. No logramos comprender con nuestros cinco sentidos de qué manera esas experiencias tan dolorosas pueden ser para nuestro propio beneficio.

En el futuro, veremos en forma clara e inmediata que el sufrimiento de la persona es para su propio beneficio y es por eso que en ese entonces pronunciaremos la bendición “Baruj HaTov ve HaMetiv” Bendito es Aquel que es Bueno y hace el Bien”.

Precisamente este punto es el que hace que las enseñanzas del Rabino Arush literalmente salven vidas. Él adoptó la increíble sabiduría espiritual de Rabi Najman de Breslev a la vida diaria, transformándola en consejos prácticos y aplicables a la vida de cada persona, no importa en qué nivel espiritual se encuentre. Rabi Najman fue el primer campeón de la plegaria personal, y él explicó que eso es lo que solidifica nuestra conexión con Hashem.

El Rabino Arush incluyó en esta receta para el éxito el principal ingrediente, que es la gratitud. La gratitud es la clave para la felicidad en la vida. Si la persona se esfuerza en ser grata por cada cosa que tiene en la vida, entonces se produce un poderosísimo efecto dominó. Cuanto más da las gracias, más razones tiene para dar las gracias! Y el ciclo es interminable.

¿Y por qué es tan importante dar las gracias por todo? Además del motivo obvio, que es que si uno es un ingrato, se vuelve un arrogante y siente que se lo merece todo, hay otra razón más: La gratitud es un anticipo del Mashíaj!

El Rabino Arush nos está diciendo que no hace falta que esperemos a que llegue el Mashíaj para decir que Hashem es bueno y hace el bien. Uno puede tener un anticipo del Mundo Venidero ahora mismo! Con emuná, la fe de que todo proviene de Hashem y que todo es para su propio bien, uno puede enfrentar todos los desafíos y seguir teniendo esa sonrisa en el rostro!

Es muy fácil ponerse triste o enojarse cuando las cosas no van como querríamos. Pero qué pasaría si realmente comprendiéramos que la forma en que nosotros queremos que vayan no siempre es la mejor para nosotros? ¿Acaso no seríamos mucho más felices sabiendo que todos los desafíos que tenemos que enfrentar son precisamente lo que necesitamos?

Una de las historias de Rabi Najman ilustra maravillosamente este mismo concepto. Un día, Rabi Najman decidió dirigirse a una cierta ciudad. Reb Jaikel, su gabai, fue con él. En el viaje, Rabi Najman pareció quedarse dormido y entonces Reb Jaikel decidió pedirle al cochero que tomara otra ruta distinta. Rabi Najman vio lo que Jaikel estaba haciendo pero no le hizo saber que en realidad estaba despierto. Finalmente, llegaron a la casa del primo de Jaikel, que parecía el paradigma de la pobreza. Cuando entraron a la casucha, era obvio que no había nada de comida ni debebida para servirles a los santos huéspedes. Reb Jaikel tenía la esperanza de que Rabi Najman viera la situación y le diera al pobre hombre su bendición para que tuviera buen sustento.

Después de mucho insistir, Reb Jaikel vio que Rabi Najman no quiso dar su bendición, aludiendo que él no tenía sustneto para darle al primo. En cambio, Rabi Najman le dijo a Reb Jaikel que él bendijera a su primo, si eso era lo que deseaba. Él hizo precisamente eso y ya a los pocos minutos, la bendición empezó a manifestarse. Dos burdos cosacos entraron a la casucha exigiendo una botella de licor .Al ver que los dueños de casa no tenían nada que ofrecerles, le dieron al primo de Jaikel una bendición para que tuviera buen sustento.

Al poco tiempo, se dio vuelta la rueda de la fortuna de Jaikel y se transformó en una persona muy rica. Pero no solamente “rica” sino tremendamente ocupada, que trataba de mantener el equilibrio en medio de todos sus negocios. El hombre constantemente iba de un negocio a otro. Rabi Najman solía verlo corriendo de un lado para el otro desde su sala de estudios. Al principio, el primo se detenía en la ventana a saludar a Rabi Najman pero con el tiempo dejó de hacerlo.

Un día, Rabi Najman llamó al primo y le preguntó: “¿Hoy rezaste? ¿te pusiste tefilín?”. Él ya sabía las respuestas, pero quería que Jaikel y su primo se dieran cuenta de algo. “Antes, él era un judío temeroso de Dios” le dijo a Reb Jaikel. Entonces Rabi Najman se dirigió al primo y le preguntó: “¿Acaso hoy levantaste la mirada y miraste el Cielo?”. El primo bajó la mirada, avergonzado.

Sí, el primo sufría a causa de la pobreza. Nadie dijo que las correcciones del alma iban a ser fáciles. Pero su sufrimiento era lo que le estaba posibilitando ganarse la felicidad eterna. Hashem sabía que la única forma de que pudiera seguir siendo un buen judío era poniéndolo en tales circunstancias. Hashem sabía que si le daba riquezas, la tentación lo iba a dominar por completo y no iba a poder vivir una vida de piedad. Dejaría de observar los preceptos y se dedicaría de lleno a los negocios…

Es verdad que este nivel tan alto de conciencia espiritual no es fácil de alcanzar. Pero no es algo imposible! De hecho, es mucho más fácil. Solamente hace falta una palabra: Gracias. Gracias, Dios mío, por todo!”. Empiecen por las cosas fáciles y después sigan con las más difíciles.

Si todavía no leyeron Las Puertas de la Gratitud, entonces no esperen más! Cuando leí este libro, me dije a mí mismo: “Si este libro no trae el Mashíaj, ¡no sé qué lo va a traer!”. Y cuando no puedan leer, escuchen los CDs Deja de Lloriquear y demás CDs de emuná. Les prometo que si aplican este principio simple pero poderoso a sus vidas, van a ver un sinfín de bendiciones!

Y que todos tengamos el mérito de ver lo bueno en cada cosa, y no tengamos que esperar a que llegue el Mashíaj. Amén!

Pueden enviar sus preguntas, y en especial sobre temas como el matrimonio, la educación de los hijos, el noviazgo y el rol de la mujer. Escriban a racheli@breslev.co.il

 

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario