Quien Roba, Se Roba a Sí Mismo

Josecito llegó a la entrada de la propiedad, y he aquí, el portal estaba abierto, el guardián estaba durmiendo un sueño profundo, y los mastines movían alegremente sus colas...

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 06.04.21

Josecito llegó a la entrada de la propiedad, y he aquí, el portal estaba abierto, el guardián estaba durmiendo un sueño profundo, y los mastines movían alegremente sus colas…

Les presentamos a continuación una historia sorprendente y maravillosa sobre el tema "Quien roba, se roba a sí mismo":
 
El gran Justo, el Baal Shem Tov, tenía un discípulo llamado Josecito y al que su Mala Inclinación le indujo a robar. Josecito no pudo sobreponerse a la atracción de robar, y por la noche, cuando toda la ciudad dormía, salió de su casa dirigiéndose a la lujosa mansión de la rica dama Sara, que estaba ubicada en el extremo de la ciudad.
 
Sara, la dama, era la hija única de un hombre muy rico, que no hacía mucho tiempo había falleció, y debido a que no tuvo más hijos, dejó todos sus bienes a Sara.
 
Josecito llegó a la entrada de la propiedad, y he aquí, el portal estaba abierto, el guardián estaba durmiendo un sueño profundo, y los mastines movían alegremente sus colas… Josecito siguió su camino sin interrupciones a través del lujoso jardín, y llegó a la mansión, y también acá estaba todo listo y dispuesto para él – la puerta no estaba cerrada, y parecía que la tierra se hubiera tragado a los sirvientes…
 
Josecito entró silenciosamente en la casa, se detuvo un momento para observar toda la abundancia y la riqueza, las alfombras valiosas, las pinturas singulares, los cubiertos de oro y los lujosos candelabros. Después siguió su camino, pasó el lujoso salón dirigiéndose al escritorio, ahí – sabía de sus pasadas visitas al padre de la señora Sara -estaba la caja de caudales. Para su gran alegría, encontró la caja abierta completamente, y adentro ordenados y acomodados unos al lado del otros, paquetes de dinero, lingotes de oro, joyas caras y piedras preciosas.
 
Josecito no pudo dejar de impresionarse de que las cosas le fueran tan fácilmente – el guardián durmiendo, los mastines no ladran, la mansión abierta, todos los sirvientes desaparecidos, la caja de caudales abierta – Josecito comenzó a sentir que tenía – si se puede decir – ayuda del Cielo.
 
Josecito comenzó a pensar: "¿Qué es esto que me hace el Creador? ¿Por qué todo me va tan fácilmente? Parece como si todas estas riquezas fueran mías, y todo lo que tengo que hacer es tomarlas sin ningún obstáculo; que extraño".
 
Se detuvo y miró toda la abundancia que tenía frente a sus ojos, y poco a poco empezó su corazón a palpitar con fuerza por la transgresión que estaba por cometer. Empezó a pensar "En verdad, toda la manutención del hombre le está determinada en el comienzo del año hebreo, ¿Por qué tengo que tocar los bienes de otros?"
 
 Pero le parecía como si los gruesos fajos de dinero y los brillantes lingotes de oro lo estaban llamando: ¡Josecito! Somos tuyos, llévanos…
 
Y así permaneció Josecito parado y vacilando, y poco a poco la fe comenzó a iluminar su corazón.
 
"Ciertamente si toda esta abundancia es verdaderamente mía, llegará a mis manos en forma completamente permitida", pensó, "Entonces, ¿Por qué tomarla en forma prohibida y transgrediendo la voluntad del Creador?"
 
De pronto el corazón de Josecito se animó y se lleno con un gran temor a Di-s. El percibió el gran peligro en que se encontraba, y enseguida gritó desde dentro de su corazón: "¡Amo del universo, sálvame!" Entonces giró sobre sus talones y escapó de la mansión sin llevarse nada.
 
Al día siguiente, al anochecer, después de haber pasado un largo día de arrepentimiento, vergüenzay llanto frente al Creador para que le perdone su voluntad de robar, le llegó un emisario con un mensaje de su maestro, el Ba'al Shem Tov, que lo llamaba inmediatamente.
 
Con pies temblorosos fue Josecito y entró en el cuarto del Ba'al Shem Tov lleno de miedo y vergüenza. Estaba completamente seguro, que el Justo Ba'al Shem Tov vio, con su Inspiración Divina, todas sus acciones.
 
"Josecito", se dirigió a él el Ba'al Shem Tov, "Siéntate por favor, ¿Como estás?"
 
"Gracias a Di-s", contestó Josecito, esperando con temor la continuación de sus palabras.
 
"Josecito", Dijo el Ba'al Shem Tov, "Se dirigió a mi la dama Sara, ¿Sabes quién es ella?"
 
"S…si, p…p..por supuesto, su señoría", tartamudeó Josecito. ¡Ya está! Ahora estaba seguro que la dama Sara lo vio en medio de la noche en su casa y se lo contó a su maestro. ¿Donde se podría esconder? ¿Y como mirar a su maestro a los ojos? Ay que vergüenza, ay que bochorno…
 
Continuó el Justo, "Como sabes, Sara es única hija, y antes de fallecer, su padre me pidió supervisar todos sus asuntos, que me preocupara por ella y la cuidase…", acá hizo el Ba'al Shem Tov una pausa, y clavó una mirada penetrante en Josecito que empezó a temblar.
 
Después continuó el Ba'al Shem Tov y dijo: "Sara se dirigió a mí esta mañana, y me pidió que le encuentre un novio. Su voluntad es que el novio sea un erudito de la Torá, que se ocupe del estudio y del servicio a Di-s. Ella no quiere que dirija sus negocios y propiedades, sino que estudié sin ninguna interrupción, y que no tenga nada que ver con las cosas materiales de este mundo… Ella misma es suficientemente hábil para dirigirlo todo, es una mujer virtuosa y experimentada en los negocios de su padre.
 
El Ba'al Shem Tov sonrió a Josecito y continuó: "Y he aquí que al comienzo no pude pensar en ningún candidato. Pero después el Creador me sugirió que a llegado el momento que te cases, y enseguida Él me iluminó con la certeza que ustedes son la pareja perfecta. Si aceptas, ve inmediatamente a prepararte para la boda. Mi voluntad es realizarla sin mucha demora, antes de las próximas fiestas ".
 
Josecito salió completamente asombrado del cuarto de su maestro a la calle llena de sol, sintiendo su cabeza agitada. Se sentó sobre una banco lateral, y los últimos acontecimientos pasaron frente sus ojos; su corazón se expandió y se impresionó por la maravillosa Supervisión Divina y la misericordia del Creador. Casi se desmayó pensando lo que hubiera pasado si no triunfaba en la prueba… si realizaba el robo, de hecho hubiera robado su propio dinero, ¡Y con esto perdía todo un buen futuro! En vez de vivir bien y ocuparse en el estudio de la Torá y la plegaria, el tendría ahora que esconder su fortuna y escaparse al extranjero, y ciertamente que hubiera también abandonado el camino de la fe y de la Torá…
 
Josecito agradeció con lágrimas al Creador por Su misericordia y Su ayuda para hacerlo triunfar en la prueba. Él también le hizo ver con sus propios ojos como la abundancia está preparada, y toda la prueba consiste en armarse de paciencia y entonces se la recibirá en su momento y en su tiempo, en forma permitida y verdaderamente podrá ser gozada. O, si el hombre tratara de precipitarse a los acontecimientos y la tomara en forma prohibida – entonces seguro que no la gozaría. Una mejor lección de fe y de Supervisión Divina no podría recibir en ningún lado…
 
Ciertamente, que no cada uno tiene el mérito de ver en forma tan clara como su dinero le está dispuesto, y como todo su libre albedrío es sólo como lo recibirá. Pero en verdad, así es en todas las pruebas de sustento que tiene el hombre – su dinero le está dispuesto previamente, y desde el Cielo está puesto a prueba, si tratara de precipitarse a los acontecimientos, como tomar prestado dinero, entonces se tensaría, se pelearía con la gente y incluso engañaría, robaría, hurtaría y explotaría a los demás. O por el contrario esperaría con paciencia, y lo recibiría por el buen camino.
 
Debemos saber, que incluso si Josecito no se hubiera casado con Sara, dado que ese dinero le fue dispuesto -lo hubiera recibido de cualquier otra manera, por ejemplo la dama hubiera decidido dar su dinero para mantener un estudiante de la Torá, o hubiera realizado un negocio con ella, etc. Porque el Creador tiene muchos caminos para sustentar sus criaturas.
 
 
Continuará…
 
 
(Extraído del libro "En el Jardín de la Fe" por Rabi Shalom Arush)

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