Vencer la Tristeza

Un hombre triste se parece al que está enfadado, enojado y se queja al Creador porque no cumple su voluntad...

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 06.04.21

La Fe y los Rasgos del Carácter #5:

 
Un hombre triste se parece al que está enfadado, enojado y se queja al Creador porque no cumple su voluntad…
 
 
Vencer la tristeza
 
Un hombre triste se parece al que está enfadado, enojado y se queja al Creador porque no cumple su voluntad…
 
Para vencer la tristeza, debemos cuidarnos de no enfadarnos y quejarnos por qué las cosas no van según nuestros deseos; debemos aceptar todo lo que nos llega con fe, que significa creer que todo está bajo la Divina Supervisión para bien. Quien posee la fe, nunca se queja de nada y nunca se entristece, pues sabe que todo es para su bien eterno.
 
La “Fuerza de Crecimiento”
 
En esencia, la fe es la fuerza de desarrollarse y de crecer; es el espíritu de la vida, ella es la que da al hombre las ganas de vivir, de superar todas las dificultades y las pruebas con una sonrisa y con toda seguridad. Cuando el hombre sufre de falta de fe, le falta la “Fuerza de crecimiento”, y entonces el menor soplo de viento lo derriba, la menor confusión lo agita, y por supuesto no puede enfrentar las grandes pruebas. Es comparable a una semilla plantada en una tierra infecunda – no puede crecer y se pudre. Así mismo este hombre se “pudre” literalmente, a causa de la tristeza que le causa su falta de fe.
 
La fuerza de la fe es inmensa. Un hombre con fe no tiene miedo de nada y ninguna confusión lo puede hacer caer en la tristeza. Hasta en los tiempos más difíciles, confía que el Creador lo  protegerá y lo conducirá por el mejor camino. Cree que Él escucha sus plegarias, y por eso mismo, Le reza por cada pena o dolor que sufre.
 
Este hombre no conoce la tristeza, pues tiene esperanza; él cree en la fuerza de la plegaria. Y si llega a tener una fe perfecta, está alegre sin cesar. Entonces se parece a la semilla plantada en una tierra fértil – crece y se desarrolla en su vida y en su servicio al Creador, a pesar de toda tormenta, nieve, rayos y truenos.
 
En conclusión: la tristeza es una falta de fe. El Creador supuestamente le está diciendo al hombre:
 
“¿Tú Crees en Mí? Entonces, ¿por qué estás triste?, Yo puedo ayudarte en todas las cosas y en cada situación… entonces deja de estar triste, ¡sonríe y dirígete a Mí!”.
 
“Hijo Mío, lo esencial es que Me pidas la creencia que Mi conducta contigo es lo mejor para ti. Evidentemente tú comprendes que Yo sé mejor que tú lo que es bueno para ti. Yo no quiero que disminuyas tu oración. Al contrario, insiste, ruégame y pídeme mucho, pero ante todo y finalmente, acepta con amor y fe que lo que hago contigo es lo mejor posible, aun si no recibes lo que pediste”.
 
El fortalecimiento del espíritu
 
Una de las cualidades espirituales más necesarias para la vida, es el fortalecimiento del espíritu. El hombre debe interpretar todo lo que le pasa de una manera positiva, y encontrar en cada cosa algo con lo cual podrá fortalecerse y perfeccionarse.
 
Innumerables son los ejemplos de los Sabios y de los Justos de todas las generaciones, que conocieron revoluciones, crisis y transformaciones radicales en sus vidas, y con todo lograron grandes salvaciones y elevaciones, solamente por la fuerza de la creencia que “Todo es para bien”. Es evidente que si no hubiesen trabajado sobre el fortalecimiento de su espíritu, habrían sido incapaces de superar sus pruebas y habrían caído muy bajo.
 
Tomemos por ejemplo el caso de José el Justo. Hasta la edad de diecisiete años, era el niño mimado de su padre, amado y cuidado. Súbitamente todo cambió para él y se encontró con sufrimientos incomparables. Estos llegaron sin  preaviso y preparación, y ciertamente no formaban parte de su plan de vida. José no planeó ser vendido como un esclavo; sufrir pruebas tan duras con la esposa de su amo Potifar, el oficial del Faraón, y ser arrojado en prisión durante muchos años, sin saber si saldría alguna vez. Seguramente que habríapreferido, como toda persona, que la vida siguiera según su plan, es decir quedarse en la casa de su padre, servir al Creador y elevarse espiritualmente, casarse en pureza y santidad, y engendrar hijos que crecieran sobre las rodillas de su padre, Jacob, el gran Justo. Sin embargo, el Creador lo decidió de otro modo y José lo aceptó con amor y fe, con la convicción que “Todo es para bien”.
 
 
Continuará…
 
 
(Extraído del libro "En el Jardín de la Fe" por Rabi Shalom Arush, Director de las Instituciones "Jut Shel Jésed" – "Hilo de Bondad")

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1. Angelo cisneros

4/28/2022

Buena instrucción nesesaria para el que desea caminar por un sendero mejor

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