Jacobo

El padre de Jacobo tenía en su posesión un arma que tenía guardada en el armario de su dormitorio. Los niños sabían del arma y más de una vez habían jugado con ella…

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Dr. Zev Ballen

Posteado en 17.03.21

Jacobo era un niño muy triste que constantemente se comparaba con los demás niños y se consideraba inepto de una u otra forma. En su propia mente, Jacobo no era lo suficientemente inteligente ni aceptado, ni valioso, ni feliz para merecer el aprecio de los demás. Todas sus pertenencias- todo lo que le perteneciera- le parecían defectuosas y sin valor. En su opinión, todo aquello con lo que Jacobo entraba en contacto de alguna forma quedaba invalidado.

El padre de Jacobo tenía en su posesión un arma que tenía guardada en el armario de su dormitorio. Los niños sabían del arma y más de una vez habían jugado con ella. Una vez, cuando Jacobo estaba en 4º grado, su hermana, Felicidad, disparó el arma, matando a su amiguita que había ido a visitarla. Jacobo no podía ocultar la vergüenza. Simplemente se quería morir, pero todavía no lo sabía en forma consciente.

Un día, cuando no había nadie en casa, Jacobo “jugó” a colgarse de la ventana de su departamento, situado en el tercer piso. De repente, Jacobo oyó una voz llamándolo desde la calle: “¡Jacobo Friedman! ¿Qué demonios estás haciendo? ¡Entra a la casa en este mismo momento!”. Jacobo sintió miedo y vergüenza pero también se sintió amado. Y le hizo caso a la Sra. Leonel, la vecina tan simpática de al lado.
La maestra de 4º grado de Jacobo, la Señorita Merner, odiaba a los niños. Una vez afirmó que Jacobo había escrito algo feo respecto a ella en la pared del aula. Jacobo no lo había hecho y le dijo a su maestra que era inocente, pero de todas maneras ella lo acusó y lo abochornó delante de todos sus compañeros.

Esa noche, solo en su habitación, Jacobo garabateó unas palabras en el margen de su cuaderno de deberes y se “olvidó” de borrarlo. Al día siguiente le entregó el cuaderno con los deberes a la maestra.

Antes de devolverle el cuaderno, la Srta. Merner leyó en voz alta los comentarios de Jacobo para que toda la clase escuchara: “Odio a la Srta. Merner y odio toda mi vida. No tengo nada por lo que vivir. Ojalá me muriera”.

Jacobo oyó en silencio, pasmado, mientras la maestra anunciaba a todas voces sus más recónditos y dolorosos pensamientos, como si estuviera anunciando que la semana que viene va a haber un examen. Él apenas recordaba haber escrito esas palabras. Enseguida Jacobo sintió los ojos de todos sus compañeros encima de él. Todos prorrumpieron en estruendosas carcajadas. Jacobo quería morirse.

Los padres de Jacobo eran personas huecas, sin contenido. Su padre era una persona muy violenta. Su madre tenía tendencias suicidas. Cuando la directora del colegio les dijo a los padres de Jacobo que él necesitaba ir al psicoterapeuta, lo único que hicieron ellos fue gritarle y echarle la culpa de los problemas que tenía.

Dr. Oliver, el psiquiatra infantil, parecía ser una persona muy simpática. Dejó que Jacobo lo atara con una soga y fingió no poder escapar. Además tenía un montón de juguetes y le dejaba a Jacobo jugar con lo que tuviera ganas. A Jacobo le gustaba mucho ir a lo del psiquiatra, que fumaba un gran cigarro, y además tenía el alivio de salir de la clase de la Srta Merner una hora a la semana. Finalmente la Srta Merner la echaron del trabajo pero no antes de que humillara a Jacobo unas cuantas veces más: “¿Por qué tienes todos estos privilegios especiales? ¿A dónde vas todas las semanas en horas escolares? ¿Por qué no nos quieres contar, eh?”. Una vez más, todos se rieron de Jacobo.

Jacobo empezó a querer al Dr. Oliver y quería ser como él. Jacobo le dijo a su médico que su padre también fumaba cigarros. Cuando Dr. Oliver se enteró por boca de la madre de Jacobo, que eso no era cierto, pensó que sería terapéutico gritarle a Jacobo por haberle mentido. A partir de ese momento, Jacobo ya no se sintió a salvo ni siquiera con Dr. Oliver.

Jacobo sufrió de depresión durante los siguientes veinte años. Durante dicho lapso consultó a más de veinte terapeutas. Durante el segundo año de estudios, se intensificaron las tendencias suicidas de Jacobo y ya contaba con un plan viable para quitarse la vida. Jacobo fue a la enfermería de la universidad y conoció  a una consejera, la Sra Resnik, quien se dio cuenta de lo deprimido que estaba él y por eso tuvo cuidado de no formular demasiadas preguntas. En lugar de eso, la Sra Resnik le contó a Jacobo muchas historias que lo hicieron sentir orgulloso de ser judío. En poco tiempo, Jacobo sintió que tenía fuerza para empezar de nuevo. La Sra Resnik conectó a Jacobo con una familia judía que vivía cerca del campus y Jacobo empezó a pasar los Shabat con su nueva familia “adoptiva”. Por primera vez en toda su vida, Jacobo empezó a tener esperanza. Él sentía en forma intuitiva que podía confiar en esas personas y se fue modelando como el padre de la familia. Ahora tenía una razón para seguir viviendo.

Jacobo decidió culminar sus estudios doctorándose en Estudios Judaicos. Para ese entonces ya era completamente observante. Jacobo se casó con Rajel y con el tiempo fue ordenado Rabino. Hoy Jacobo y Rajel viven felices en Israel con sus siete hijos. Jacobo siente enorme gratitud por todo lo que pasó en la vida, porque así fue como llegó a ser quien es hoy.

Lo que acabó con la depresión de toda una vida fue el hecho de conectarse con personas felices y cariñosas que servían a Dios con la mayor simplicidad y verdad. Lo que elevó a Jacobo a lo que es hoy es lo que encontró en la riqueza del patrimonio judío. Hoy en día, su autoestima proviene de saber que está viviendo de la manera correcta y está cumpliendo el propósito para el que fue creado.

Años más tarde, Jacobo se enteró de que la Srta Merner, tras caer en  una depresión psicótica, se subió al techo de su edificio y se tiró abajo. Y a Dr. Oliver lo arrestaron debido a que fue acusado de abuso de niños.

Los nombres y los datos personales en esta historia fueron cambiados para proteger la identidad de las personas involucradas.
 
 

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1. luis

5/09/2015

Que historia

Definitavente esta historia me hace entender que no importa de donde venimos si no como termina nuestras vidas

2. luis

5/09/2015

Definitavente esta historia me hace entender que no importa de donde venimos si no como termina nuestras vidas

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