¡Peligro! Programas “Infantiles”

¿Por qué estamos destruyendo a nuestros hijos exponiéndolos a toda esta tontera? En vez de dejar que se sienten en el sofá como pacientes con lobotomía contaminándose la cabeza deberíamos…

Otro de los motivos principales de la epidemia de almas perdidas en esta generación es el ilimitado acceso a la TV y el Internet. El Rabino Shalom Arush compara la TV con un tacho de basura. A los padres que argumentan que en la TV hay programas educativos, el Rabino Arush les responde: “Dime algo, ¿acaso ustedes se pondrían a hurgar en la basura solamente porque quieren encontrar un pedazo de carne comestible?

Yo tomé la decisión de sacar la TV de mi casa cuando me di cuenta de que mi hijo mayor solamente se sentía contento y satisfecho si miraba otro rato más el programa de Plaza Sésamo. Después quedó expuesto a los repugnantes y soporíferos programas “infantiles” del Canal Disney y el Nickelodeon. Tal vez los títulos suenen inocentes, pero queridos padres, díganme algo: ¿ustedes alguna vez ustedes se sentaron a mirar esta porquería? ¡La abuela que tengo adentro otra vez apareció en escena, con bastón y todo, lista para enfrentarse a Bob Esponja y el Poderoso B!

¿Por qué estamos destruyendo a nuestros hijos exponiéndolos a toda esta tontera? En vez de dejar que se sienten en el sofá como pacientes con lobotomía contaminándose la cabeza con programas que, en mi opinión, pueden hacer que los chicos pierdan tantas células cerebrales como si se emborracharan o consumieran drogas, en vez de eso apaguen la televisión y sáquenlos a rastras a jugar un partido de béisbol o a dar una vuelta con la bicicleta para que disfruten del aire fresco de la tardecita. Es verdad que van a recibir muchos gritos de protesta, tal vez incluso una patada en la espinilla. Solamente dibújense una sonrisa en el rostro y mantengan controlado su temperamento, y verán que después de varios días pasando tiempo juntos, sus hijos no van a querer tanto ir corriendo a prender el televisor en el momento en que llegan a casa. Incluso aquellos de ustedes que tienen en casa un hijo adolescente van a ver que debajo de esa dura apariencia exterior que transmite una actitud de “no me importa un cuerno de todo eso”, aún sigue existiendo un niño delicado cuyo deseo y cuya necesidad más grandes son que sus padres le demuestren afecto. Lo mismo ocurre con el Internet: tenemos que tener muchíííísimo cuidado con el tema de dejar que los chicos estén conectados online. Porque eso es MUCHÍSIMO más peligroso que dejarlos mirar TV, porque todos nosotros sabemos perfectamente qué clase de sitios están demasiado disponibles para que los chicos encuentren por pura casualidad… El Rabino Arush cuenta con la solución perfecta para esta clase de problemas: “¡¡Agarren el televisor y arrójenlo por la ventana!!”. Y si realmente necesitan en casa la computadora, por favor activen el control parental para que no sus chicos no se metan en problemas.

El tercer motivo principal por el cual los niños están tan perdidos hoy en día es su falta de identidad. Por ejemplo, hace unos cuantos días me enteré de que mi bisabisabisa… abuelo, Jajam Abdala Somej, fue el Gran Rabino de Bagdad a mediados del siglo 19! Y no sólo eso, sino que él fue el principal maestro y el cuñado de Jajam Yosef Jaim, más conocido por su famoso apodo: el Ben Ish Jai! ¿Cómo es posible que yo no me haya enterado de esto antes? Lo que quiero decir es que en muchas familias conservadoras y reformistas, el aspecto del judaísmo se pierde completamente.

En todo el mundo hay judíos que hoy en día están sufriendo el holocausto de la asimilación. Lo que me parece una absoluta locura es que se trata de un holocausto voluntario en el que los padres potencialmente anulan la posibilidad de que sus hijos alguna vez establezcan una conexión con el judaísmo y con la Torá. No digo esto para que los padres se sientan mal. Yo entiendo de dónde vienen ellos. Ellos quieren lo mejor para sus hijos, pero como sus propios padres no enfatizaron en ellos su identidad judía, obviamente no tienen la fuerza para infundírselo a sus hijos. Es como un efecto dominó que tiene consecuencias de largo alcance. El Midrash llama a este problema de la asimilación “El exilio de Edom” o “El Cuarto Exilio”.

No hace mucho me vi envuelta en un acalorado debate con alguien que es judío con fuerte tendencia reformista. (No se olviden de que soy de ascendencia medio iraquí y que los debates acalorados son mi especialidad!!). Lo que yo quería explicarle a esta persona era que, una generación tras otra a lo largo de nuestra historia, nuestros ancestros fallecieron por ser quienes eran. Durante la opresión romana y la Inquisición Española, innumerables judíos murieron santificando el Nombre de HaShem debido a que se negaron terminantemente a convertirse. Ellos murieron defendiendo su identidad y su vida de Torá. En nuestra generación, los judíos por propia iniciativa están renunciando a su identidad judía en el crisol de culturas de la sociedad moderna. El problema con este tipo de muerte judía es que no se percibe en forma inmediata. No podemos ver los efectos sino hasta una o dos generaciones más tarde. Nuestros hijos crecen sin un sentido de pertenencia, sin un sentido de orgullo en la profunda sabiduría de su herencia. Crecen con el sentimiento de que les falta algo, si bien no están seguros de lo que pueda ser ni dónde pueden encontrarlo. Quieren adaptarse a los demás y por eso, con sus jeans rasgados y sus remeras con inscripciones, ocultan su Chispa Divina que está tratando de asomar. Por supuesto, la mayoría de ellos ni siquiera son conscientes de que descienden de una dinastía real. ¡Esto es una verdadera tragedia! Es como una persona que no sabe que descendió de la realeza y en vez de asumir el sitio que le corresponde en el palacio real, se pasa la vida tratando de acomodarse con la burguesía… ¡No es sorprendente que estos chicos se sientan completamente perdidos! ¡Están tratando de asimilarse con otros que no son como ellos! ¡No se dan cuenta de que son diferentes y que nunca van a poder ser como ellos!

Ahora entiendo un poco mejor por qué el mundo religioso es tan cerrado. No quieren que sus hijos sufran de este tipo de crisis de identidad! Quieren mantener a sus hijos en el sendero que HaShem les tiene reservado, el sendero de iluminar la Chispa Divina que llevan adentro a través de la Torá y los Preceptos. Queridos padres: por favor no me entiendan mal. No estoy diciendo que todos tienen que juntar sus cosas y mudarse a un barrio religioso. Solamente estoy sugiriendo que pasen un poco más de tiempo aprendiendo quiénes son ustedes y de dónde vienen, para que puedan transmitirles a sus hijos toda esa información y esa pieza faltante del rompecabezas.

Empiecen un proyecto trabajando juntos en un árbol genealógico. Vayan juntos de visita a un museo. Vayan a una librería y compren libros sobre el tema de su legado y su patrimonio cultural. Combinen ese paseo con un almuerzo en el restaurante kasher de la zona y ahí tienen un perfecto Día del Renacimiento Familiar Judío! Sea lo que fuere lo que decidan, solalmente recuerden esto: al darles a sus hijos un montón de TAC –Torá, Amor y Compromiso-  sin lugar a dudas los van a estar poniendo en el sendero que los conducirá a una vida plena y feliz!