Otra Vez Juntos

Las celebraciones de las parejas casadas por lo general son pesadillas cuando la pareja está divorciada: quién invita a quién; quién paga qué, etc...

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Grupo Breslev Israel

Posteado en 05.04.21

Las ocasiones felices de las parejas casadas por lo general se transforman en pesadillas cuando la pareja está divorciada: quién invita a quién; quién paga qué; y otros muchos motivos de discusión y de peleas.

Aquello que la gente llama “una celebración familiar”, que en hebreo se llama “simjá” (alegría) es muchísimo menos alegre cuando la novia, el novio, el muchacho bar mitzvá o la joven bat mitzvá son los hijos de padres divorciados. En un Bar Mitzvá al que asistí hace poco, que era el bar mitzvá de un hijo de padres divorciados, había un ambiente de tensión y de incomodidad. Del lado de los hombres, el padre natural y el abuelo del muchacho bar mitzvá estaban sentados en la mesa principal, mientras que el padrastro y sus amigos estaban sentados en una mesa al costado; era muy avergonzante verlos charlar a toda voz mientras el abuelo natural del niño daba un discurso de Torá y bendecía a su nieto.

Del lado de las mujeres, las cosas estaban todavía peor. La madre natural del joven estaba sentada en la mesa principal, mientras que la segunda esposa del padre estaba sentada en una mesa lateral junto con sus amigas. El ambiente que reinaba en la celebración era como dos columnas de dos ejércitos oponentes que se enfrentaban la una a la otra antes de iniciar el ataque.

Las ocasiones felices de las parejas casadas por lo general se transforman en pesadillas cuando la pareja está divorciada: quién invita a quién; quién paga qué; y otros muchos motivos de discusión y de peleas.

¿Y qué pasa con los hijos que sufren la tragedia de no poder crecer con sus dos padres bajo un mismo techo?  El divorcio destruye a los chicos emocionalmente más que cualquier otra cosa.

Si tenemos en mente todo lo antedicho, pensemos en la monumental buena acción que uno lleva a cabo cuando hace las paces entre marido y mujer o cuando vuelve a reunir a una pareja que se había separado. Es por eso que las cartas como la siguiente me son tan preciadas:

Estimado Rabino:

Le envío este breve mensaje a fin de hacerle saber lo agradecido que le estoy por En el Jardín de la Paz. Yo soy una persona de 38 años que creció prácticamente sin observancia religiosa. Recién ahora me estoy empezando a dar cuenta de los efectos devastadores que tuvieron en mí las influencias del mundo secular. Gracias a Di-s, en los últimos años me acerqué al judaísmo gracias a Jabad y gracias a usted ahora se me abrió el mundo de Breslev. Hasta ahora había estado rezando tres veces al día, poniéndome tefilín y hasta había empezado a observar Shabat. Pero no obstante, me había estado faltando la paz en el matrimonio (ahora sé por qué, y lo que es principal, qué hacer al respecto).

Mi mujer y yo nos divorciamos en 2009. Tenemos 5 hijos adorables. El año pasado nos volvimos a casar pero, una vez que terminó el período de la “luna de la miel” inicial, otra vez empezaron a surgir los mismos problemas que antes. Yo ya estaba a punto de volver a irme (mi esposa también sufría), admitiendo con gran vergüenza que había cometido dos veces el mismo error, pero gracias a Di-s compré el libro En el Jardín de la Paz inmediatamente después de que me lo recomendaron dos personas en las que tengo confianza.

Hace dos meses recibí el libro y ya lo leí dos veces con gran cuidado. Ahora estoy leyéndolo por tercera vez usando un resaltador fosforescente. Le puedo asegurar que jamás en toda mi vida hubo un libro que quisiera volver a leer inmediatamente después de haberlo terminado. Este libro tiene un sentido y una significatividad imposibles de describir y literalmente me cambió la vida por completo en cuestión de un par de meses. Francamente, me siento bastante idiota con respecto a la actitud y al sistema de valores que tenía antes. Ojalá hubiera sabido todas estas cosas hace ya varios años, si bien no estoy seguro de si por esa época hubiera estado dispuesto a recibir el mensaje.

Quiero que sepa que este libro me salvó a mí y a mi familia y que nos ahorró UN MONTÓN  de angustia y de sufrimiento innecesarios. Con la ayuda de HaShem voy a seguir mejorando y creciendo como persona para que pueda ser el hombre y el padre que HaShem quiere que sea. Su libro también me enseñó a cuidar los ojos y cuidar mi santidad personal. No tenía idea de lo importante que es esto y mucho menos de que eso era lo que me estaba arruinando el matrimonio y las chances de vivir en paz con mi mujer. Jamás habría soñado con cuidar los ojos y no mirar lo que no debo de no ser por el libro En el Jardín de la Paz.
Me da pena que le haya causado tanto sufrimiento a mi esposa y me da mucha vergüenza pensar que hasta no hace mucho hubiera estado dispuesto a acabar con mi matrimonio y en especial ahora que sé que todos los problemas que teníamos como pareja eran producto de mi errónea forma de pensar. Gracias a Di-s, leí este libro antes de que fuera ya demasiado tarde. Fue una tragedia que nos hayamos divorciado la primera vez, pero si hubiéramos arruinado esta segunda oportunidad eso ya habría sido una tragedia imposible de describir…
Con inmensa gratitud me despido, deseándole que continúe teniendo la mayor bendición y todo el éxito que se merece,
 
Eduardo de Colombia
 
Uno no tiene que ser un consejero matrimonial para salvar matrimonios del divorcio. Con el solo hecho de dar un par de libros En el Jardín de la Fe o La Sabiduría Femenina, o el CD El Respeto a la Esposa, uno puede salvar vidas. Salvar un matrimonio es como salvar todo un mundo. ¡Esta es la forma de hacer de este mundo un lugar mejor! ¡Y esto es algo que está al alcance de nuestras manos! ¡No desaprovechemos esta increíble oportunidad!
 

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