El Tapado de Piel

Había una vez un noble muy rico y muy respetado que necesitaba un abrigo. Entonces fue al peletero y ordenó el más fino abrigo de visón

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 05.04.21

Mashíaj todavía no ha llegado a pesar de que todos anhelamos con ansias su arribo. Aún no tenemos nuestro Templo Sagrado ni los sacrificios rituales para expiar nuestros pecados, ni colectiva ni individualmente. También nos faltan nuestros verdaderos curadores, los Kohanim, que eran capaces de mirar la herida física de una persona y decirle cuál era la causa espiritual de su enfermedad y la clase de arrepentimiento que tenían que hacer, curando así tanto el cuerpo como el alma. Mientras nos falte todo esto, nuestros sabios nos dicen que en las Tres Semanas tenemos que hacer un examen de conciencia y tratar de descubrir la razón por la cual aún continuamos en la Diáspora y el exilio, pues toda generación en la que no se reconstruyó el Templo Sagrado se considera responsable de su destrucción.

¿Qué es lo que no hemos logrado corregir aún? ¿En qué nos parecemos a aquella generación en la que fue destruido el Templo Sagrado?
La Guemará pregunta por qué fue destruida Jerusalén, por qué el pueblo salió al exilio y por qué perdimos nuestro control de la Tierra que les fue prometida a nuestros antepasados. El Talmud dice que primero el pueblo  les formuló esas mismas preguntas a los profetas, pero ellos no les dieron ninguna respuesta. HaShem finalmente respondió y dijo así: “Porque han abandonado Mi Torá”. Rav comenta la respuesta de HaShem diciendo: “Porque no recitan la bendición correspondiente antes de estudiar Torá”.

Ciertamente podemos comprender la respuesta de HaShem. La Tierra de Israel y el Templo Sagrado les fueron concedidos al pueblo judío con el solo propósito de que cumplieran con la voluntad de HaShem. Y si el pueblo abandonó la Torá, entonces también renuncian a su derecho a la Tierra de Israel y el Templo Sagrado.

El comentario que hace Rav de la respuesta de HaShem es bastante extraño. Todos comprendemos la importancia de recitar la bendición de la Torá a la mañana y de hecho recitamos tres bendiciones por la Torá todos los días, a primera hora de la mañana. Pero supongamos que la bendición no la dijimos con total devoción ni con gran concentración. ¿Acaso eso es motivo suficiente para un castigo tan grave, perdiendo la Tierra de Israel y el Templo Sagrado?

El comentarista Aruj LaNer comenta la Guemará citada y pregunta cómo es que los profetas no conocían la razón por la cual nuestro pueblo se quedó sin la Tierra, sin el Templo, y sin su libertad espiritual. Antes del exilio, los profetas reprendieron al pueblo por los tres pecados capitales (idolatría, adulterio y derramamiento de sangre). Los profetas les advirtieron una y otra vez que estaban poniendo en peligro su control de la Tierra y del Templo. El Aruj LaNer explica en nombre de Rabenu Nisim que el motivo por el cual los profetas se quedaron perplejos era porque el pueblo sí se dedicaba de lleno al estudio de la Torá. Las salas de estudio estaban colmadas de alumnos. Y aun así HaShem les dijo: “Han abandonado Mi Torá”. HaShem ve el corazón. Sí, la gente estudiaba, pero no tenía el corazón puesto en el estudio. Ellos valoraban la Torá muchísimo menos de lo que valoraban el dinero, el prestigio y las posesiones materiales. Y la prueba es que no hacían la bendición de la Torá antes de estudiar. La Torá no era para ellos lo más importante.

El Aruj LaNer explica entonces por qué los profetas no sabían la respuesta, por qué HaShem respondió de la manera que respondió y por qué Rav señaló que ellos debían recitar la bendición correspondiente antes de estudiar.

Si analizamos más de cerca la generación que sufrió la destrucción del Templo, vemos que eran muy puntillosos. El Kohen no podía tolerar ni la más mínima brecha en la pureza ritual. Pero podía acuchillar al kohen que se le cruzara en el camino. Todos observaban el Shabat y comían kasher, todos se vestían como ortodoxos, por afuera eran “religiosos” pero por adentro tenían el corazón en cualquier parte… Las salas de estudio estaban repletas, pero la forma en que se comportaban fuera de las salas de estudio no reflejaba en absoluto lo que habían aprendido adentro.

Una parábola del Rebe de Melitz nos va a servir para entender mejor esta situación:

Había una vez un noble muy rico y muy respetado que necesitaba un abrigo. Entonces fue al peletero y ordenó el más fino abrigo de visón. Cada vez que iba por la calle, la gente se paraba y se quedaba con la boca abierta, admirando el suntuoso abrigo de piel.

En el pueblo había un loco que, al ver todo el prestigio del noble, decidió que iba a hacer  todo lo que pudiera por adquirir un tapado de piel igual al de él. Una vez tuvo un golpe de buena suerte y lo primero que hizo fue ir al peletero a encargarle un tapado de visón. Pero una vez que se lo puso, todo el pueblo se burló de él. El pobre loco, sintiéndose insultado, les pidió a los sabios del lugar que le explicaran por qué si con ese mismo tapado todos respetaban al noble, de él se burlaban.
 
Entonces los sabios le explicaron: “El noble va vestido en forma honorable de la cabeza a los pies, hasta la ropa interior es de seda. Él es una persona respetable incluso sin necesidad de llevar el tapado de piel. Pero tú, mi humilde amigo, vas todo vestido en harapos. Vives en una casucha. Por eso, al ir vestido con un tapado de piel, eso no hace más que hacerte ver más ridículo. ¡Mejor será que te lo quites”.

En la parábola antedicha, el noble representa al judío sincero y piadoso que ama la Torá y vive según ella. Su dimensión interna tiene la misma calidad que su dimensión externa. El “tapado de piel” simboliza el Templo Sagrado y la Tierra de Israel, y le sienta bien a este judío. Pero para alguien vulgar, que viste “harapos”, el Templo Sagrado y la Tierra de Israel no hacen más que hace resaltar sus defectos. Fuera de la Tierra Santa, la pobreza espiritual no se acentúa tanto como en el palacio del Rey.
 
Ojalá muy pronto podamos merecer la verdadera Emuná y el amor a la Torá para que HaShem acelere la reunión de los exiliados y la reconstrucción de nuestro Templo Sagrado, muy pronto, en nuestros días, Amén!
 

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