Hazlo bien!

¿Cuántas veces, vamos mucho más allá de las leyes básicas de la Halajá y adoptamos toda clase de restricciones innecesarias?

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 17.03.21

Era medianoche, así que pensé que seguramente el gimnasio situado en la planta baja del hotel donde nos estábamos hospedando estaba vacío. Por suerte, tenía razón. Después de un precalentamiento, empecé una rutina de pesas que consta de tres partes, cada una consistente de ocho ejercicios diferentes. Cuando estaba por la mitad, entró al gimnasio un tipo enorme, de como 100 kg, vestido con una musculosa que no sólo ponía de manifiesto sus tremendos bíceps sino que también acentuaba su enorme panza y su terrible postura. Yo traté de ignorarlo, pero él insistía en levantar pesas muchas grandes de las que era capaz y después las pesas se caían con un terrible estruendo en la alfombra igual que hacen los campeones en las películas. El tipo vociferaba como si fuera Tarzán o King Kong. En vez de mantenerse erguido, sus hombros se le iban para atrás, ejerciendo una peligrosa cantidad de presión en la columna lumbar. En el entrenamiento de pesas, la forma en que uno lo hace tiene suma importancia, y cualquier entrenador calificado te va a decir que trabajar en mala forma puede ocasionar graves heridas y resulta más dañino que beneficioso para el cuerpo.

 

Los preparadores físicos utilizan una expresión con frecuencia: “Hazlo bien!”. Todo ejercicio, desde la simple respiración hasta la más compleja rutina gimnástica, tiene que llevarse a cabo de la mejor manera posible a fin de asegurar un óptimo desempeño y un beneficio para el cuerpo. Muchas veces, hacer menos repeticiones y levantar menos peso puede que resulte menos “impresionante” para que el que esté mirando, pero resulta muchísimo más eficaz y mucho mejor para la salud, para el estado físico y para la buena postura. De hecho, cuanto más uno desafía el cuerpo, más crucial resulta la forma en que trabaja. Es por eso que los preparadores físicos emiten su guito de guerra: “Hazlo bien!” cada vez que ven que alguien hace ejercicio mal.

 

Yo me pregunté: “¿Qué es lo que Hashem me está queriendo demostrar con este ‘ropero’ haciendo tan mal gimnasia?”. Y ahí fue cuando me di cuenta…

 

¿Cuántas veces, teniendo ya las leyes básicas que tenemos que cumplir en la Halajá, adoptamos toda clase de restricciones y al final nos hacemos más mal que bien? Esa clase de restricciones incluso fueron las que causaron la destrucción de nuestros dos Templos. ¿Les suena extraño?

 

La Guemará, en el Tratado Yoma, relata una historia espeluznante. Dos Kohanim (sacerdotes judíos) iban corriendo por la rampa rumbo al altar. El que llegaba primero se ganaba el privilegio de llevar a cabo la trumat ha-deshen, un prestigioso rito que debía llevarse a cabo en ese momento. Cuando uno de los Kohanim vio que su compañero estaba a punto de superarlo y de ganar la carrera, tomó un cuchillo y lo apuñaló. Para ese sacerdote, el honor de realizar el rito sagrado era más importante que la vida de su compañero. En su pervertida perspectiva, la vida humana tenía menos importancia que dar vuelta la carne del sacrificio en el altar para que ardieran de la manera debida. De hecho, la Guemará dice que cuando el padre del kohen herido mortalmente vio que su hijo aún estaba con vida, librando su última batalla, los otros Kohanim suspiraban aliviados, felices de que el cuchillo del primer Kohen no se hubiera contaminado ritualmente. La Guemará dice que les importaba más la pureza ritual de los utensilios que el derramamiento de sangre.

 

Los Kohanim de aquella época tendrían que haber tenido un entrenador que les gritara: “Hazlo bien! ¿Acaso piensas que Hashem quiere que tu precepto positivo sea llevado a cabo transgrediendo uno de los más graves preceptos negativos de la Torá? ¡Imposible!”. Esta clase de valores pervertidos y restricciones distorsionadas fueron los que dieron lugar a la destrucción de ambos Templos. En el Primer Templo, la gente era súper estricta con el tema de la pureza ritual. Sin embargo, no tuvieron problema con asesinar al Profeta Zacarías dentro del mismísimo Templo. En el Segundo Templo, el respeto al prójimo fue aún peor.

 

¿Cuándo vamos a hacerlo bien de una vez por todas? No sé, pero hasta ese momento, simplemente tendremos que  pasar por otra etapa de “Tres Semanas”, con todos sus ayunos y sus juicios estrictos.

 

Hashem no quiere restricciones ni estricteces. Hashem quiere que hagamos lo básico tal como lo prescribe el Shulján Aruj, el Código de Leyes Judías. Pero cuando no mantenemos la debida “forma” halájica terminamos siendo estrictos allí donde deberíamos ser indulgentes e indulgentes, allí donde deberíamos haber sido estrictos. ¿Saben qué significa eso?

 

Si queremos que llegue el Mashíaj, la completa redención de nuestro pueblo con la reunión de los exiliados y la reconstrucción del Templo Sagrado, entonces ¡tenemos que hacer las cosas bien!

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1. Luis

7/30/2020

Este articulo llego en un momento que necesita saber de como hacer bien el ayuno que empieza hoy,busque la fuente que mas me da confianza y se que hay un verdadero amor a el eterno. Gracias Rabino Lazer su escrito me va ayudar a hacer el Tisha B'Av pero para estar mas cerca del propósito de Hashem en mi vida y no seguir sufriendo por cosas que a veces me es imposible hacer. Shalom.

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