Shabat Shuvá: el libre albedrío

En Shabat Shuvá, que es la cima de los Diez Días de Arrepentimiento entre Rosh Hashaná y Yom Kipur, se nos  insta a reflexionar acerca de nuestro libre albedrío. ¿Acaso hemos tomado las decisiones acertadas? Si no es así, ¿acaso Le estamos pidiendo a Hashem con todas nuestras fuerzas que nos ayude a hacer estas elecciones libres? ¿Por dónde empezamos?

El libre albedrío empieza con los pensamientos: qué pensamientos elegimos seguir, pensamientos de humildad y emuná o pensamientos de arrogancia y herejía? ¿Nos resulta difícil aceptar que los demás nos digan lo que tenemos que hacer? ¿Nos permitimos a nosotros mismos hacer cosas que les prohibiríamos a los demás? Si somos sinceros y nos fijamos bien, vemos que muchas de nuestras acciones son resultado de la arrogancia y de nuestros apetitos corporales. Queremos sentirnos como amos de nuestro propio destino. Esta es una lección muy reveladora para que todos aprendamos: tenemos que prestarle atención al continuo debate que tenemos en la cabeza y que identifica qué lado es la mala inclinación, con sus pensamientos de arrogancia y herejía, y qué lado es la buena inclinación, con sus pensamientos de humildad y emuná. Ese es el punto esencial de la clarificación de los pensamientos, que es lo opuesto al instinto, que es cuando uno hace las cosas sin pensarlas antes y que rara vez tiene resultados positivos.

Los pensamientos te llevan al bien o al mal. Aquel que se acostumbra a pensar con humildad, observando la magnífica Divina Providencia de Hashem, apreciando la bendición en la vida y regocijándose en su servicio Divino, va a estar mucho mejor preparado para evitar todo mal pensamiento. ¡No permitas ni el más mínimo pensamiento negativo dentro de tu cabeza! La Guemará llama a la mala inclinación (tratado Brajot 17ª): “La levadura en la masa”, pues es capaz de hacer crecer cualquier pensamiento pequeño en forma totalmente desproporcionada. Es por eso que tenemos que cuidarnos mucho de los pensamientos arrogantes. No hay otra alternativa más que rogarle a Hashem que nos fortalezca los pensamientos positivos y que nos ayude a cuidarnos de los malos.

Rebe Najman ensalza la sublime exaltación del proceso de razonamiento, que nos permite aferrarnos al Ein Sof, al Infinito. Uno tiene que cuidar muchísimo sus pensamientos. Cuanto más pensamos en Hashem y en la santidad, más felices somos. Pero si, Dios no lo permita, uno piensa en cosas egoístas, arrogantes o herejaes, entonces va a vivir una vida de puro sufrimiento.

Rebe Natan explica que no podemos comprender totalmente el concepto del libre albedrío, y en especial en lo que refiere a los pensamientos, ya que Hashem también es el que nos los pensamientos. Enseña Rebe Najman (Likutey Moharan I: 54) que a cada momento del día, Hashem le envía a la persona sus pensamientos, su habla y sus actos. Pero entonces ¿dónde está el libre albedrío? Responde Rebe Natan (LIkutey Halajot Birkat HaReaj 4:19) que no se puede comprender del todo el concepto del libre albedrío, ya que esa es una de las maravillas de Hashem, ya que no hay nada en la creación ni grande ni chico que no esté constantemente supervisado por Hashem. Somos totalmente incapaces de comprender la magnitud, el grado y la profundidad de la Divina Providencia.

Lo que sí sabemos es que cuanto más uno se somete a Hashem y se da cuenta de que no es nada sin Él, más fortalece su emuná. Entonces sus pensamientos, sus palabras y sus actos se vuelven mucho más positivos. Esto se manifiesta no sólo en la relación que esa persona tiene con Hashem sino también en la relación con las demás personas. La persona que es humilde y feliz con lo que le tocó en la vida, mirando sus propios defectos pero mirando solamente lo bueno en los demás, invariablemente va a tomar buenas decisiones y va a lograr acercarse a Hashem.

Estoy seguro de que ustedes lo lograrán! Que sean sellados en el Libro de la Vida para un maravilloso Nuevo Año! Amén!