Ojo que te persiguen!

Imagínense que están conduciendo por una ruta en una zona de velocidad máxima de 105 km por hora y están detrás de un camión enorme que viaja a 50 km por hora

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 05.04.21

La Torá nos cuenta que Amalek atacó la “retaguardia” del campamento israelita, o sea, los espiritualmente débiles, que no estaban al mismo nivel espiritual que el resto del pueblo judío. Al leer la “Recordación de Amalek”, conocida como Maftir Zajor, aprendemos varias características de Amalek. Más específicamente, aprendemos qué es la fuerza espiritual negativa conocida como Amalek. Primero, que la fortaleza espiritual es lo único que nos posibilita protegernos de Amalek, que representa a las fuerzas del mal que siempre tratan de llevar a la persona en la dirección opuesta a la emuná. Segundo, Amalek ataca desde atrás, no por el frente. Y tercera, Amalek ataca al judío individual y a la nación judía como un todo cuando están más débiles que nunca, en su punto más vulnerable.

 

Analicemos entonces estas tres características:

 

La fortaleza espiritual es la única protección contra Amalek

 

¿Qué es lo que le confiere a la persona fortaleza espiritual? La respuesta en una sola palabra es emuná. La persona que tiene una emuná fuerte puede pasar cualquier prueba, dificultad o desafío que se le presente. Cuando la Torá nos enseña que Amalek ataca la retaguardia del pueblo judío, los espiritualmente débiles, ¿qué está queriendo decir? Figurativamente hablando, nuestros guías espirituales están al frente del campamento, conduciendo al resto de la nación. Los que están en la retaguardia están lejos del liderazgo y de sus enseñanzas. Como tal, son vulnerables a las principales armas de Amalek: la duda y la herejía. Ambas producen pesimismo, frustración y desesperación, que es cuando la persona no ve ninguna solución lógica a su problema. Esa no persona no sólo está neutralizada sino que ya ni siquiera controla sus emociones, porque se encuentra bajo el dominio de Amalek. Ahora su vida se ha convertido en una continua saga de amargura. Por lo tanto, la única protección contra Amalek es la emuná.

 

Amalek atacá por atrás

 

¿De qué manera? En la plegaria de Maariv, Le pedimos a Hashem que quite al Satán (alias Amalek) de delante de nosotros y de detrás de nosotros. Podríamos pensar que es suficiente con que Hashem nos quite a Amalek del camino y nos deje servir a Hashem en paz. Imagínense que están conduciendo por una ruta en una zona de velocidad máxima de 105 km por hora y están detrás de un camión enorme que viaja a 50 km por hora. Ustedes esperan el momento oportuno para apretar el acelerador y dejar atrás a ese camión tras una nube de polvo. Eso funciona con un camión pero no funciona con Amalek. Amelak trata de bloquear a la persona para que no haga una mitzvá, un precepto, una buena acción. Una vez que la  persona presiona el acelerador espiritual y sobrepasa a Amalek, tal vez piense que lo ha dejado atrás. Pero no es así. Una vez que la persona “pasa” a Amalek y supera el obstáculo, ahora Amalek lo va persiguiendo de cerca y lo empuja desde atrás: “haz más, más aún”. Amalek trata de dar por tierra con los cercos que pone la Torá. Amalek dice: “¿Cómo puedes negarte a este pedido de caridad? cuando ya diste más del 20 % de tus ingresos para caridad ese mes. Amalek quiere que hagas un precepto pequeño para neutralizarte y así no puedas cumplir con los preceptos más grandes. Amalek con mucho gusto deja que la persona estudie Torá toda la noche para que esté como un zombie tres días seguidos, sin poder estudiar ni trabajar. Es por eso que tenemos que cuidarnos tanto de Amalek!

 

Amalek ataca al judío en su punto más débil

 

El punto más débil, tanto del individuo como de la nación, es cuando la emuná se debilita, porque como ya hemos mencionado, la emuná es la única protección contra Amalek. Amalek, a escala nacional, es la trágica y errónea sensación de que “tenemos que tomar el destino en nuestras manos”. Amalek adora esa clase de actitud, pues crea un corte con Hashem, Dios no lo permita! Y una vez que uno se separó de Hashem, se convierte en presa fácil para Amalek.

 

Los milagros de Purim nos dan un triple fortalecimiento de emuná: una fe más fortalecida en Hashem, en nuestros líderes espirituales y en nosotros mismos. Vemos cómo Hashem nos salvó a través de Esther y Mordejai, del terrible genocidio planeado por Hamán. Vemos cómo nuestras plegarias, nuestros ayunos, teshuva y adherencia a las directivas de los verdaderos tzadikim nos han salvado. Estas son lecciones que jamás debemos olvidar, ni como nación ni como individuos. Esta es la lección de Shabat Zajor.

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