La hora de poder

Rosh Hashana se acerca a pasos agigantados y muchos de nosotros recién estamos empezando nuestro camino en el judaísmo.

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David Perlow

Posteado en 04.04.21

Rosh Hashana se acerca a pasos agigantados y muchos de nosotros recién estamos empezando nuestro camino en el judaísmo. Les propongo que aprendamos juntos a prepararnos para Rosh Hashaná.

                

Incluso el malvado

 

En la Guemará (Avodá Zará 17ª) se cuenta una historia que expresa en términos bien claros el poder de la plegaria. Rabí Yehuda Hanasí estaba llorando cuando dijo que “Están aquellos que adquieren una parte del Mundo Venidero en una sola hora”. Se estaba refiriendo a un hombre llamado Elazar ben Durdaia, quien solía mantener relaciones prohibidas. Mientras estaba pecando, la mujer con la que se encontraba le dijo directamente: “El arrepentimiento de Elazar ben Durdaia no será aceptado!”.

 

Totalmente estremecido, él volvió en sí y pidió perdón. Estaba tan afligido que fue al desierto y se puso a orar. Lloró tanto y con tanta fuerza que el alma se le salió. Entonces salió una voz del Cielo que dijo así: “Rabí Elazar ben Durdaia está destinado a la vida en el Mundo Venidero”.

 

¿Qué aprendemos?

 

¿Por qué Rabí Yehuda Hanasí se puso a llorar por esto? Porque comprendió que era una lección para los justos. Este pecador había sido aceptado en el Cielo y hasta se le confirió el título de “Rabí”! vemos entonces que incluso aquella persona que está alejada de la observancia de la Torá puede lograr en una sola hora lo que a los justos les lleva muchos años adquirir.

 

En el mundo del coaching existe el concepto de que el atleta de la élite que se entrena con gran esfuerzo solamente va a percibir una leve mejora en su desempeño. Por el contrario, la persona que se encuentra en mal estado físico y recién está dando sus primeros pasos en el mundo del deporte va a percibir una mejora enorme en todos los aspectos de su salud incluso apenas de unas pocas semanas de entrenamiento. Lo mismo ocurre en el ámbito espiritual.

 

¿Qué pasa con nosotros?

 

Muchos de nosotros empezamos a ser observantes hace poco. La luz que percibe el que recién llega a la observancia es muy difícil de sentir para la persona que ha estado cumpliendo la Torá toda su vida. Pero incluso aquellos que transitan el camino de la Torá y han cumplido los preceptos todas sus vidas pueden alcanzar una conexión con Hashem. Al dedicar una hora a la plegaria personal (hitbodedut), tal como nos mandó Rabí Najman, uno puede empezar a sentir la dulzura de la vida espiritual.

 

¿Qué hago durante toda una hora?

 

En esta época del año, buscar el perdón de los demás es una prioridad número uno. Tal como enseña Rabí Shalom Arush, hay que dedicar treinta minutos al día a algún aspecto de la mejora de carácter. En los últimos años, él ha enfatizado repetidamente la necesidad de dedicar este tiempo a mejorar la capacidad de no mirar donde no debemos. Rabí Itzjak Kaduri de bendita memoria dijo una vez que ese es el aspecto principal de la observancia de la Torá. Dijo que la gente piensa que el estudio de la Torá y el cumplimiento de las mitzvot son muy valiosos pero en verdad él enseñó que son poca cosa en comparación con la perfección de la capacidad de no mirar cosas indebidas.

 

Ser más específicos

 

Rabí Shalom Arush enseña en En los Campos del Bosque que la forma de hacer teshuvá es reconocer las propias faltas y los propios defectos mientras nos dirigimos a Hashem y pedimos Su perdón. El Rav enfatiza que no debemos ponernos a llorar por el hecho de no ser ángeles perfectos. Porque incluso nuestras faltas provienen de Hashem con el simple propósito de ayudarnos a acercarnos a Él y orar con más fuerza. La clave a tener cuenta cuando hacemos teshuvá es librarnos de esa sensación de que somos perfectos y mantener un estado mental positivo cada vez que tenemos alguna contrariedad.

 

La clave

 

Para poder hacer teshuvá como corresponde, debemos recordar que tenemos que mantener una perspectiva alegre. Por ejemplo, la persona que trata de cuidar sus ojos y que un día vio a una mujer que le resultó atractiva no debe decir:

 

“Uf Hashem, otra vez vi a una mujer. Qué hombre más malo que soy. No importa lo que haga, no logro cuidar mis ojos. Jamás voy a poder ser santo. Por favor perdóname por mirar a esa mujer. No quiero que me castigues. Te prometo que jamás va a volver a suceder”.

 

Esta plegaria rebosa de arrogancia. No admite que el “fracaso” proviene de Hashem. Esta persona no es santa. Esta persona se está persiguiendo a sí misma.

 

Entonces ¿cómo debo orar?

 

“Hashem, me siento terrible por haber mirado a otra mujer más hoy. Tú sabes que me quiero acercar a Ti y vivir con santidad, pero en este caso no pude. Hashem, lo lamento. No te puedo garantizar que no me vuelva a pasar, pero Te puedo prometer que voy a orar para que pueda cuidar mis ojos. Voy a orar treinta minutos todos los días”.

 

¡Que tengan todos el mérito de un Feliz Nuevo Año y una Hora de Poder diaria!

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1. adolfo guzman zani

9/26/2016

Alentador comentario

Es alentador de la manera tan especial de ser aceptados.-

2. adolfo guzman zani

9/26/2016

Es alentador de la manera tan especial de ser aceptados.-

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