Ocupar Nuestro Verdadero Lugar

Rosh HaShaná es el día del juicio y es el día donde todos los hombres pasan delante del Creador y son examinados…

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Ruth Shira

Posteado en 05.04.21

Rosh HaShaná es el día del juicio y es el día donde todos los hombres pasan delante del Creador y son examinados…

Volver a ocupar nuestro verdadero lugar

Cuando un hombre parte rumbo a llevar a cabo una determinada tarea, probablemente a medida que pasan los días pueda olvidarse para qué salió, pero hay dos momentos en los que no va a olvidarse: ni en el momento de partida, ni en el momento de regreso.

En el momento de partida es porque es el instante más cercano al mandato, y el momento de regreso es porque tiene que rendir cuentas. Rosh HaShaná es por un lado el momento de regreso y por el otro lado es el momento de partida, es el momento en el que el hombre, sin palabras, puede como un niño, cuando sabe que ha cometido un error, callado la boca volver a su lugar, o encerrarse en su habitación, o bajar la cabeza frente a su padre. Es un momento en que las explicaciones ya no cuentan, en el que lo único que sirve es retomar mi lugar, volver a mi sitio natural, recuperar el ropaje que me pertenece, y todo esto implica volver a tomar conciencia de mi tafkid: mi papel, la misión, o sea, el sentido de mi vida.

Rosh HaShaná es el día del juicio y es el día donde todos los hombres pasan delante del Creador y son examinados. De alguna forma esto es exactamente al final de un proceso y esto se parece mucho, muchísimo, al final de la vida de una persona.

Así como existe un juicio individual cuando una persona es convocada a los Mundos Celestiales, lo mismo sucede con Rosh HaShaná.

Rosh HaShaná es una situación límite, donde el hombre llega a un final y se le exige rendir cuentas y cabe la posibilidad de renovarse por completo y nacer de nuevo.

Si ustedes lo piensan, esta situación se parece muchísimo, o puede ser equiparada al final del mundo, hay una terminología espiritual que utilizan los sabios, que se aplica a esto de un modo exacto y tiene que ver con el Exilio y la Redención.

La Redención es la posibilidad de rescatar al hombre de una situación límite, y esta situación límite – como ya hemos visto – se puede expresar a nivel histórico, a nivel nacional; se puede expresar también en lo que nos pasa en el año y también se puede expresar a nivel individual.

Estar vivo significa estar cumpliendo una misión, ser un mensajero, estar ante la posibilidad de cumplir un plan determinado, cuando el hombre es convocado a rendir cuentas; en ese momento, su misión deja de algún modo de tener validez, o sea, no es el momento ahora de focalizar lo que tengo que hacer, sino de analizar lo que hice.

Hacia eso estamos yendo en Rosh HaShaná, en el que la esencia del día, la profundidad del día, se relaciona con el final de un proceso, que tiene que ser extremo, radical, límite, para que tenga sentido y la posibilidad de sentir en la boca el sabor de la Resurrección de los Muertos, la posibilidad de levantarse después de que uno siente que no tiene palabras para expresar la cercanía con el Creador. Ése es el punto; ése es el tema.

Es un momento fundamental para pensar acerca del valor real de todo lo que hacemos, cuánto apunta a la dirección que estamos señalando. Hay tanta actividad vana en nosotros, tanto ruido, tanta palabra que no va a ningún lado. Es muy importante entender que cuando no logramos entrar en esa dinámica de final, balance, resurrección y nacimiento, lo que nos queda en la mano es un ir y terminar por desaparecer.

Hay un jésed, una gran bondad que hace Di-s con nosotros y es permitirnos truncar, de algún modo, esta dirección en la que segundo a segundo el hombre se está yendo.

Rosh HaShaná es la posibilidad de romper este decreto y darlo vuelta, pero para eso hay que trabajar, hay que entender lo que estamos haciendo y probablemente no haya tema más serio que éste.

Se pierde tanto tiempo cuando no estamos en nuestro lugar y usamos ropaje ajeno, estamos tan ocupados con aquello que no es importante, es fundamental sumarlo al balance que tenemos que hacer ¿Qué es lo que va a quedar de todo lo que hacemos, cómo lo voy a explicar? Fuera de lo exclusivamente obligatorio, lo que yo elijo ¿tiene sentido, es responsable lo que estoy haciendo?

Es una contradicción enorme ser judío y ser superficial.

– Extraído y editado de material de clases del Rab Daniel Ben Itzjak. Por Ruth Shira –

(Gentileza: www.tora.org.ar)
 

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