Comprender la Esencia

La Torá en sí posee dos componentes, la escrita y la oral, dos troncos con una misma raíz…

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Daniel Domb

Posteado en 05.04.21

La Torá en sí posee dos componentes, la escrita y la oral, dos troncos con una misma raíz.
 

Comprender la esencia

"…Y dijo HaShem a Moshé: escribe estas palabras, porque según el tenor de estas palabras he pactado contigo y con Israel, y él estuvo allí con el Creador cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. Y él escribió sobre las tablas las palabras del pacto, los Diez Mandamientos…" (Éxodo 34:27-28).
 
"Bendito es nuestro Señor que nos creó en Su honor y nos separó de los demás pueblos y nos dio la Torá…y una vida eterna arraigó dentro de nosotros". 

Sobre esta bendición que pronunciamos todas las mañanas, el Gaón Eliahu de Vilna en su comentario a Proverbios (22) explica: "la primera parte: "que nos dio una Torá verdadera" se refiere exclusivamente a la Torá escrita, mientras que el final de la bendición: "y una vida eterna arraigó (plantó) dentro de nosotros" alude a la tradición, la Torá Oral, transmitida de generación en generación desde el momento en que Moshé recibió la Torá Escrita para que con dicha tradición se pueda comprender su esencia". Cada una es parte de un todo. Esa enseñanza oral sirve para aclarar y dilucidar qué quiso el Todopoderoso trasmitirnos en ese código llamado Torá, un libro tan cerrado donde en cada versículo se pueden hallar centenares de enseñanzas, pero hace falta una guía para sacarlas a la luz, y esa llave está confinada en la Torá Oral, o sea, en la tradición. Sin ella es imposible comprender la Voluntad Divina. Y a ello se refiere el Midrash (Shemot Rabá 47:1): "En la Torá Oral el Eterno hizo la disociación entre Israel y los demás pueblos". Y como afirma el Midrash (Tanjumá -Noaj 3): "No pactó el Todopoderoso con Israel sino por (el cumplimiento de) la Torá Oral".
 
El bípode
 
El Pirkei Avot (1:2) expresa: "Sobre tres principios o pilares está fundado el mundo: "La Torá, el culto y los actos de benevolencia", la Torá en sí posee dos componentes, la escrita y la oral, dos troncos con una misma raíz. El Gaón Eliahu de Vilna dice: "Así como existen dos realidades que están representadas por el cielo y la tierra, dos elementos que, por su permanencia a través del tiempo, se constituyen en testigos inmutables de todo lo que ocurre en este mundo. Día y noche están presentes en cada rincón de la tierra. Así también existen dos Torá, la Escrita y la Oral" y entre ambas una intrínseca relación. La primera fue entregada al cuerpo del ser humano, para su uso en la tierra.
 
La segunda fue otorgada al alma, para así tener provecho de su retribución en el Cielo [1], ¡Incluso antes que éstas arriben al cuerpo! Y a ello se refiere el Talmud, en el tratado Nidá (folio 30b), respecto a la Torá que estudia el bebé en la panza de su madre antes de nacer, una Torá espiritual enseñada al alma de la criatura con un único y sublime objetivo: Allanar el sendero en este mundo.
 
Cuando la persona quiera estudiar Torá, aunque su esfuerzo sea total, no podrá llegar a comprender cabalmente dicha sabiduría, ya que ella, al ser parte del Creador, como bien expresa el Rambam: "Él es Su sabiduría" es imposible de ser captada en su totalidad. Por eso, en el bebé, el Creador introdujo dentro de dicho estudio un acto espiritual, un recuerdo, aunque sea en otra dimensión, en otro tiempo, algo remoto proveniente de otro sitio, del seno materno, pero sin ese suceso la persona nunca podría "recordar" la Torá para comprenderla en este mundo.
 
La Torá Escrita explica qué hacer. La Torá Oral comenta en detalle cómo hacerlo. Por eso, el Rab Yerujam de Mir destaca la grandeza de esta última con respecto a la primera, el versículo dice: "…Dijo el Eterno a Moshé: "Escribe estas palabras, que por boca de estas palabras hice pacto contigo y con Israel…" (Éxodo 34:27) expresando: "La verdadera finalidad está dada por la Torá Oral" [2].
 
Pasado y presente
 
El punto de apoyo para concretar el pacto con el Creador es la Torá Oral, no somos "el pueblo del libro" sino el pueblo que conlleva la "tradición" que promete comprender lo que está escrito en "el libro" [3]. El Rab Yejezkel Sarna manifiesta: "La grandeza de la Torá Oral radica en que es una recopilación de lo que salió directamente de la boca del Todopoderoso", y todo lo que la persona estudia de ella es como si el Omnipotente se lo estuviera diciendo nuevamente.
 
Metafóricamente la Torá Escrita es comparable a una foto, puede llegar a ser un elemento sin vida si es que no se sabe observarla adecuadamente, quien vivencia adecuadamente puede "introducirse" dentro de ella, no como un recuerdo o una tradición, sino que uno esté dentro de ella, la Torá Oral no debe ser vista como una interpretación de nuestros Sabios sino como una especie de ayuda nemotécnica para recordar lo que nosotros debemos vivenciar a cada instante, la entrega de la Torá para nosotros, y es ella misma la que se encuentra en los corazones de cada uno de los componentes del pueblo de Israel.
 
Por eso Torá sin los comentarios, Torá sin Talmud (que constituye la verdadera y valedera exégesis) no es Torá, es otra cosa con la misma estructura, las mismas palabras pero le falta la esencia. La traducción literaria de la Torá puede resultar nefasta, sin la verdadera interpretación los versículos pueden comprenderse de manera errónea ya que la Torá de por sí es un "libro en clave", consecuentemente descifrarlo es sumamente difícil. 
 
"Una vida eterna" refiriéndose al alma, que como ya explicamos [4], ella se compone de cinco partes, a saber: el Néfesh que da vida al cuerpo y se encuentra en cada miembro del ser humano; el Rúaj que irradia los sentimientos y se halla en el corazón; la Neshamá que corresponde a la inteligencia y comprensión del ser humano y está alojado en el cerebro; Jaiá que constituye un nivel más distinguido y refinado que el anterior; y Yejidá que constituye el punto de vínculo y unión con el Eterno. 
 
"Una vida eterna arraigó dentro de nosotros", insinúa que la Torá Oral sólo puede ser "despertada" con la Torá Escrita, así como explica el Shla HaKadosh, el Rab Ishaiá HaLeví Hurwitz acerca de esta plegaria, preguntándose: "¿para qué, además de poner kavaná (la intención apropiada) [5], es necesario leer cada plegaria del libro? Y si se quiere decirla de memoria debe hacerse algo más trabajoso, debe tener en la mente la silueta y la forma de cada letra que conforman dichas oraciones".
 
"Intención y observación" – "Torá Oral y Torá Escrita"

 
Las letras de esta última influencian, como escribió el Jafetz Jaim [6], sobre la conocida pregunta: ¿qué es mejor, orar en el idioma vernáculo [7], o elevar las plegarias en hebreo sin comprender exactamente lo que se está diciendo? Sabido es que, la santidad de esas veintidós letras hebreas eleva al alma de la persona, formándola, creándole un nuevo presente más sublime que el pasado inmediato, cada letra posee un accionar en los mundos superiores, por eso, aunque exista una gran importancia de comprender lo que se está diciendo, pero por sobre ese nivel es hacerlo en hebreo [8] , incluso sin entender lo que se está diciendo [9], desprendiéndose de eso que: "La plegaria en hebreo, aunque sea hecha de forma mecánica, ella es más beneficiosa que todo el sentimiento y el despertar espiritual que pueda tener la persona, ya que dicha emoción puede llegar a ser, en algunos casos, falsa; no porque eso sea nuestro deseo, sino que automáticamente así procedemos" . ¡Increíble! Pero dentro de nuestra sorpresa debe reflexionar sobre esa realidad, que únicamente refleja lo expresado por nuestros Sabios: "es más importante la acción que la intención", ya que: "El fin (constituido por) la acción, el pensamiento al principio", pues todo ello devela quien es uno. 
 
Los Sabios de la Gran Asamblea, como afirma el Talmud, en el tratado Berajot (folio 33a): "ordenaron las plegarias" con una increíble precisión, ese específico orden provoca consecuencias inimaginables en los cielos, ya que: "es este mundo lo que posibilita que los diversos mundos superiores se mantengan, la existencia toda está en función del ser humano, más precisamente del judío".
 
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1- El Rab Meir Bergman Shlit"a comenta: "Según el Rambam z"l, en su Mishné Torá (Melajim), donde se afirma: "El principal placer espiritual en el mundo venidero constituye el comprender cabalmente la Torá del Omnipotente", en el mundo de la Verdad absoluta todo será comprender los dichos y las expresiones de nuestros Sabios pues son sus palabras las que posibilitan entender con claridad la voluntad Divina, y ello "constituye la verdadera alegría" como afirma el Rab Moshé Iserles z"l, conocido por su acrónimo Ramó. Solía decir el Rab Jaim z"l de Voloshin:"entregaría toda mi porción del mundo venidero que me corresponde por comprender con la mayor profundidad un dictamen del Talmud", esta sensación constituye el placer más sublime, la satisfacción más excelsa tanto en este mundo como en el venidero, pues como explica el Rab Israel Meir HaCohen z"l, el célebre Jafetz Jaim: "El sufrimiento para el alma en el Gehinom no se puede comparar con un instante de regocijo por comprender una palabra de Torá en el mundo venidero", pues el Gan Eden -el paraíso- constituye el mismo estudio de la Torá, ya que ello es el verdadero Eden" esa conjetura parte de lo expresado por el Midrash (Bereshit Rabá 12:6) que afirma: "La Torá es llamada árbol, como dice el versículo: "…(La Torá) es árbol de vida para los que echan mano de ella, dichoso aquél que la tiene asida…" (Proverbios 3:18)". 
 
2-Tan difícil de adquirirla que la misma generación del desierto fue obligada a aceptarla, como afirma el Midrash (Tanjumá, Noaj 3): "El Eterno advirtió al pueblo arrancando al monte de Sinái, poniéndolo sobre sus cabezas: O aceptan la Torá o el monte será quien los cubra", esa Torá es la oral ya que sobre la Torá escrita el pueblo dijo: "…Haremos y escucharemos…" (Éxodo 24:7). Esa Torá oral tiene una sola forma, un único medio para adquirirla, por la simbiosis del esfuerzo junto a la alegría. Por eso, el Purim, en los tiempos de Mordejai y Esther se logró llegar a ese excelso estado, allí se logró obtener esa nueva Torá, "Torá del amor", la comprensión cabal de la Torá Oral. 
 
3-Ese libro, el TaNaJ, fue "tomado" por varias religiones, pero su esencia y su profundidad les son desconocidas, conocen la interpretación literal producto de la traducción, pero no llegan a comprender la profundidad que cada una de sus palabras conllevan.
 
4-Ver Parashá Bereshit.
 
5-Intención y concentración en las palabras.
 
6-Mishná Berurá (Biur Halajá).
 
7-Comprendiendo lo que se está diciendo y utilizando de esa manera toda la intención.
 
8-El Rab Pinjás z"l de Koritz dice: "¿Qué necesidad hay para que la persona rece frente al Creador ¿acaso Él no sabe nuestros pensamientos? La respuesta radica en saber que el Creador quiere que, por intermedio de la combinación de las veintidós letras Divinas, la persona pueda pronunciar la esencia de su pedido, por ejemplo cuando la persona implora por la salud tanto propia como la de su prójimo, pide: "Cúralo" uniendo las letras "Resh" "Pé" y Alef" que conforman el término "Rafá" -curar- la persona "crea" ese pedido dándole, por su palabra, una forma de vestimenta para el Eterno, y a eso se refiere el versículo: "…El Señor reina, se ha vestido de majestuosidad…" (Tehilim 93:1), engalanado por las sagradas veintidós letras espirituales de Su "Alef-Bet". 
 
9-Pero ello debe ser "solucionado" en el menor tiempo, aunque sea buscar un tiempo para leer en el idioma vernáculo para que, el instante que se esté rezando tener presente aunque más no sea la idea de cada bendición que uno está pronunciando, por eso el Jafetz Jaim z"l decía que antes de comenzar cada bendición de la Amidá la persona deberá meditar en forma general de qué esta tratando la bendición que va a pronunciar. 
 
10-Pero, como expresa el Rab Naftali Iehudá Berlín z"l: "Dos tipos de rezos son recibidos por el Creador: a) El rezo de quien no puede encontrar un vocabulario adecuado para dirigirse al Rey, pero posee un elemento que le permite acceder al recinto donde se ubica el Monarca: el grito, ese sonido que proviene de lo profundo de su corazón; y por eso el Todopoderoso escucha su pedido, como dice el versículo: "…Amo al Eterno, pues ha oído mi voz y mi súplica…" (Tehilim 116:1), y así, al salir de Egipto el pueblo clamó: "…entonces clamamos al Eterno, Señor de nuestros padres y el Eterno oyó nuestra voz, vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión…" (Devarim 26:7). Ese grito desgarrador proveniente del corazón, con el idioma del corazón, en hebreo, dialecto del alma judía. b) El rezo en el idioma vernáculo, el Creador escucha el sufrimiento, y aunque no sea una norma de buenos modales, pues únicamente ese requisito es cumplido cuando se emplea el mismo idioma que Él utiliza para contactarse y comunicarse con Su creación, el hebreo, pero de todos modos quien se comunica con el Altísimo, cualquiera sea el idioma, sus palabras son escuchadas, ubicándola al mismo nivel que si hubiese usado el hebreo".
 
 
– Extraído de Sedienta esta mi alma de Ti-
 
(Gentileza de www.Torá.org.ar)
  
 

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1. Elisa

8/08/2021

Que fuerte..totalmente de acuerdo. Gracias por la sabiduría de la Tora. Que es la vida en todos. El alma de lo creado en su grado infinito y Eterno.

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