Elevando la Creación – Parashat Noaj

El hombre influencia el estado de la tierra y los cuatro niveles de la creación - el humano, el animal, el vegetal y el mineral- para bien... o para mal.

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 05.04.21

Y Dios vio la tierra y he aquí que estaba corrupta, pues toda la carne había corrompido su camino por la tierra” (Génesis 6:12)

La Torá nos dice en forma explícita que la tierra se corrompió debido a que se corrompieron sus habitantes. De esto aprendemos que los actos de los seres humanos ejercen una profunda influencia en toda la creación, pues los actos de bondad crean un ambiente de energía positiva que construye y da vida. Y viceversa: los actos de maldad crean un ambiente de energía negativa que conduce al hambre, a la guerra, a la enfermedad y a la destrucción, Dios no lo permita.

Durante la generación del Diluvio, la influencia del Hombreen el medio fue absolutamente perjudicial. Dice la Torá: “Hashem vio que la maldad del hombre era grande sobre la tierra” (ídem 5), pues “tomaron para sí mujeres de todos los que escogieran” (ídem 2). Rashi explica que los líderes de la generación descendieron a un alarmante grado de inmoralidad, cayendo en el adulterio, la sodomía, y hasta las relaciones con animales. Una vez que el hombre, que es el ser principal de la creación,  se corrompió tanto, la plaga se extendió a los niveles más bajos de la creación, o sea, los animales, las plantas y el suelo. Rashi explica que las aves y los animales comenzaron a cruzarse los unos con los otros. Luego hicieron lo mismo los cereales. El Pnei Moshe en su comentario del Talmud Yerushalmi afirma que cuando la generación del diluvio se volvió tan inmoral, hasta los frutos se descarriaron; y lo mismo sucedió con la tierra. Uno plantaba semillas de trigo y le crecía avena. A partir de la explicación del Pnei Moshe, aprendemos que la promiscuidad humana conduce a la promiscuidad en los rangos más bajos de la creación. Y la tierra se había vuelto tan promiscua que el diluvio tuvo que inundar tres codos enteros de suelo contaminado.

Teniendo en cuenta todo esto, ahora podemos entender mejor lo quiere decir la Torá cuando afirma: “Pues la tierra se llenó de malas acciones” (Génesis 6:13). Por lo tanto, el hombre influencia el estado de la tierra y los cuatro niveles de la creación  – el humano, el animal, el vegetal y el mineral-  para bien o para mal.

Nuestros Sabios enseñan que la medida del bien es quinientas veces más poderosa que la medida del mal (véase Rashi sobre Exodo 34:7).  Por consiguiente, los actos de una persona justa son quinientas veces más poderosos e influyentes que los de los malvados. En la naturaleza esto se aprecia con claridad: unos pocos granos de fertilizante (mineral) hacen que el pasto (vegetal) sea más verde. El carnero (animal) come el pasto, posibilitando así que el individuo que observa Shabat coma roastbeef en Shabat. Estos humildes granos de fertilizante ascienden la escala de refinamiento físico y espiritual, convirtiéndose finalmente en proteína en los músculos de la persona y en la vitamina B12 en su cerebro, lo cual le da la fuerza necesaria para estudiar Torá, orar y cantarle a Hashem en Shabat. Qué sublime pensamiento y es realidad! El hombre es capaz de tomar la materia física más simple y elevarla al más exaltado nivel de espiritualidad.

De hecho, cada individuo que busque a Hashem y dedique su vida al servicio de Hashem en plegaria, estudio de la Torá y buenas acciones merece la ayuda de toda la creación. ¿Y por qué toda la Creación está tan deseosa de ayudarlo? Porque toda la creación depende del servicio Divino de Israel. Cada criatura  -ya sea mineral, vegetal, animal o humana- aspira a alcanzar su específica rectificación del alma. Y es por eso que el agua del pozo subía por sí misma a los baldes de nuestros sagrados antepasados (véase Rashi sobre Génesis 24:17 y sobre Exodo 2:20), y decenas de miles de almas fallecidas solían frecuentar al Baal Shem Tov y a Rabí Najman de Breslev a pedirles que rectificaran sus almas.

Enseña Rabí Najman de Breslev (Likutey Moharán II:11): que cuando una persona ora en el campo, todas las plantas vecinas, el pasto, y los árboles, lo ayudan y le añaden poder a sus plegarias. Incluso cuando uno no está en el campo, todas las creaciones del medio cercano se unen a la plegaria de esa persona.

A la luz de estos principios tan increíbles, podemos llegar a la conclusión de que la recitación de plegarias tales como el Salmo 148 y el Perek Shira tiene el poder de purificar  a la persona, conferiéndole el reino sobre la creación y produciendo una abundancia de bendiciones materiales y espirituales. Cada uno de nosotros tiene el poder de purificar la tierra, y es nuestro deber influenciar a toda la creación para bien.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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1. Nancy

11/01/2019

La inmoralidad y corrupción conduce a la promiscuidad de rangos es un desorden absoluto, así en tiempos en los q Noe fue enviado por HaShem a hacer el Arca, igual en nuestros tiempos…

2. Gabriela Castellano

10/13/2015

Conectar con la naturaleza

Ya entiendo por qué grandes sabios realizan sus plegarias en los bosques, no solo para estar en contacto con la naturaleza, sino para que esta conecte con su hitbodedut, Shalom

3. Gabriela Castellano

10/13/2015

Ya entiendo por qué grandes sabios realizan sus plegarias en los bosques, no solo para estar en contacto con la naturaleza, sino para que esta conecte con su hitbodedut, Shalom

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