La Charla Semanal – Behaalotejá

El candelabro en el Gran Templo tenía siete lámparas, correspondiéndose con los siete rasgos primarios del carácter humano…

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Rabi Menajem Mendel Schneerson

Posteado en 05.04.21

El candelabro en el Gran Templo tenía siete lámparas, correspondiéndose con los siete rasgos primarios del carácter humano…

Lámparas y Vidas – Parashá Behaalotejá

“Y Di-s habló a Moshé, diciendo: …Cuando eleves las lámparas, las siete lámparas darán luz hacia el centro de la Menorá… Y ésta es la obra de la Menorá: era de oro repujado, desde su base hasta su flor era obra de repujado…” (- Números 8:1-4)

En tres ocasiones diferentes Di-s instruyó a Moshé (Moisés) acerca de la confección y el encendido de la Menorá (candelabro) en el Gran Templo:

En el capítulo 25 de Éxodo se da una descripción detallada de la Menorá como parte de las instrucciones de Di-s en cuanto a la construcción del Santuario. En Levítico 24, Di-s ordena a Moshé respecto de su encendido diario [1]. Finalmente, tenemos los arriba citados versículos de Números 8, que inician la sección de la Torá que lleva el nombre de Behaalotjá.

Los versículos de Behaalotjá especifican dos leyes de la Menorá:

1) Que todas sus lámparas deben torcer hacia su tronco central ("el centro de la Menorá"), y 2) Que la Menorá no sea hecha por partes que luego sean soldadas entre sí; más bien, todo el candelabro por entero -su base, su tronco central, sus seis brazos y formas decorativas (22 copas, 11 esferas y 9 flores), con una altura de diecisiete Tefajím ("puños", 136 cm.) y pesando un Kikár completo (aprox. 70 Kg.)- debía repujarse de un único y sólido bloque de oro.

Estas dos leyes ya fueron enunciadas en los pasajes anteriores que detallan la Menorá. Su repetición aquí enfatiza su centralismo en la función y el significado de la Menorá.

Origen y Objetivo

"El alma del hombre es una lámpara de Di-s" [2]. Como la lámpara, la función del alma es iluminar su entorno. El alma, "una parte de Di-s en lo Alto, tal cual" [3], es colocada dentro de un mundo y cuerpo materiales para que irradie su luz a los confines más oscuros de la realidad creada.

El candelabro en el Gran Templo tenía siete lámparas, correspondiéndose con los siete rasgos primarios del carácter humano. Algunas almas se destacan en la característica de Jésed (amor, benevolencia), otras en el atributo de Guevurá (auto-disciplina, temor a Di-s); otros ejemplifican Tiféret (armonía, compasión), Nétzaj (ambición), Hod (humildad, devoción), Yesód (comunicatividad, conectividad) o Maljut (realeza, receptividad). Juntos, formamos una Menorá de siete brazos, irradiando siete cualidades de luz que llenan el Templo de Di-s y se derraman al mundo más allá de su muros [4].

Este es el significado más profundo de las dos leyes reiteradas en los versículos de Behaalotjá. La segunda ley enfatiza el origen singular de la diversa comunidad humana. Toda la Menorá debe repujarse de un único trozo de oro, pues las siete clases de almas derivan de una fuente única. Todas son del mismo modo "una parte de Di-s en lo Alto, tal cual", en origen y en esencia una y la misma cosa.

La primera ley expresa el objetivo común del encendido de la Menorá. Todas las lámparas se vuelven hacia "el centro de la Menorá". Incluso después de haberse ramificado en siete lámparas distintas, incluso luego de arder con siete llamas diferentes, todas se dirigen hacia el mismo lugar. Todas anhelan la misma meta, a pesar de las diferencias en la naturaleza y orientación de su búsqueda.

Dos visiones del hombre

Dos grandes comentaristas bíblicos, Rashi (Rabí Shlomó Itzjaki, 1040-1105) y Najmánides (Rabí Moshé ben Najmán, 1194-1270), difieren en su caracterización de los versículos de Behaalotjá.

Rashi llama a estos versículos Parashat HaMenorá, es decir, "La Sección de la Menorá". Najmánides, por otra parte, ve su propósito primario como instrucciones en cuanto a cómo encender las lámparas. En otras palabras: según Rashi, la raison d-etre de estos versículos es reiterar la segunda ley, que la Menorá ha de ser "obra de repujado", una ley que hace a la construcción y forma de la Menorámisma. Según Najmánides, su principal propósito es comunicar la primera ley, que se relaciona con la manera en que las lámparas de la Menorá deben encenderse.

La Menorá describe la comunidad de almas como originándose como una entidad singular que luego se ramifica en siete lámparas que son diferentes pero no obstante apuntando todas a una meta común. Este cuadro general puede verse desde dos perspectivas: Uno puede poner el énfasis en el origen común, y ver el foco común de las siete lámparas como expresión de su singularidad intrínseca. O bien, puede enfatizar el hecho de que esta Menorá singular ha producido siete lámparas que, incluso mientras se esfuerzan hacia su meta común, lo hacen cada cual a su propio modo, cada una con su propia personalidad única y distinta.

Este es significado subyacente en la diferencia entre Rashi y Najmánides. Rashi ve la vida como un ejercicio de unidad. La diversidad de la naturaleza humana no es sino una ilusión superficial; sólo precisas rasguñar apenas su superficie para descubrir que básicamente todos estamos haciendo la misma cosa. Este es el mensaje de la Menorá: Tengo una base y tengo flores; tengo siete brazos; pero soy de una única pieza.

Najmánides, por su parte, ve importancia y valor intrínseco en la diversidad de la naturaleza humana. Nuestras diferencias no son simplemente medios para un fin común, sino un elemento central en el propósito de la vida. Sí, todos derivamos de un mismo lugar; sí, todos nos esforzamos hacia la misma meta; pero los diferentes caminos por los que transitamos este curso son lo que hacen la Menorá de la vida, y son, por sí mismos, de perdurable valor iluminador.

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Notas:

[1] Los versículos de Levítico también aparecen, casi palabra por palabra, en Éxodo 27 (vers. 20-21). Pero como explica Rashi en su comentario a Levítico 24:2, "Esta (es decir, los versículos de Levítico) es la sección acerca del mandamiento del encendido. La sección "Y ordenarás…" (los versículos de Éxodo) se dijo sólo como [parte de las instrucciones con respecto a] la obra del Santuario, para explicar la función de la Menorá". [2] Proverbios 20:27. [3] Tania, cap. 2, basado en Job 31:2. [4] Las ventanas del Santuario eran estrechas por dentro y anchas por fuera (I Reyes 6:4. Normalmente, las ventanas colocadas dentro de gruesos muros de piedra se construyen más amplias por dentro, para aumentar al máximo la cantidad de luz entrante desde afuera). Esto, explican nuestros Sabios, era para simbolizar que el Templo no requería de luz desde afuera, sino que era en sí mismo una fuente de luz para el mundo (Rashi sobre el versículo; Midrash Rabá, Levítico 31:6 y Números 15:1).

– Basado en Likutéi Sijot, Vol. XXVIII, Págs. 60-67. Extraído del libro "El Rebe Enseña", Edit. Kehot –

(Con la amable autorización de www.tora.org.ar)

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