La Charla Semanal – Vaigásh

Cuando una persona entiende cuál es su misión y la cumple, nada es motivo de emoción extraordinaria...

3 Tiempo de lectura

Rabino Mordejai Kamenetzky

Posteado en 06.04.21

La venganza

Aunque la Torá nos advierte del peligro de regirnos siguiendo nuestras emociones, a veces es muy difícil controlar los deseos. De hecho, un dogma de la sociedad moderna en la que vivimos nos dice: "no te desquites con furia, simplemente quédate mano a mano".
En la Parasháde esta semana Iosef (José el Justo) revela su verdadera identidad. Pero a pesar de un periodo de 22 años en los que pudo haber juntado excusas para vengarse, Iosef permanece calmo y cumplido. Lo lógico era esperar encontrar duras críticas. Pero no es así. Al revelar Iosef su identidad sorprendiendo a sus hermanos, Iosef no los castiga, todo lo contrario, los apacigua. "Acérquense a mí por favor, y ellos se acercaron." Y él dijo: "Yo soy Iosef, su hermano -soy yo quien ustedes vendieron a Egipto. Y ahora, no se apenen ni mortifiquen por haberme vendido aquí, pues Di-s me envió delante de ustedes para proveer alimentos" (Génesis 45:4-5).
 
Iosef les explica que todo es parte de un Plan Divino para contender con el hambre en el mundo. "Así HaShem me ha enviado delante de ustedes para asegurar su supervivencia en la tierra. Y ahora -no fueron ustedes que me enviaron aquí, sino Di-s; El me ha hecho segundo al Faraón, el amo de toda su casa y gobernante en la tierra de Egipto" (id. v6-7). ¿Qué clase de persona tiene la capacidad no sólo de ignorar por completo la horrible injusticia, sino además alentarlos sin la más leve amargura o animosidad? Esta es realmente una extraordinaria actitud.
 
Joel Mandel y Julius Rosenzweig tienen una casa de suministros eléctricos en la ciudad de Long Island, NY. Su deposito tiene millones de metros cúbicos lleno de diferentes componentes eléctricos, desde transformadores del tamaño de una garaje hasta los mas diminutos repuestos que podrían caber en la cabeza de un alfiler. Hace un par de semanas se rompió uno de los juguetes favoritos de mis hijos que funcionaba con una pieza que ya no se vendía más. Entonces decidí traer el componente a mis amigos en la tienda "El Mundo del Suministro Eléctrico", para que quizá ellos me puedan encontrar el repuesto. Es un lugar enorme. Atravesando cientos de cajas y cajones, y subiendo una escalera de metal, llegue a la vieja oficina que parecía una vieja oficina pública de los años 50-s. Un escritorio de madera viejo era el pedestal para una computadora llena de polvo que probablemente las usaban sus directores para mantener control del vasto inventario. Le mostré el repuesto a Joel, que miró la parte diminuta y sonrió. Joel llamó a uno de los trabajadores, "Warren," le dijo, "trae por favor al rabino un…" que se yo cual era nombre exacto del repuesto, pero sonó a algo así como capacitador de flujo.
 
Como un misil Tomahawk dirigido hacia un lugar determinado, Warren tomó el componente eléctrico roto, y subió innumerables escalones y estantes llenos de cajitas de cartón con pequeños repuestos de todo tipo. Warren parecía como si estaría lavando las ventanas de un rascacielos de Manhattan a 10 metros del suelo. Con la asombrosa agilidad, gran precisión, Warren dio con el blanco -una pequeña caja de cartón que parecía no haber sido tocado en cinco años. Warren colocó la mano en la caja y saco un componente idéntico al roto que había traído. Como si él hubiera ensayado esta maniobra por mucho tiempo, Warren tomo el repuesto entre el pulgar y el índice y con una sonrisa me dijo: ¡"Aquí está lo que buscaba!".
 
Sorprendido por la certeza y la velocidad, reaccioné como si acabara de ver un milagro.   ¡"Warren!", exclamé yo. "¿Cómo hizo eso?"
– "¿Qué?", me preguntó sorprendido Warren.
 – "¿Cómo encontró el microscópico repuesto en un minuto escondido como una aguja entre miles de cajitas en un deposito tan grande?", repetí con un aire de incredulidad. Y además supo dónde estaba exactamente."
– "Yo no hice nada especial, apenas hice mi trabajo", me dijo Warren.
 
Cuando una persona entiende cuál es su misión y la cumple, nada es motivo de emoción extraordinaria. En Pirkei Avot 2:9, Rabi Yojanan ben Zakai dice, "Si has aprendido mucha Torá, no te vanaglories pues ese es el propósito para el cuál has sido creado." Si cada vez que vamos a cumplir un Preceptopensamos "estoy sólo haciendo mi trabajo", si nuestra misión esta claramente definida, entonces todos obstáculos pasan a ser insignificantes y se vencen fácilmente, pues al final de cuentas, son parte de nuestro esfuerzo y trabajo de cada día.
 
¡Shabát Shalom!
 
 
– En memoria de Joseph K. Miller -Reb Iosef ben Reb Ahron Shmuel Z"L – 14 de Tevet por sus hijos Sr. & Sra. Geoffery Miller –
 
(Gentileza de www.tora.org.ar)

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario