La Charla Semanal – Haazinu

En nuestra Parashá Moshe nos recuerda acerca de los días de gloria, cuándo HaShem nos pidió que seamos Su pueblo elegido…

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Rabino Mordejai Kamenetzky

Posteado en 05.04.21

En nuestra Parashá Moshe nos recuerda acerca de los días de gloria, cuándo HaShem nos pidió que seamos Su pueblo elegido

 
Fuerza imparable
 
En la Parashá de esta semana se lee la "canción" final que Moshe escribió el ultimo día de su vida. Apropiado para los días entorno a Yom Kipur, esta canción habla del gran potencial que la nación judía tiene dentro de si mismo. Moshe nos dice que "Recuerden los días de antaño, entiendan los años de cada generación tras generación. Pregunten a su padre, y él y sus antecesores le relataran y le dirán" (Deuteronomio 32:7-8).
 
Moshe nos recuerda acerca de los días de gloria, cuándo HaShem nos pidió que seamos Su pueblo elegido aceptando el yugo de la observancia de la Torá. Pero Moshe no se detiene allí… nos advierte también de las calamitosas consecuencias si desaprovechamos o despilfarramos nuestros talentos.
 
A pesar de los angustiosos presagios que hay en esta canción, los versículos de desgracia contienen un mensaje de esperanza. Moshe otra vez nos advierte del potencial enojo de HaShem, dentro del cual también hay bendiciones.
 
Prediciendo las horribles repercusiones si el pueblo peca, Moshe habla en nombre de HaShem diciendo: "acumularé distintos males en contra de ellos.
Mis flechas usaré en contra de ellos".
 
¿Qué quiere todo esto? Rashi explica este versículo según una explicación que el Talmud ofrece en el tratado Sotá. Dice el Talmud: "Mis flechas llegaran hasta el final, pero ellos [el pueblo judío] no llegaran a un fin".
 
La pregunta es obvia. ¿El poder de HaShem es acaso limitado? ¿Cómo es posible que el pesado arsenal, mucho mayor que la mas poderosa de las bombas atómicas, no podrá lograr la aniquilación total del pueblo?
 
El Reb Yosef Friedenson, jefe de redacción de la publicación "Dos Yidishe Vort", cuenta la historia de cómo él y un grupo de amigos estaban en la herrería de un campo de concentración de trabajo forzoso en la ciudad de Starachowice. Este campo fue un verdadero ejemplo, y el supervisor de la fábrica en la cual trabajaban, un hombre llamado Pape, los trató amigablemente. Sin embargo, un error hizo que un guarda alemán los tratara como saboteadores y asesino a varios miembros.
 
En un Shmini Atzeret  día de fiesta después de Sucót, al grupo se le comunico que cierto trabajo debía terminarse ese mismo día. Y bien, para cumplir cabalmente con el espíritu de aquel Shmini Atzeres, cantaron al unisono una canción tradicional, "Ein Adir kaHaShem, Ein Baruj keBen Amram" (no hay nadie tan poderoso como HaShem ni bendito como Moshe, el hijo de Amram).
 
Pape se escandalizó. ¡A pesar de la tortura, la humillación y las interminables `flechas` venenosas del holocausto, estas personas tenían alegría para ponerse a cantar! ¿"Por qué están cantando?", preguntó Pape incrédulamente. "¿Ustedes creen que esta "todo bien" que pueden estar cantando en este momento?".
 
El grupo explicó a Pape cada estrofa de la canción que estaban cantando.
 
Una estrofa dice: "no hay mas sabios que los estudiosos de la Torá, y no hay redentor como HaShem". Pape estaba asombrado. ¿"Después de toda la tortura que estan viviendo, realmente creen esto?". Inmediatamente, uno de los miembros del grupo, un muchacho que no era particularmente religioso, saltó y de manera decisiva grito "¡Sí!". Después de él, cada miembro del grupo gritó con el mismo entusiasmo ¡"Por supuesto! ¡Seguro! ¡Sin dudas!" Uno por uno, cada muchacho exclamo con seguridad su inquebrantable fe.
 
En ese momento Pape entendió que trataba con un pueblo indestructible. Pape les dijo, "no se cómo el Führer podrá terminar con ustedes" Con eso, Pape se marchó dando media vuelta y dejó continuar con la alegría de Shmini Atzeret al pueblo "indestructible".
 
El científico Isaac Asimov escribió un libro donde compilo mas de 3,000 interesantes hechos acerca de la historia del universo y la ciencia. En uno de los capítulos Asimov hace una interesante pregunta: ¿"qué pasaría si una tremenda fuerza choca con un organismo sin movimiento?" Asimov explica que la pregunta es ridícula pues un universo con las condiciones citadas anteriormente por definición no puede existir".
 
La Torá nos cuenta algo sobre la promesa que HaShem hizo a Su pueblo: son un objeto indestructible. Así podemos entender como las flechas que Él puede enviar para castigarnos, no podrán aniquilarnos completamente.
Eventualmente las flechas pierden fuerza. Al ver la poderosa fuerza de nuestra Roca, podemos confiar que no existe fuerza irresistible que pueda acabar con nuestra eternidad.
 
¡Shabát Shalom!
 
 
– Dedicado por el Sr. y señora Josh Kalter en memoria de Helen Wincelberg –
 
(Gentileza de www.Torá.org.ar)

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