La Confianza de Ben Nuri – Ki Tavó

La más grande bendición de que una persona puede gozar surge de la confianza en Hashem, cuando uno invierte su máximo esfuerzo en el estudio de la Torá

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 05.04.21

  “… Y bendito eres en el campo” (Deuteronomio 28:3)

La más grande bendición de que una persona puede gozar surge de la confianza en Hashem, o sea, cuando uno invierte su máximo esfuerzo en el estudio de la Torá y el servicio Divino mientras se gana la vida en forma decente con un esfuerzo mínimo en el campo. La confianza y el esfuerzo van en proporción inversa: cuando más uno confía en Hashem, menos necesita romperse la espalda trabajando en el campo. Por lo tanto, la confianza es un prerrequisito para poder recibir la bendición de un sustento adecuado con un mínimo esfuerzo y fastidio. La pregunta es: ¿cómo se puede alcanzar la confianza en Hashem?

Enseña Rabí Najman de Breslev: La bitajón, la confianza en Hashem, proviene del temor de Hashem” (Sefer Hamidot, Libro de los Atributos, confianza, 3). Este principio está firmemente establecido en el Talmud.

El Talmud Yerushalmi (jerosolimitano) en el Tratado Peá 35a nos cuenta acerca del santo Tanaíta (sabio de la Mishná) Rabí Yojanan ben Nuri de la Tierra de Israel y dice que él cosechaba granos de trigo una vez al año junto con los ancianos de espalda encorvada y que esa era su única fuente de ingresos para todo el año.

La Guemará nos cuenta que los ancianos eran los últimos en cosechar, porque todas las personas necesitadas más jóvenes registraban el campo después de la cosecha antes de que los ancianos pudieran llegar. Por eso, lo único que les quedaba a los ancianos era “espigar después de los espigadores”, o sea, conformarse con las escasas sobras.

¿Qué es lo que el Talmud Yerushalmi está tratando de enseñarnos al decir que Rabí Yojanan ben Nuri, el santo erudito que dedicaba días  y noches al estudio de la Torá, cosechaba el campo una vez al año junto con los ancianos? Si no me equivoco, he aquí cuatro magníficas alabanzas:

Primero, Rabí Yojanan ben Nuri era un hombre de una prodigiosa santidad y temor del Cielo. Él optaba por cosechar último, junto con los ancianos, para evitar la interacción con las mujeres o toda tentación por mirarlas, a pesar del hecho de que quedaban muy pocos granos restantes en el campo.

Segundo, Rabí Yojanan ben Nuri poseía un elevadísimo nivel de confianza en Hashem; él sabía que sus ingresos no provenían de la cantidad de granos que recogiera sino de Hashem. Y es por eso que invertía un esfuerzo mínimo en recolectar una entrada y un máximo esfuerzo en servir a Hashem.

Tercero, Rabí Yojanan ben Nuri poseía un tremendo nivel de Emuná, lo cual queda indicado por el hecho de que se contentaba con un mínimo de necesidades materiales. Y dado que sus necesidades materiales eran mínimas, su sustento le exigía menos esfuerzo.

Cuarto, Rabí Yojanan ben Nuri tenía una total consagración a Hashem y a Su Torá. Él no estaba dispuesto a irse de la Sala de Estudios para ganarse el sustento excepto solamente una vez al año.

Estas cuatro alabanzas a Rabí Yojanan ben Nuri dan todas testimonio de su exaltado nivel de temor al Cielo, que tal como enseña Rabí Najman, fue lo que le permitió confiar tan plenamente en Hashem. Ahora podemos comprender más cabalmente lo que nos dicen nuestros Sabios (Avot de Rabi Natan cap. 40), cuando afirman que todo el que ve a Rabí Yojanan ben Nuri en un sueño puede esperar alcanzar el temor al pecado.

La lección de Rabí Yojanan ben Nuri es especialmente importante para el cumplimiento del año de shemitá (descanso sabático de la tierra). Si el granjero pregunta cómo es posible dejar la tierra sin trabajar y al mismo tiempo ganarse el sustento, la Torá le promete una cosecha récord en el sexto año, el año anterior al de Shemitá. Además, Hashem le da la oportunidad a cada granjero de la Tierra Santa de tomarse un descanso de todo un año de las duras labores del campo para poder saborear toda la dulzura del estudio de la Torá todo el día al tiempo que come de la mano extendida de Hashem. Por supuesto que esto exige una dosis de confianza en Hashem, pero muchos en la Tierra de Israel , tal como testimonian los comités de fortalecimiento de la shemitá, lo han logrado. Y no sólo eso, sino que muchos han dado testimonio de que una vez que empezaron a observar la Shemitá, percibieron una bendición muchísimo más grande en todo el cielo de siete años. En otras palabras: una vez que empezaron a dejar los terrenos sin trabajar un año entero, mientras dedicaban su tiempo al estudio de la Torá, ganaron más en seis años de cultivos que lo que habían ganado antes trabajando siete años!

Este próximo Rosh Hashaná, 5775, marca el comienzo del año de Shemitá. Dios quiera que la Tierra de Israel, y que todos aquellos que cumplen con sus preceptos, puedan gozar de ilimitadas bendiciones. Amén!
 

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