La Shemitá – El Año Sabático

Uno de los estudiantes de un Kolel fue bendecido con muchos hijos, hasta tal punto que su casa de tan sólo dos ambientes quedó demasiada chica para tantos integrantes…

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Maór HaShabát

Posteado en 05.04.21

Uno de los estudiantes de un Kolel fue bendecido con muchos hijos, hasta tal punto que su casa de tan sólo dos ambientes quedó demasiada chica para tantos integrantes…
 
 
La Shemitá
 
"En el año séptimo la tierra tendrá descanso absoluto" (Levítico 4-25)
 

La Torá nos ordena que en el año séptimo dejemos descansar la tierra, sin trabajarla y sin sembrarla. Ni siquiera podemos comercializar los frutos. Por el contrario: los mismos están a disposición de quien los necesite. Cualquiera puede recolectarlos. Ante algo así, es natural que nos preguntemos cómo conseguiremos nuestro sustento en el séptimo año. Sin embargo, debemos saber que quien cuide este precepto tendrá asegurado su sustento porque la producción del año sexto va a ser abundante para abastecer las necesidades de los dos años siguientes. Esta parashá tiene una fuerza especial ya que éste es un año de Shemitá (este precepto se cumple sólo en la Tierra de Israel). Con este precepto se pone a prueba la confianza en HaShem: que aceptemos sus preceptos y confiemos en que Él va a cubrir todas nuestras necesidades y que nada depende del hombre.
 
Uno de los estudiantes de un Kolel (Yeshivá para hombres casados), fue bendecido con muchos hijos, hasta tal punto, que su casa de tan sólo dos ambientes quedó demasiada chica para tantos integrantes.

Este hombre se acercó a su Rosh Kolel (Director del Kolel) en busca de un sabio consejo, ya que no tenía los recursos necesarios para comprar una vivienda más grande.

El Rab le dio una idea: hay una sola cosa que te puede ayudar. Viaja al Kotel HaMaaraví (Muro de los Lamentos) y pídele a HaShem que te ayude. 
 

 
Este estudiante viajó al Kotel y se paró frente a él durante una larga hora en medio de llantos y ruegos hacia HaShem, seguro de que sólo Él podría salvarlo. El Cielo se conmovió por su plegaria.

De repente sintió que alguien lo palmeaba en la espalda. Se dio media vuelta con el rostro empapado en lágrimas y se encontró con un judío al que no conocía. Éste lo miró con ojos piadosos y le preguntó: “Dime ¿en qué puedo ayudarte?”.
El estudiante con vergüenza y con la cabeza gacha le comento su problema.
Se iluminaron los ojos de este buen hombre cuando le respondió: “No te preocupes. Yo te daré el dinero necesario para que puedas construir algunos ambientes más.
Para la gran sorpresa del estudiante, frente a él se encontraba uno de los más importantes donantes de la comunidad.

El hombre volvió al Kolel, regocijante de felicidad y les contó a su Rosh Kolel y a sus compañeros la increíble experiencia que había vivido, mientras Le agradecía a HaShem por el gran milagro que le había concedido.

Otro estudiante que se encontraba en la misma situación escuchó asombrado esta buena noticia y decidió que también él viajaría al Kotel: quizá tendría su misma suerte, pensando: “A lo mejor yo también tendré el merito de que alguien me dé una palmadita en la espalda”.

Entonces viajó al Kotel y se puso a rezar frente a él. Pero las horas transcurrían sin que nadie se le acercara. De repente sintió que una mano le tocaba el hombro. Su corazón comenzó a palpitar de la emoción. Pensó: por fin llegó mi salvación. Enseguida se dio vuelta, y… ¿con quién se encontró…? Con un pobre anciano que extendía su mano pidiendo limosna.
 
Indignado, este estudiante volvió a su Kolel y le contó su historia al Rab con mucha desilusión.
El Rab le preguntó: ¿Acaso deseas saber por qué tu compañero tuvo éxito en su pedido y tú no? La respuesta es muy clara. Él confió plenamente en HaShem;  sabía que su salvación sólo dependía de él; tú, en cambio, rezaste para que viniera alguien y te diera una palmadita en la espalda. Y así fue…tu pedido se cumplió…

 
Muchas veces cometemos el error de pensar que la solución a nuestros problemas provendrá de alguna persona, o de nuestra propia fuerza. Lo mismo ocurre con nuestros logros y aciertos. Nos olvidamos de Quién es el que escucha nuestros pedidos y cubre todas nuestras necesidades.
 
 
– Editado por Maor Hashabat, de la comunidad Ahabat Ajim, Lanus, Argentina. Editor responsable: Eliahu Saiegh –
 
(Gentileza de www.Torá.org.ar)
  
 

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1. Jorge Cervantes

6/08/2022

Gracias por la enseñanza como siempre EL CREADOR lo manda en el momento indicado

Gracias por tu respuesta

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