Las Malas Hierbas del Alma – Parashat Jaiei Sara

Cada movimiento de nuestros antepasados era con una única intención: servir a Hashem. ¿Y cómo se aplica esto a nuestra época?

3 Tiempo de lectura

Rabino Lazer Brody

Posteado en 17.03.21

“E Isaac salió a conversar en el campo…” (Génesis 24:63)
 
Cada movimiento de nuestros antepasados estuvo motivado por la más pura intención de servir a Hashem. Teniendo esto en mente, ¿por qué Isaac hizo el especial esfuerzo de salir al campo a fin de hablar con Hashem?

Si no me equivoco, la noción de “campo” es una alusión al servicio de Hashem. La Guemará cita el caso de un campo que tiene un claro trasfondo del deber que tiene el individuo de refinar su carácter. Dice la Guemará [i]: “Aquel que alquila un campo de su vecino y se niega a desmalezar el campo, diciendo: ‘¿Qué te importa, siempre y cuando te pague el alquiler?’ – no hay que hacerle caso, pues el dueño del campo puede decir: ‘mañana te vas del campo y él me da malezas’”.

La interpretación más simple del pasaje citado es que la persona ha alquilado un campo por el motivo que sea pero es demasiado haragán como para desmalezarlo y mantenerlo en buen estado. Por lo tanto, el dueño del campo tiene graves motivos de queja. El inquilino le pregunta al dueño: “¿Por qué estás tan enojado? Yo pago la renta, así que puedo hacer lo que me plazca con el campo”.

El dueño responde: “¡No, no puedes! Me tienes que pagar daños e indemnizaciones. El campo era capaz de dar espigas de trigo gordas y carnosas pero ahora está todo lleno de malezas y solamente va a dar espigas delgadas y débiles… y el rendimiento va a ser muchísimo menor”.

El inquilino le responde: “No hay ningún problema! Yo te voy a comprar el mejor trigo que hay en el mercado y te voy a reembolsar la diferencia”.

El dueño del campo no está de acuerdo y le responde: “No quiero trigo del mercado. ¡Quiero mi propio trigo, de mi propio campo!”. Entonces el inquilino le dice: “Está bien, entonces voy a cultivar  y desmalezar una porción del campo para pagarte por los daños”. El dueño tampoco acepta esa propuesta, alegando que el inquilino le causó una mala reputación a su campo.

¿A qué mala reputación se refiere? Rashi explica[ii] que los vecinos, que saben que el dueño del campo es una persona diligente y seguramente desmaleza y cultiva el campo, van a ver que el campo no obstante está lleno de malezas. Entonces el campo va a recibir una mala reputación que va a disminuir considerablemente  su valor si el dueño alguna vez quiere volver a alquilarlo o venderlo.

El inquilino piensa que está cumpliendo con su obligación con tan sólo pagar la renta, pero no toma en cuenta el daño a largo plazo que le está causando su negligencia. Las malezas que no fueron quitadas van a crecer  y madurar y entonces van a esparcir sus simientes por todo el campo. Cada vez que llueva, van a surgir malezas nuevas que van a dañar y reducir el rendimiento de los cultivos, además de debilitar el campo. Por lo tanto, “no hay que hacerle caso”, tal como dice la Guemará. La ley religiosa establece en forma enfática[iii] que el inquilino no puede descuidar el estado del campo, porque tal negligencia ha de causar daño a largo plazo.

Si no me equivoco, el caso citado hace alusión a la persona que no cumple con su obligación de refinar y rectificar su carácter. El dueño del campo es una alusión al Todopoderoso. El campo simboliza el alma, que le es conferido en forma temporaria al inquilino, que alude al cuerpo. Las malezas del campo aluden a los malos rasgos de carácter. Con un “cultivo apropiado”, el estudio de la Torá y de la ética judía, uno “desmaleza el campo” y refina su carácter. Y el “inquilino” perezoso, y en especial la persona que tiene aspecto de religioso pero que no estudia Torá y Emuná, acaba dándole un mal nombre no sólo al “campo de Hashem”, sino que su carácter y sus malas características le otorgan mala fama a toda la comunidad.  Por lo tanto, todos debemos esforzarnos y ponernos a trabajar, porque en el judaísmo no hay lugar para la pereza.

Ahora entendemos qué es lo que estaba haciendo Isaac en el campo. No sólo que estaba rezando el rezo de la tarde, sino que estaba dedicándole una significativa cantidad de tiempo a orarle a Hashem en plegaria personal para que lo ayudara a purificarse. Eso fue lo que lo convirtió en Isaac, nuestro santo Patriarca. Y todos deberíamos seguir sus pasos.
 

 


i Bava Metzia 105b
ii íbid, comentario de Rashi
iiiShulján Aruj, Joshen Mishpat 328:1
 

Escribe tu opinión!

1. Larisa

12/01/2019

Sr .Rabino Lazer Brody. Muy interesante el comentario. Gracias por compartir

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario