Noé y el Mensaje de la Paloma

Siete parejas de palomas se alojaban en el exclusivo hotel flotante - único en el mundo - junto a las golondrinas y los gorriones, los loros y las gaviotas…

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Maór HaShabát

Posteado en 17.03.21

Siete parejas de palomas se alojaban en el exclusivo hotel flotante – único en el mundo – junto a las golondrinas y los gorriones, los loros y las gaviotas…

Noé y el mensaje de la paloma

Siete parejas de palomas se alojaban en el exclusivo hotel flotante – único en el mundo – junto a las golondrinas y los gorriones, los loros y las gaviotas.

Y junto a ellos las águilas y los halcones, cuervos y buitres, búhos y lechuzas…

Todo pájaro, todo ser alado, todo animal, toda bestia y todo reptil. Y con ellos los camareros y asistentes – Noaj (Noé) y sus hijos. Se afanan por servir a cada uno su alimento, higienizar su compartimiento, trabajaron duro, podría decirse que ´no pegaron un ojo´.

Cinco meses estuvo flotando el arca a la deriva, arrastrada por las fuertes corrientes de las aguas, hasta que finalmente encalló en la cima del monte Ararat.

Después de ocho meses de aislamiento envió una paloma para comprobar si se habían aligerado las aguas sobre la faz de la tierra, “más no halló la paloma reposo para la planta de sus pies y regresó a él”.

Una semana más tarde fue enviada nuevamente, pero esta vez regresó al atardecer con una hoja de olivo en su pico. Y comprendió Noaj que las aguas habían retrocedido.

Es llamativo: tras la impresionante entrega de Noaj y sus hijos – un año completo de arduo trabajo, sin pausa ni descanso – la Torá no hace ni la más mínima alusión a este hecho.

“Durante doce meses no conocieron el descanso, no pudieron dormir, ni Noaj ni sus hijos”.

Debían alimentar a los animales. Uno come cada dos horas por la noche, otro cada tres horas… los entendidos dicen que tanto el elefante como el hipopótamo comen, repartidos en cuatro comidas diarias, 200 kilogramos de alimento.

¡Por día! Calcula cuanta comida era necesaria para alimentarlos durante un año… y nombramos solo a dos animales.
Una vez Noaj se demoró en entregar su comida al león y este lo mordió, dejándolo rengo.

Son innumerables las enseñanzas que se pueden tomar de este comportamiento:

Recibimos una clara lección de ternura hacia toda la Creación. De la calidad íntegra de los favores: ¡entregar a cada uno el alimento según sus necesidades y en el momento preciso! ¿Y la Torá, que es la base de la enseñanza, no lo menciona?

En cambio el envío de la paloma y su retorno portando una hoja de olivo – esto sí lo menciona. ¡Es evidente que se halla aquí una enseñanza notable y de gran importancia! ¡¿Y cuál es ella?!

Así dice la Guemará: Dijo la paloma a Di-s Todopoderoso: ¡Amo del Universo! Que sea mi alimento amargo como la aceituna y entregado por Tu mano – y no dulce como la miel y supeditado a la mano del hombre.

Está escrito en el Midrash, que con esa hoja de olivo, la paloma trajo luz al mundo y por eso el aceite de oliva tuvo el mérito de traer luz en el encendido de la Menorá.

¿Qué luz pudo haber traído al mundo esta solitaria hoja de olivo?

Dice el Maharil Diskin: las hojas de olivo no desaparecieron con el diluvio y flotaban sobre las aguas cuando se calmaron las corrientes y remolinos.

Ellas se le presentaron a la paloma y calmaron su apetito, y una le fue traída a Noaj, para hacerlo reflexionar a él y también a nosotros: ¿Por qué el Creador permitió que esas hojas perduraran también después de la devastación del Diluvio? Porque sabía que me dirigiría a Él, pidiéndole mi sustento de Su mano amplia, generosa y abierta – ¡y las preparó para mí por anticipado!

Esta información – es una luminaria – confiar en que HaShem nos tiene presentes siempre, y tiene preparada una solución para nosotros.
Contó Rab Shlezinguer la siguiente historia, que escuchó directamente de su protagonista:

Sucedió en Estados Unidos. Un Avréj (dedicado al estudio de la Torá) persistente en su estudio, no tenía otra cosa en su mundo fuera del estudio de la Torá.

El sustento de su familia no era suficiente, y la situación se agravaba día a día, hasta el punto que llegaron a tener, por toda comida, una rodaja de pan.

Frente a este panorama el Avréj decidió que debía hacer algo, debía mantener a su familia fuera como fuera. Dejaría de estudiar algunas horas y las emplearía en ganar dinero.

Al escuchar esto su mujer, dijo: “¡No! ¡No estoy dispuesta a que te ocupes del sustento! ¡Yo quiero que continúes estudiando!”
“¡Pero debemos hacer algo, así no podemos seguir!”.

A la esposa se le ocurrió una idea: “Toma mi anillo de compromiso, véndelo y con el dinero que recibas a cambio podremos subsistir un tiempo”.

Así se hizo. El marido fue a ver un joyero, Jasid de Satmer, y le pidió que tasara el anillo.

El comerciante de diamantes escrutó exhaustivamente la joya, y después de unos minutos preguntó: “¿De dónde sacaste este anillo?”
“Es el anillo de compromiso de mi esposa”, respondió el Avréj.

“Este anillo vale, por lo menos, 1400 dólares, pero no estoy seguro, es mejor que lo vea un experto. Te aconsejo ir a ver a mi hermano, él también trabaja con brillantes, pero tiene más experiencia que yo”.

El Avréj se dirigió al negocio del recomendado joyero, este revisó minuciosamente el anillo y después de unos minutos dictaminó su valor: ¡¡10.000 dólares!!

Frente a los ojos sorprendidos del Avréj, sacó la importante suma de dinero y se la entregó. Feliz, tomó su dinero y cuando estaba por salir del negocio, el comerciante lo llamó: ¡Un momento! ¡Te olvidas aquí… tu anillo!

Ahora sí que el Avréj no entendía nada: “Acabo de vendértelo por 10.000 mil dólares, el anillo ahora es tuyo”.

“El dinero te lo regalo, cuando se te acabe, vuelve…” Le dijo el comerciante.

“¿Pero por qué?”.

“Vuelve de mi hermano y él te explicará”.

Volvió al primer negocio y recibió la explicación… “¿Cómo me ves? ¿Te parece que soy poco inteligente? ¡¿Una persona viene a vender el brillante que le regaló a su esposa en el compromiso y yo no se de qué se trata?! Como no soy un gran negociante te envié con mi hermano, que es mejor comerciante que yo. Él ya hizo de esto un buen ´negocio´. Tomó el compromiso de ayudarte y apoyarte en el sustento de tu familia. Cuando se te acabe el dinero, ve a verlo nuevamente…”

– Por Maor Hashabat, de la comunidad Ahabat Ajim, Lanus, Argentina. Editor responsable: Eliahu Saiegh –

(Gentileza de www.tora.org.ar)

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1. Andrés

8/09/2020

Es muy reconfortante la idea – fuerza, porque da respuesta a un mensaje onírico dado por mi esposa

Gracias por tu respuesta

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