El Midrash Dice – Ki Tisa

Cuando se le contó a Moshé acerca de la futura construcción del Mishkán, tuvo la impresión de que se le pedía que lo construyera con sus propias manos...

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Grupo Tora

Posteado en 06.04.21

Betzalel es Designado como el Constructor del Mishkán y Aholiav como Su Asistente

Cuando a Moshé, durante su estadía en el Cielo, se le contó acerca de la futura construcción del Mishkán, tuvo la impresión de que le estaban pidiendo que lo construyera con sus propias manos. Cuando estaba a punto de abandonar el Campo Celestial, HaShem le reveló, "A pesar de que Yo te exhibí el diagrama del Mishkán y la estructura de todos sus componentes, tú no eres el artesano que lo construirá. ¡Tu tarea es ser un líder no un artífice!".

"¿Quién entonces será el constructor del Mishkán?" inquirió Moshé.
"A Betzalel ben Uri ben Jur le fue asignada aquella tarea," HaShem le informó.

Betzalel era el hijo de Jur quien había sido asesinado durante el incidente relacionado con Becerro de Oro. La construcción del Mishkán por medio del hijo de Jur expiaba por la culpa de la muerte de Jur. Betzalel era el bisnieto de la hermana de Moshé Miriam. Ella fue recompensada con un sabio y comprensivo descendiente que supo cómo construir el Mishkán como recompensa por su temor de HaShem el cual la impulsó a ella a desobedecer la orden del Faraón de asesinar a los recién nacidos judíos en Egipto. En aquel tiempo, Betzalel tenía solamente trece años de edad. Moshé por lo tanto se preguntaba cómo a alguien tan joven en años le podía ser otorgada la inmensa tarea de erigir un Mishkán. HaShem, no obstante, mostró a Moshé aquel mismo libro que El había también mostrado al primer hombre, Adám. En él estaban registrados los nombres de todos los reyes, líderes y profetas judíos hasta el tiempo del Mashíaj. El nombre "Betzalel" estaba registrado como el constructor del Mishkán. "El fue destinado para esta tarea desde la Creación," HaShem le reveló a Moshé.

A ningún líder le es conferido alguna vez cargo de una comunidad a menos que fuera previamente designado por el Cielo.
 
De acuerdo con la regla de que es correcto consultar a la comunidad antes de designar a un líder sobre ellos, HaShem preguntó a Moshé, "¿Te parece Betzalel digno para esta empresa?" "Si él es digno en Tus Ojos," replicó Moshé, "ciertamente lo es en los míos." Cuando Moshé más tarde presentó a Betzalel al pueblo como el arquitecto del Mishkán, él a su vez les preguntó, "¿Accedéis a que Betzalel se convierta en el constructor?" "Si él es digno a los ojos de HaShem y a los vuestros," respondieron los Benei Israel, " es ciertamente bueno a los nuestros." Betzalel fue inspirado por HaShem con sabiduría y comprensión Divina para poder tener éxito en su misión. El supo el código Divino por el cual el cielo y la tierra habían sido creados. Fue de tal modo capaz de crear el Mishkán, una tarea que era equivalente a la Creación del Universo.
Al igual que Moshé fue mostrado una visión de la detallada estructura de cada vasija del Mishkán, así fue Betzalel concedido una visión Celestial de la forma y diseño de todo objeto. Betzalel fue un leal artesano que se esforzó a sí mismo al extremo para cumplir las instrucciones de HaShem. La Torá por consiguiente lo recompensa vinculando su nombre a cada objeto particular en el Mishkán en toda esta parshá. Moshé ordenó a Betzalel, "Primero construye el arón, luego las otras vasijas, y finalmente la tienda del Mishkán."
"Mi rebe, Moshé," objetó Betzalel, "si alguien construye una casa, ¿no construye primero su estructura exterior para proteger su moblaje? Si yo construyo al arón primero, ¿dónde subsecuentemente lo ubicaré una vez que sea completado? ¿No os ha dicho HaShem que yo debería primero construir el Mishkán mismo, y luego el arón, y los otros accesorios?"
"Tienes razón," admitió Moshé. "Vos podéis ser llamado uno que está a la sombra de HaShem, porque poseéis la sabiduría para desentrañar el significado secreto tras Sus palabras." De aquí el nombre "Betzalel," compuesto de las palabras "
betzel kel – él que estuvo a la sombra del Todopoderoso."
HaShem le ordenó a Moshé designar como asistente de Betzalel a Aholiav de la Tribu de Dan. Aholiav no hizo trabajo independiente, sino ayudó a Betzalel con cada fase de la construcción. HaShem unió como artesanos a Betzalel, un miembro de la Tribu de Iehudá, y a Aholiav, de la Tribu de Dan. Iehudá era la más exaltada de las Tribus y Dan la más humilde. Uniéndolos, HaShem les enseñó a los judíos no despreciar a la Tribu de Dan porque a los ojos de HaShem el grande y el pequeño son iguales.
 
Una persona más pequeña que sirve a HaShem con todas sus capacidades está al mismo nivel de una más dotada, porque HaShem juzga a un hombre de acuerdo con las intenciones de su corazón.
 
Después de Cuarenta Días en el Cielo, Moshé Recibe Dos Lujot (Tablas) de Zafiro
 
Después de Matán Torá (entrega de la Torá) Moshé permaneció en el Cielo por cuarenta días, aprendiendo la Torá directamente de HaShem.
HaShem le enseñó a Moshé las reglas de la interpretación (de la Torá), para que él pudiera derivar el cuerpo íntegro de la halajá de las palabras y letras de la Torá. A pesar de que Moshé estudió diligentemente, su mente no retuvo ninguno de los principios que había escuchado de HaShem. Después de cuarenta días de estudio intensivo, su mente estaba todavía en blanco. Posteriormente, HaShem le concedió, como don Divino, el poder para retener su aprendizaje.
 
La inhabilidad de Moshé para recordar sus estudios se debió al hecho de que todavía no se había transformado él mismo de un ser físico a uno espiritual. Sus cuarenta días en el Cielo fueron un renacer espiritual, paralelo al período de cuarenta días cuando el embrión es formado en el útero de la madre. Solamente al fin de aquel período Moshé logró la capacidad espiritual requerida para retener la Torá.
 
La perseverancia de Moshé sirve como una lección para aquéllos que usan a la pobre memoria como una excusa para no esforzarse ellos mismos en el estudio de Torá. Deberían aprender de Moshé, quien persistió en sus estudios a pesar del fracaso de su memoria. El fue por consiguiente recompensado con la capacidad para retener todo su conocimiento de Torá.
 
Al fin de los cuarenta días, HaShem le entregó a Moshé dos lujot (tablas) de zafiro de idéntica forma y tamaño. Sobre ellas, El había grabado los Diez Mandamientos. ¿Por qué les fue entregado a Benei Israel los Diez Mandamientos inscriptos sobre lujot, antes que un Rollo de Pergamino Divino conteniendo la Torá íntegra?
 
Cuando un joven niño comienza la escuela, su maestro le presenta el Alef- Bet escribiendo las letras sobre el pizarrón. Sólo más tarde, cuando está familiarizado con el Alef- Bet, le serán dados libros para estudiar.
HaShem, para decir así, presentó a los judíos la Torá poniéndolos en conocimiento de los Diez Mandamientos (los cuales contienen los conceptos básicos de Torá), y sólo más tarde El ciertamente les entregó un rollo de pergamino de la Torá entero. HaShem eligió inscribir los Diez Mandamientos sobre un mineral duro (zafiro) para enseñar a Benei Israel que la omisión de observar las mitzvot de HaShem resultaría en el castigo de lapidación (skilá) por el Beit Din. Antes que inscribir todos los Diez Mandamientos sobre una única tabla, HaShem los escribió sobre dos lujot separadas, para simbolizar:
 
– Cielo y Tierra
(Para enseñarnos que el cielo y la tierra fueron creados solamente por consideración al estudio de Torá y su cumplimiento.)
Jatán (novio) y Kalá (novia)
(La primer tabla contiene los mandamientos relativos al hombre y su Creador, que es llamado el jatán de K-lal Israel. La segunda tabla representa la kalá, K-lal Israel, dado que versa sobre los mandamientos gobernando la relación del hombre con su semejante.)
– Dos Shusvinim (ujieres)
(Las dos tablas simbolizan los dos ujieres que presentaron al pueblo judío a la Torá: Moshé, quien sobresalió en los mandamientos entre el hombre y su Creador; y el bondadoso y amante de la paz Aharón, quien cumplió perfectamente los mandamientos entre el hombre y su semejante.)
Olam Hazé (este mundo) y Olam Habá (mundo por venir)
(El que cumple lo que está inscripto en ambas
lujot adquiere ambos mundos.)
 
Por qué Benei Israel tropezaron en el Pecado del Becerro de Oro
 
La grandeza de la Generación del Desierto no puede ser subestimada. Después de pronunciar "naasé venishmá," en Har Sinai, ellos parecían ángeles antes que humanos. Habían recobrado el nivel de Adám antes de que pecara, y HaShem los declaró libres del poder del Angel de la Muerte.
El Rey David proclamó acerca de aquella generación, "Felices son aquéllos cuyo camino es perfecto, quienes caminan en la Torá de HaShem" (Tehilím 119:1). HaShem escogió a la Generación del Desierto por sobre todas las otras para recibir Su Torá, sabiendo que ellos eran tzadikím (justos) . Eran fuertes en espíritu y controlaban su Ietzer HaRá.(instinto malo).
Si es así, ¿por qué tropezaron en el Pecado del Becerro de Oro?¿Por qué HaShem no los protegió del pecado, como El usualmente escuda a Sus tzadikím?
HaShem permitió el pecado del eguel puesto que sirvió como un signo de esperanza y aliento para
K-lal Israel por todas las generaciones futuras. El incidente del Becerro de Oro probaría que no importa cuán lejos una comunidad judía se descarriara fuera de la senda de Torá, ella nunca estaría más allá de la teshuván (arrepentimiento). Si después de un pecado tan severo como el jet haeguel los Benei Israel fueron reaceptados por HaShem, ninguna comunidad podría alguna vez alegar que ella había caído demasiado bajo para retornar a HaShem.
 
Debe ser también tenido en mente que la dificultad de una prueba está en proporción a la grandeza de la persona (o de la generación). Más grande el nivel espiritual, más severa la prueba. Al igual que Adám, el primer hombre, fue probado para determinar si sometería sus propios cálculos a la finalidad de la voluntad de HaShem ( y fue por consiguiente confrontado a la inmensa tentación de la Fruta Prohibida del etz hadaat – arbol del conocimiento), así fueron K-lal Israel, al comienzo de su historia como nación, sometidos a una prueba mayor. Ellos fueron requeridos de abandonar el razonamiento humano y seguir la palabra de HaShem. (Fueron probados para ver si pondrían su fe absoluta en las palabras del profeta de HaShem, Moshé. Él les había prometido que retornaría, y ellos fueron requeridos creer, a pesar de sus lógicas razones para asumir que no lo haría y su aparente justificación en buscar un sustituto.). La subsecuente condena de HaShem del pecado de aquella generación fue relativa a sus grandes capacidades. HaShem culpó a la comunidad entera por su omisión de protestar contra el mal y su contribución de oro para hacer una imagen.
 
En realidad, solamente los Erev rav (tres mil personas, o medio porciento de la población) activamente adoraron al Becerro de Oro.

 

(Con la amable autorización de www.tora.org.ar)

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1. Yazmin Aliza

3/01/2024

Me encanto todo lo leído ! Que dimensión tan reflexiva La perfección de H” es incomparable
Muchas gracias y saludos desde Colombia!

2. Israel Puerta

2/22/2019

Shalom, gracias al Eterno

Shalom, muchas gracias por entregar conocimiento que fortalece el alma y el corazón, bendiciones.

3. Israel Puerta

2/22/2019

Shalom, muchas gracias por entregar conocimiento que fortalece el alma y el corazón, bendiciones.

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