El Nino Malcriado

Hay niños que crecen en medio de la riqueza y la abundancia. Sus padres les compran todo. Después, esos mismos padres no entienden cómo es que su hijo está insatisfecho…

4 Tiempo de lectura

Rabino Shalom Arush

Posteado en 05.04.21

Hay algunos niños que crecen en medio de la riqueza y la abundancia. Sus padres les compran todo lo que se les antoja. Después, esos mismos padres no entienden cómo es que su hijo está insatisfecho…

Uno no malcría a su hijo por prodigarle demasiado amor. Los niños tienen que tener mucho amor en la casa, para que no tengan que buscarlo afuera de la casa, Di-s no lo permita. El niño malcriado es aquel que siente que tiene derecho a todo.

Aprender a expresar gratitud ejerce un impacto muy grande en el carácter del niño. Y eso es lo que lo salva de convertirse en un llorón consentido que se piensa que se merece todo lo bueno. Eso lo ayuda a no sentir envidia de sus hermanos y a estar contento con su parte.
Por otro lado, los niños que jamás aprenden a expresar gratitud exhiben malos rasgos de carácter, y en especial egoísmo, celos y avaricia. El niño se comporta como un malcriado, que se pone furioso cada vez que los demás no cumplen con los antojos de él. Es un niño que vive en un perpetuo estado de insatisfacción y su comportamiento es insoportable.

Aprendamos de la sentencia de los Sabios (Talmud, tratado Nedarim 81): “Presta atención a los niños de los pobres, porque la Torá provendrá de ellos”. El sustento limitado provee un ambiente mucho más conducente al estudio de la Torá. Los juegos de los niños de familias adineradas  -iPods, iPads y iPhones-  desmerecen el estudio de la Torá y la excelencia en el estudio. Entonces ¿qué deberían hacer aquellos padres que no son pobres para poder educar como es debido a sus hijos? ¿Acaso una persona de clase media para arriba puede tener el mérito de tener hijos que sean eruditos de Torá? Nuestros Sabios nos enseñan una lección muy importante en la educación infantil: “Sé muy moderado en lo que se refiere a darles juguetes y amenidades materiales al niño”.

Hay algunos niños que crecen en medio de la riqueza y la abundancia. Sus padres les compran todo lo que se les antoja. Después, esos mismos padres no entienden cómo es que su hijo está insatisfecho. Cuando el niño crece, es claro a partir de su comportamiento que él no sabe cómo quedar satisfecho con nada de lo que HaShem le da. Ese hijo o bien es un irresponsable o bien despilfarra el dinero. Esperen un poco y van a ver los terribles problemas familiares y financieros que va a sufrir en su matrimonio. Por eso, el padre que da en forma excesiva e indiscriminada no le está haciendo ningún favor a su hijo; al contrario: le está causando mucho daño y hasta lo está incapacitando.

Muchos padres muy bien intencionados no logran diferenciar entre lo que es darle a su hijo calidez y amor por un lado y lo que es malcriarlo con lujos y con objetos materiales, por el otro. Al darle a su hijo “cosas”, no le están dando lo que él verdaderamente necesita. Porque las principales necesidades del niño son atención, un oído atento y solidario, y un contacto directo lleno de comprensión. Los padres que colman a su hijo con objetos materiales en realidad le están dando un pobre sustituto de lo que el niño en verdad necesita. Le compran golosinas y juguetes carísimos en vez de invertir en él en forma emocional. Pero al final no van a ahorrar tiempo. Porque el padre que no le prodiga tiempo y atención a su hijo finalmente desperdiciará mucho tiempo y dinero buscando a profesionales pedagogos y psicólogos que puedan reparar los daños causados por los errores que los padres mismos cometieron en la educación de sus hijos.

La razón por la que los medios financieros limitados ayudan a la educación de Torá es porque la pobreza hace humilde a la persona. El carácter humano es tal que la persona siente orgullo cuando tiene poder o ventajas sobre los demás. Y más que nada, el dinero le da a la persona un falso sentido de orgullo.

Los hijos en particular se sienten orgullosos de sus nuevas compras. ¡Fíjense como hacen alarde de los juguetes que les compraron delante de sus amigos! Pero si crecen pobres, se las arreglan con lo que sus padres les consiguen. El niño que usa la ropa de sus hermanos crece con humildad. Aprender a ser feliz con lo que le tocó en la vida.

¿Qué es lo que debe hacer entonces la persona que no es pobre? Cuando nuestros Sabios dicen “Presta atención a los niños de los pobres, porque la Torá provendrá de ellos”, nos están enseñando una lección fundamental que se aplica a todos, no sólo a los pobres. De los pobres aprendemos a no malcriar a nuestros hijos con demasiadas posesiones, incluso si contamos con los medios para hacerlo. En lugar de eso, los padres deben invertir de sí mismos, encargándose de las necesidades emocionales y espirituales de sus hijos.

Los hijos que tienen un sentido muy hinchado de que todo les pertenece, de que todo se lo merecen, se transforman luego en adultos que rara vez están satisfechos, y rara vez saben dar las gracias por lo que tienen. Son personas a las que les faltan los rasgos de carácter más básicos de decencia. No les importa la plegaria, porque les falta el entendimiento básico de que por cada cosa hay que pedirle a HaShem. Después de todo, los acostumbraron a conseguir todo sin ningún esfuerzo. ¿Para qué tienen que confiar en HaShem, rezar o esforzarse trabajando cuando lo único que tuvieron que hacer en toda su vida era chasquear los dedos y pedir todo lo que se les antojara a sus padres?

Por eso le recomendamos a cada padre que adopte el método de educación de las familias pobres. Los padres más adinerados tienen que cuidarse especialmente de enseñarles a sus hijos a tener buenos rasgos de carácter, a apreciar todo lo que reciben y a saber que deben esforzarse mucho en este mundo. Ya desde la más tierna infancia uno debe enseñarles a los hijos a ser gratos y a apreciar lo que tienen, sin dar nada de lo que posee por sentado. ¡Sus hijos le darán las gracias!

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario