No es nada personal!

La pregunta es – qué queremos? ¿Que nuestros hijos sean entrenados como el perro de Pavlov, o que reciban educación? Entrenarlos es mucho más fácil….

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 17.03.21

Uno de los errores más frecuentes que cometen los padres es tomarse en forma personal los problemas de sus hijos. Supongamos por ejemplo que un padre quiere dormir la siesta y los chicos se ponen a hacer ruido. Él les pide que se callen pero no le hacen caso. Entonces el padre se ofende, porque piensa que los chicos no le hacen caso a propósito, para hacerlo enojar. Lo que hace este padre es tomárselo “en forma personal”, como si los hijos actuaran a propósito en forma irrespetuosa y cruel, y entonces reacciona con enojo. Pero lo único que hace es sufrir aún más. Él es el único que pierde…

El concepto de que el hijo hace algo así a propósito es como pensar que el hijo es un adulto, al que le atribuimos un comportamiento malvado. ¡Eso no es verdad!

¿Acaso un niño pequeño puede conceptualizar el hecho de que su mamá tenga necesidad de dormir un rato? ¿Qué a su papá le gustaría relajarse un rato? ¿Acaso puede entender que su papá tiene muchos problemas en el trabajo y que está tenso y necesita un descanso? Por supuesto que no! Esos conceptos están mucho más allá de su capacidad de entendimiento. Incluso si el padre le explica a su hijo mil veces que mamá está cansada y que hay que dejarla descansar, el niño es un niño, al fin y al cabo. Y le faltan las herramientas para poder comprender a sus padres.

Hay una edad específica en la que simplemente resulta imposible pedirles a los chicos que se queden en silencio. ¡Imposible! Los niños no pueden quedarse sentados sin moverse. Pedirle a un niño de 4 años que se quede callado es pedirle algo que él no puede hacer. Es como pedirle a alguien que no respire porque hace ruido…

Por eso, el padre o la madre que quieren descansar tienen que encontrar alguna otra solución. O bien descansar cuando ellos no están en casa o bien enviar a los más grandes a que saquen a pasear a los más pequeñitos. Pero sea como fuere, tienen que saber que los niños pequeños no pueden sentarse en silencio sin hacer nada.

Por supuesto que siempre hay que poner límites sensatos. Una vez que los chicos hicieron lío unos quince minutos antes de irse a dormir, los padres los pueden llamar y calmarlos contándole un cuento o leyéndoles un libro. Pero gritarles que no hagan lío, que es algo normal en los chicos, solamente convierte la hora de irse a dormir en un campo de batalla. Los niños a los que se les da la libertad de jugar se calman más fácilmente.

A veces a los padres les resulta difícil dejar que sus hijos sean niños, y por diferentes motivos. O bien los padres no fueron educados de esa manera y les parece una total anarquía. O bien ven que en otras familias los niños se sientan tranquilos y se portan bien, y entonces piensan que es posible criar hijos obedientes y sumisos. O puede ser también que el padre mismo es una persona amarga que no puede soportar las risas…

A estos padres, un consejo:

A los padres que no fueron criados de esta manera – no cometan los mismos errores que cometieron sus padres con  ustedes. Al fin y al cabo, tienen que admitir que sufren de problemas emocionales, porque si no, no tendrían problema en aceptar la “niñería” de sus propios hijos.

A los padres que ven que los hijos de los demás sí se portan bien – tienen que darse cuenta de que no es lo mismo educar que entrenar. Educar significa darles a los hijos valores y emuná, alegría y bondad. Cada padre hace todo lo que está a su alcance por inculcarles a sus hijos motivaciones positivas mientras les dan aliento y les dan su ejemplo personal. Entrenar significa asustar y amenazar a los hijos para que se porten bien, por lo menos en forma externa. Dios eesa manera, los hijos se están portando como animales entrenados que responden cuando los amos les dan una cierta señal.

La pregunta es – qué queremos? ¿Que nuestros hijos sean entrenados como el perro de Pavlov, o que reciban educación? Entrenarlos es más fácil y más rápido, y es algo que puedes hacer en tu mismo living, mientras los invitados se maravillan ante “los niños tan bien educados” que tienes.. Pero de esta manera uno está destruyendo el alma y la voluntad de los hijos. Porque cuando esos mismos niños crezcan y maduren y puedan liberarse del yugo de sus “entrenadores”, van a hacer lo que quieran, yéndose bien lejos de sus padres opresores.

El padre amargo ciertamente tiene que tomarse a mismo por las riendas y empezar a pedirle a Hashem que lo ayude en demostrar amor, paciencia y entendimiento con sus hijos. Porque él no se casó para traer hijos al mundo con el fin de torturarlos y llenarlos de amargura igual que él. Ese padre tiene la responsabilidad de criar a sus hijos con paciencia y amor. Y no olviden que sus hijos los aman!! Teniendo eso en mente, no se ofendan por las “tácticas” de los chicos, que solamente se están portando como lo que son – niños! De nosotros depende ayudarlos a hacer precisamente eso, al tiempo que canalizamos con amor y comprensión todas esas energías que tienen ellos en la mejor dirección posible.

¡Que obtengan todos mucha felicidad de sus hijos!

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