Oda a las Mujeres

El entrenamiento básico del ejército me enseñó a usar un rifle, pero ninguno de los desafíos que enfrenté me enseñó a ser padre. Hace ya tres años que me casé y en todo este tiempo ya le debo de haber dicho a mi mujer por lo menos veinte veces que las mujeres son mucho más fuertes que los hombres. No entiendo cómo lo hacen…

Lo que me más me sorprende es su resistencia. ¿De dónde sacan toda esa fuerza? Noches enteras sin dormir, bebés que se la pasan llorando, niños enfermos, cocinar para los Shabat, cocinar para las fiestas, vestirse bien. La verdad es que todas ustedes, queridas señoras, son increíbles y se merecen un aplauso. Porque sinceramente, nosotros, los hombres, aunque podamos haber estado en el ejército, no tenemos la fuerza que tienen ustedes para criar a los hijos.

La gran mayoría de los hombres no pueden hacer nada si no se sientan antes a comer un desayuno decente con una taza de café. Pobre de aquel que les pida hacer algo antes. Pero las mujeres… ¡GUAU! – con o sin desayuno, con o sin café, ustedes son las verdaderas comandos de la vida. Ustedes se encargan del futuro, de formar las almas de lo más puro que tenemos, de nuestros hijos, de los futuros portadores del judaísmo. Pero no es un trabajo nada fácil…

Fíjense por ejemplo, en mi cuñada, Iafit. A la edad de treinta años, consiguió un puesto excelente en uno de los bancos más prestigiosos de Israel. El honor y el sueldo le prodigaron gran status, pero ahora es madre de tres niños pequeños y se queda en casa para ellos. En vez de todo el prestigio de la empresa, ahora está hasta la cabeza de pañales sucios, preguntas y dilemas, atendiendo a niños enfermos, y llevándolos a la sala de emergencia…

A pesar de su bellísimo departamento tan bien amueblado, ella no puede relajarse y todo el tiempo siente que está atrapada. Ella renunció a su carrera por los hijos, pero ¿valió la pena? Si bien ella querría otra vez tener un trabajo, se siente tan pegada a los hijos que ni se le ocurre volver a trabajar afuera.

Para ella, la vida se ha vuelto la misma rutina una y otra vez. Al igual que muchas otras mujeres, ser madre la estaba dejando sin una gota de felicidad, a pesar del enorme amor que sentía por sus hijos.

Eso fue hasta que ella leyó el libro En el Jardín de la Sabiduría del Rabino Shalom Arush (de próxima aparición en español). En el libro, Rabi Najman nos dice: “No sean viejos! ¡Es una enfermedad!”. Él se refiere a la gente que piensa: “uf… ya está… Ya no puedo cambiar. Mi vida está destinada a ser así para siempre…”. Incluso la persona joven de edad puede sufrir de esta enfermedad de “ser viejo”. Una vez que uno entra en esta forma de pensar, el instinto del mal se apodera de ella y se encarga de que esa persona caiga en la depresión. “Nunca voy a poder cambiar… No tengo esperanza… Estoy estancado.. No hay salida… Así soy y así voy a ser siempre…”. El Rabino Arush dice que si hay algo capaz de detener el progreso de la persona es constantemente mirar hacia atrás.

Cuando Iafit leyó estas frases, se dio cuenta de que necesitaba ayuda. Y siguió leyendo para encontrar la solución. Rabi Najman dice que tenemos que decir: “ESPERA UN MINUTO. ¿De qué estoy hablando? ¿Que estoy perdido? ¡De ninguna manera! Ahora mismo voy a empezar a actuar como si acabara de nacer! Lo que haya sucedido en el pasado ya no es relevante. ¡Acabo de nacer!”.

Una vez que hacemos esto, se destruyen todos los malos pensamientos. Y aunque después vuelvan, no importa, porque ya tenemos la llave: Voy a empezar todo de nuevo en este mismo momento. Listo. Ya desarmaste al instinto del mal. Estás empezando de nuevo. Y únicamente así vas a poder ganar.

Hasta el día de hoy Iafit sigue teniendo que enfrentar desafíos, pero ahora está bien equipada con las herramientas espirituales que obtuvo en los libros del Rabino Arush. No es algo que lleve mucho tiempo. Con tan sólo abrir un libro y hojearlo unos minutos de vez en cuando uno puede encontrar verdaderas joyitas de emuná con las cuales fortalecerse  para poder seguir adelante. Pero la clave del éxito es pensar:

Voy a empezar todo de nuevo en este mismo momento.