Una Palabra de Aliento!

Uno de mis alumnos, que había sido un comando de las Fuerzas Especiales del Ejército, casi perdió la vida varias veces tratando de demostrarse a sí mismo que no era un cobarde.

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 17.03.21

Hace años, mi hermano menor quería ingresar a una Yeshivá a estudiar Torá, pero le faltaba todo el material que estudian los niños en la escuela primaria. El director del colegio dijo que iba a tener que aprender todo desde cero, así que era prácticamente imposible que lo aceptaran. Yo les pedí que por favor me dejaran estudiar con él un tiempo y ellos aceptaron.

En apenas tres meses habíamos cubierto todo el material de estudio de varios años. ¿Cómo? ¡Con muchas palabras de aliento! Todo el tiempo alenté a mi hermano diciéndole: “¡Tú puedes! ¡Tú eres capaz! ¿Ves? ¡Lo lograste! Vamos, démosle las gracias a HaShem!” Hoy mi hermano es Director de una Yeshivá. Con palabras de aliento y amor la persona puede tener éxito y hasta sobresalir!

De esta misma manera logré gracias a Dios ayudar a muchos otros, entre ellos grupos de alumnos a los que no les iba bien en el estudio de la Guemará. Pero con paciencia y con aliento les enseñé y finalmente tuvieron éxito. Hoy ellos saben estudiar Guemará porque aprendieron a creer en sí mismos. Esto les dio el deseo de tener éxito en sus estudios y en general en todos los aspectos de la vida.

Construir al hijo y al alumno es darle. Darle cariño, darle aliento, darle palabras de aliento. Esto ayuda a construir la autoestima del niño.
En nuestra generación, la gente se persigue a sí misma, poniendo todo el énfasis en sus propios defectos. ¿Y por qué? Porque fueron educados con constantes críticas, menosprecio y hasta abuso. En muchos casos, los propios padres, sin darse cuenta y sin pensar, rotularon a sus hijos de “fracaso”, “haragán”, “vago”, “tonto” y “cobarde”. Uno de mis alumnos, que en el pasado había sido un soldado comando de las Fuerzas Especiales del Ejército, casi perdió la vida varias veces tratando de demostrarse a sí mismo que no era un cobarde. Él sentía necesidad de borrar el estigma que sus padres, sin pensarlo, le habían puesto siendo él aún un niño, una vez que no se animó a pelear con unos niños que era más grandes que él. Muchas veces los padres no tienen la menor idea de las tremendas heridas que les infligen a sus propios hijos con estos rótulos tan crueles y tan descorazonados que les ponen.

Mis padres, de bendita memoria, me brindaron una sana medida de autoestima y confianza en mí mismo en virtud del amor y la atención sin límites que me prodigaron. A todos sus hijos nos dieron herramientas para la vida, que es algo que ni el más grande profesor de educación no es capaz de dar. Y este regalo nos lo dieron en forma completamente natural, sin haber obtenido nunca un título de docentes…. Ellos sabían cómo educar y nos enseñaron a distinguir lo bueno de lo malo, porque sus propios padres los habían educado a ellos de esa misma forma.
Muchas veces los padres tienen expectativas exageradas de sus hijos. El padre tiene el deber de darle aliento a su hijo a partir de los talentos y las capacidades especiales que HaShem le prodigó al niño. El padre no debe esperar que su hijo sea lo que no es y por cierto que no debe menospreciarlo por algo que el niño es incapaz de hacer o que le cuesta hacer. Lo peor que puede hacer un padre es forzar a un hijo que tiene inclinación a tocar al violín a que juegue en  un equipo de fútbol, y en especial si es un niño delicado.

Uno de los errores más frecuentes y más trágicos que hacen los padres es establecer un estándar único para todos sus hijos, ignorando el consejo del Rey Salomón, quien afirmó que hay que educar a cada hijo de acuerdo con sus inclinaciones particulares. Cada niño tiene sus puntos fuertes, sus tendencias y sus capacidades únicas. Cada hijo es un mundo especial e irrepetible. Jamás debemos evaluar o comparar a un niño con otro de ninguna forma que sea, porque cada uno tiene que ser guiado de una forma diferente. Al decirle a un hijo que tendría que ser como su hermano o, para el caso, cualquier otro niño, es abusar de él. Nuestro objetivo debería ser criar a nuestros hijos para que sean personas felices de ser quienes son.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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