¿Acaso será él?

Querida Rajeli:

Hace unos meses conocí a un hombre maravilloso y las cosas se pusieron muy serias. Él me trata como a una reina y me dice que me ama y que quiere casarse conmigo. El problema es que me enteré de que él todavía está casado! Él dice que está separado de su mujer, pero la verdad que yo no sé si debo continuar con esta relación…

Diana
 
Querida Diana:

Ay… ya lo dije tantas veces que no sé ni cómo decirlo… Diana: ¡NO! ¡No continúes con esa relación!

Ahora que ya he dejado bien en claro cuál es mi posición, permíteme aclarar un poco más las cosas. Primero que nada, vamos a decir cuál es el problema de él. Después vamos a pasar a ocuparnos de ti.

Para empezar, este tipo es absolutamente inmaduro y egoísta. ¿Y qué diferencia hace si está seperado? Mientras siga casado en el sentido técnico de la palabra, su alma sigue estando conectada con la de su esposa. Cuando dos personas se casan bajo el palio nupcial, sus almas se fusionan en una sola. La ceremonia nupcial es como una intervención quirúrgica espiritual y es por eso que las relaciones suelen complicarse después del casamiento.

Vas a poder encontrar ejemplos de lo que te estoy diciendo a tu alrededor – dos personas que conviven durante años, incluso décadas, pero que en el momento en que se casan, de pronto no se pueden soportar. ¿Qué pasó? Como ya expliqué en artículos anteriores, cuando dos personas se casan, se vuelven como el Monstruo de Dos Cabezas de Plaza Sésamo. Con la única excepción de que no es tan divertido cuando él quiere ir para un lado y ella quiere ir para el otro…

En el matrimonio, es necesario que los dos (y en especial los hombres) aprendan conceptos básicos tales como lo que es el compromiso, la paciencia, la abnegación, y cerrar la tapa del dentífrico… no es fácil dejar a un lado las necesidades personales para poder satisfacer las necesidades del otro y así contribuir al bien de la pareja. Pero esa es la esencia del matrimonio…

El judaísmo enseña que el hombre que no está casado es como una media persona y ni siquiera ha comenzado a llevar a cabo su rectificación espiritual. Ese es uno de los principales objetivos de vida que nos ha dado Dios. Con el paso del tiempo, a través de todos los problemas y los desafíos que trae el matrimonio, los cónyuges pueden aprender el verdadero significado de lo que es el amor incondicional y el dar incondicional. Por ejemplo: ¿sabes cuánto me cuesta lavarle la ropa a mi marido cada vez que estoy enojada con él? Me dan unas ganas tremendas de decirle que se lave la ropa él solo (y que se prepare la comida él solo, y que se ocupe de los chicos él solo, etc etc…). Gracias a Dios no me enojo con él tan seguido…

El hecho de que este tipo empiece a buscar otra relación cuando todavía está casado es una muestra de lo inmaduro que es, porque es obvio que todavía no aprendió las lecciones básicas del matrimonio. Parecería que se quedó atascado con la misma forma de pensar que tiene la gente cuando empieza una relación: ¿Acaso mi pareja va a poder satisfacer mis necesidades? ¿Acaso me va a hacer sentir feliz?

Y también es un egoísta, porque piensa que si su actual esposa no está a la altura de sus expectativas, entonces él tiene todo el derecho de buscarse a otra. ¿Qué se piensa? ¿Que se merece a alguien mejor que la persona que le dio HaShem, y en especial siendo que la primera vez fracasó?

Pero ese es el problema de la sociedad occidental: siempre todo torna en base a buscar a alguien que te dé lo que necesitas, no al revés. Por eso, no ha de sorprendernos que tantos matrimonios fracasen – porque ambos cónyuges están tan centrados en lo que ellos mismos piensan que se merecen que no tienen ni el tiempo ni las ganas de centrarse en las necesidades del otro!

Obviamente este hombre se encuentra en un dilema. Si tuviera verdadera Emuná, creería que HaShem le dio a su actual mujer exactamente tal como él necesitaba que ella fuera. ¿Acaso él es tan perfecto que necesita a una mujer perfecta? Lo dudo. Él no se dio cuenta que su mujer era su propio reflejo y que estaba haciendo exactamente lo que se suponía que tenía que hacer para poder ayudarlo a crecer como persona. Y por eso se sintió con derecho a buscar a otra mujer que se ajustara más a su visión de la perfección.

Ahora entras en escena tú, Diana, la futura víctima inocente. Para empezar, olvídate por completo de toda su galantería. Este tipo está actuando. Él no puede amarte verdaderamente, por varios motivos. Primero y principal, porque TODAVÍA ESTÁ CASADO!! El amor no es esa emoción/droga hollywoodense que nos quisieron hacer creer que es. El amor es un sentimiento que va creciendo junto con muchos años de lucha y compromisos dentro del marco de la vida matrimonial. Yo creo firmemente que sencillamente resulta imposible que dos personas se amen si no existen ciertos parámetros, como por ejemplo el hecho de que no pueden ponerle fin a la relación cuando las cosas no van como ellos esperaban…
 
Francamente, Diana, pienso que tendrías que darle las gracias a HaShem por haberte puesto en esta situación. Primero porque estás aprendiendo que el amor es mucho más que un simple romance y pura palabrería… Segundo, HaShem está tratando de demostrarte que tú vales muchísimo más que ser una noviecita marginal. Casi puedo garantizarte que este tipo no está en ningún apuro por divorciarse. Porque si así fuera, ya lo habría hecho antes de iniciar una relación con otras mujeres. A él le importa únicamente de sí mismo y nada más.

Por eso, yo te propondría dos cosas: primero, escaparte lo antes posible. Segundo, ahora vas a tener la oportunidad de atraer al hombre que verdaderamente te mereces. Llegó la hora de ponerse serios y empezar a hablar con HaShem todos los días en plegaria personal para que te envíe a tu “media naranja”. Dedícale al tema por lo menos treinta minutos por día y estoy segura de que vas a conseguir muy pronto al hombre indicado.

La plegaria personal es como ordeñar una vaca. Por más que el carnero quiere mamar, la vaca quiere amamantar todavía más. HaShem está esperando darnos todas las bendiciones con las que estamos soñando. ¡Solamente tenemos que pedírselas!

Rajeli