La Mujer Antiarrugas

Querida Rajeli:
 
Entiendo que el recato es una parte muy importante del judaísmo. Pero no estoy muy acuerdo. Para mí, la gran parte de las mujeres recatadas son muy poco atractivas y en mi opinión, eso es algo represivo y arcaico. No tiene nada de malo vestirse bien y en especial porque la mujer se siente bien cuando luce bien. Francamente, no creo que tenga nada de malo ponerse ropa linda y lucir atractiva. ¿Podrías explicarme tu punto de vista por favor?

Estela
 
Querida Estela:

Entiendo muy bien lo que me dices, porque recuerdo que yo sentía exactamente lo mismo. En mi calidad de ex feminista moderna, para mí todo este tema del recato era algo bastante desagradable. Te puedo decir que hasta lo odiaba. Recuerdo haberme dicho a mí misma que nunca, NUNCA, me iba a poner algo que no pusiera de relieve mi figura perfecta. Y después, cuando empecé a cubrirme más, me dije a mí misma que nunca, pero NUNCA, me iba a cambiar la peluca tan espectacular que tenía por un pañuelo. Después, cuando empecé a dejar al descubierto menos piel que mi abuela, me prometí a mí misma que nunca, pero NUNCA JAMÁS iba a dejar de usar maquillaje.

Bueno, ustedes se  imaginarán lo que pasó al final. Y quiero decirles que nunca, pero NUNCA, me sentí tan bella…

Al fin y al cabo, hay dos problemas con el hecho de vestirse sexy, atractiva o como quieran llamarlo. El primer problema es que una está atrayendo atención en forma inadecuada. Y esto es algo que no me canso de repetir. La mujer, y en especial la mujer casada, no tiene que hacer que los hombres den vuelta la cabeza para mirarla, y en especial si ellos mismos son hombres casados.  ¿Qué es lo que espera obtener al hacer eso? ¿Unos cuantos segundos de fortalecimiento de su ego? ¿Y para qué? ¿Acaso ella no está recibiendo la atención que necesita en su propio hogar?

El matrimonio ya de por sí es bastante complicado como para complicarlo aún más despertando el deseo y el sentimiento de otras personas. ¡Eso ya es un desastre total! Es así: si tú eres una mujer casada que atrae la atención de un hombre que va caminando a tu lado por la vereda, entonces eso significa que acabas de robarle a la mujer de él un pedazo del corazón del marido. La mente del hombre no puede estar en dos lugares al mismo tiempo. Así que si él tiene sus pensamientos en tus curvas, te puedo garantizar que no los tiene en su propia mujer!

Ahora bien – digamos que tú no eres casada, pero estás pensando en casarte. ¿Hasta qué punto estás pensando en atraer a tu futuro marido con tu aspecto físico? ¡Sé sincera contigo misma! ¿No es verdad que la gran mayoría de las mujeres lucen más atractivas que nunca en la fase del noviazgo, y a partir de ese momento en adelante van en picada? De repente, de un día para el otro, el pobre marido se despierta al lado de una mujer sin máscara y con los ojos todos hinchados, con el cutis no muy perfecto que digamos, y el pobre se piensa que se despertó en la casa equivocada! ¿De verdad es culpa de él que se la pase una hora escondido en el baño para esquivar a su "novia"?

Pero todo este tema del concepto moderno de “belleza” tiene un aspecto mucho más grande y más personal: está destruyendo la autoestima de la mujer. Déjenme que les cuente la historia de la Mujer Antiarrugas. Se trata de una mujer real, de cerca de setenta años de edad que es adicta a la cirugía plástica. A primera vista, ella tiene un rostro muy bello, hasta que uno la mira más de cerca y se da cuenta de que un ojo es como un centímetro más bajo que el otro, y que la piel de las mejillas se estira en forma muy poco natural cuando sonríe. Los labios pueden pasar por un salvavidas, la nariz le quedó reducida a dos fosas nasales y en el pecho tiene dos sandías del color de la piel. Apenas come, para que pueda seguir entrando en sus jeans talla cero y, en una palabra, parece como una caricatura de ella misma cuando era joven…

Ustedes podrán decir: “¿Y qué problema  hay? Si eso la hace feliz…”. Bueno, yo creo que se equivocan. A ver si pueden encontrar una sola mujer que esté obsesionada con su aspecto físico y que pueda decir de todo corazón que es feliz… Si es así, entonces ¿por qué se pasa todo el día mirándose al espejo? ¿Y por qué se gasta una fortuna en lucir como una jovencita? Y no me refiero solamente a ella. ¿Por qué hay tantas mujeres tan obsesionadas con lucir perfectas?

¿Ves a lo que voy? Cuando la mujer está obsesionada con el tema de la belleza, no hay límites. Nunca va a decir: “Bueno… ahora ya soy lo suficientemente bella. No necesito tratar de lucir más bella”. Y el problema con esto es que la necesidad de lucir más bella aumenta a medida que la mujer va envejeciendo, porque está en una constante carrera contra la edad y la gravedad, tratando de ganarles a las dos con su arsenal de productos “antiarrugas”. Y finalmente, ¿quién gana?

Hace unos meses fui a una fiesta en la que había muchas mujeres mayores. Una de esas mujeres me llamó en especial la atención. Estaba sentada en una silla de ruedas, tenía mucho sobrepeso y era obvio que tenía problemas de salud. Pero ¡qué peluca espectacular llevaba puesta! El pelo no podía haber sido de una jovencita mayor de veinte años y los rulos le rebotaban en los hombros como marionetas. ¿Se imaginan lo ridículo que era todo esto? ¿Por qué esta mujer de más de sesenta años llevaba puesto el cabello de una adolescente?

En mi humilde opinión, todo se reduce a esto: el concepto moderno de la belleza es un ataque directo a la mujer y a cómo se siente consigo misma. Es como si se les dijera a las señoras y a las señoritas: “Si no eres bella, entonces no vales mucho. Si quieres tener éxito en este mundo, entonces tienes que lucir estupenda!” ¿No me creen? Les propongo que hagan este experimento – paren por la calle a cualquier mujer y pregúntenle cómo se siente consigo misma. Cuánto se valora. Cuánto de ese valor depende de su aspecto físico. Cuánto depende de sus logros en la vida. Yo estoy segura de que cuanto más bella sea la mujer, mejor se sentirá consigo misma. Y viceversa.

Debido a que no se nos enseña a aceptar quiénes somos así como somos, estamos destinadas a chocarnos inevitablemente con la realidad más tarde en la vida. A cierta altura de la vida, cada mujer tiene que admitir que está envejeciendo, y que ya no es tan físicamente bella como antes. Pero cuando la mujer se centra en mantener y fomentar su belleza durante la mayor parte de su vida, ¿qué sucede cuando finalmente se da cuenta de que no puede lograr lo imposible, o sea, lucir como una chica de veinte toda su vida?

Además, ¿por qué los hombres sí pueden envejecer naturalmente pero las mujeres no?

Estela, te han saboteado. Y si no me crees, fíjate en lo que dices respecto a que el judaísmo es tan opresivo para las mujeres. Si vinieras adonde yo vivo e hicieras una encuesta acerca la autoestima de las mujeres que viven aquí, estoy segura de que vas a ver que la gran parte de las mujeres que viven aquí no les importa tanto sentirse poco atractivas. Y eso es porque aquí se pone muchísimo más énfasis en la belleza interior de la persona. Aquí las mujeres se valoran a sí mismas por los actos de bondad que hacen, por el trabajo que hacen, por el esfuerzo que hacen en criar a sus hijos y hacer todo lo hace una mujer.

Y sabes qué es lo más irónico? Yo, por ejemplo, me siento muchísimo más linda ahora que antes, cuando usaba jeans ajustados y tacos de cinco centímetros! Y no soy la única. ¿Cómo es posible? Es porque hemos girado el foco a lo que realmente importa – quién soy, y no qué aspecto tengo. Es por eso que mi belleza interior es lo que me hace sentir más bella…

Sinceramente espero que todas las mujeres puedan librarse de una vez por todas de esta esclavitud a la belleza física y que sigan el consejo de la Torá: poniendo el enfoque en lo que una tiene adentro y aceptándose tal como es, porque así es como Dios la hizo!

Rajeli