¡Sin Comparaciones!

Los esposos que se quejan ante mí que no sienten amor hacia sus esposas, yo sé, con toda claridad, que observan a otras mujeres...

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 06.04.21

Los esposos que se quejan ante mí que no sienten amor hacia sus esposas, yo sé, con toda claridad, que observan a otras mujeres…

 
Existe una regla que cada marido debe tomar en cuenta: La más grande competidora de la mujer – es otra mujer…
 
Por lo tanto, debe el marido no mencionar, ni siquiera el nombre de otra mujer en su casa, al grado de: “Que sus nombres no los pronuncien mis labios”… (Salmos).
 
Si el esposo compara a su esposa a cualquier otra mujer, en cualquier aspecto que fuese, por ejemplo si dice que tal mujer tiene un gusto especial para arreglar su casa, o que se distingue por su belleza, su sabiduría, etc., aunque lo hiciera en forma inocente, este es el peor error que puede cometer, y con eso empuja a su mujer del primer lugar, no sólo a un lugar secundario, sino, de verdad, aun más abajo. Asimismo, si dedica tiempo a fijarse en otra mujer, la esposa no puede tolerarlo.
 
Está prohibido que la mujer tenga la sensación de estar en competencia con cualquier cosa en el mundo, con más razón está prohibido que sienta la competencia de otras mujeres. Ella tiene que sentirse la primera entre todas las mujeres… ¿Quién se le compara y quién se le parece? Aun si el marido compara a su mujer con su madre, ella sentirá celos de su propia madre. Con más razón si la comparación es con la madre de él, HaShem se apiade… Aunque su madre fuese anciana, ella la celaría y la odiaría, por lo tanto, no debe compararla con ella.
 
El Cuidado de Los Ojos
 
El cuidar el marido sus ojos, que significa no observar a otras mujeres, forma también parte de la ubicación de la esposa en el “Primer Lugar”. Si el esposo realmente pone a su esposa en el lugar primordial, ¿cómo es que  observa a otra mujer? Al ver a otra mujer, es inevitable que el hombre desee su belleza, y por lo tanto, puede causar una separación entre él y su esposa.
 
Y hablamos de cuando esto ocurre cuando se fija en otras mujeres, sin estar frente a su esposa. Con más razón, si lo hace frente a sus ojos, ya que no existe una ofensa mayor a sus sentimientos. Una mujer que ve que su marido observa a otras mujeres, se siente lastimada en varios aspectos. Me comentó una señora, que vio a su marido fijándose en otras mujeres, y desde ese momento, entró en ella un espíritu tal de competencia, que si en el pasado se aislaba una hora para leer Salmos y estudiar, ahora se pasa horas frente al espejo, ocupada sólo con el pensamiento de cómo embellecerse, hasta el punto que se siente desesperada de vivir así, y quiere divorciarse.
 
Resulta, que un marido que observa y mira a otras mujeres, destruye su propio hogar. En lugar de que su casa sea un hogar de plegarias, de estudio de la Torá, un hogar en el que exista espiritualidad, se convierte en un lugar de materialismo y apetitos. La mujer que tanto puede elevar la espiritualidad del hogar, se transforma en una persona interesada en vanidades y tonterías, y esto, además del grave daño sentimental que ella percibe.
 
Los esposos que se quejan ante mí que no sienten amor hacia sus esposas, yo sé, con toda claridad,  que observan a otras mujeres, y por lo tanto, su corazón se desvía de su propia esposa. Ésta es una maldad inigualable. Porque es preciso que, para el marido, su mujer ocupe de verdad, el lugar primordial, lo que significa, que no existe en el mundo nada más importante que ella.
 
En el sagrado libro del Zohar se menciona que Adán, el primer ser humano,  alabó a nuestra madre Eva, como la más bella de las mujeres, diciéndole que todas las mujeres frente a ella parecen como monos frente a un ser humano.
 
Por lo tanto, el marido también debe utilizar expresiones como esa, para mostrarle claramente a su mujer, que todas las cosas, en este mundo, se anulan frente a ella. Y en particular en aquellos aspectos, en los que se siente amenazada, allí debe salirse aun más de sus límites, y expresar una actitud que anule esos aspectos…Por ejemplo, si ella sostiene que la mamá de su marido cocina mejor que ella, debe negarlo de todas maneras y decir que la forma de cocinar de su madre no se acerca a la de ella. Y así en todos los aspectos. Si conoce a alguna mujer considerada como exitosa, no le dará importancia a su éxito, etc.
 
Y es necesario que sea auténtico, que a pesar que su mujer no le crea y le diga: ¿cómo crees? ¡Yo sé que no soy tan hermosa, y que hay muchas más guapas que yo! , le dirá: “sobre gustos no hay nada escrito". Para mi gusto, tu belleza es la mayor, y todas las demás mujeres se ven feas frente a ti.
 
Cuando el marido sabe que: “Yo tengo que poner a mi mujer en el primer lugar en mi vida”, y entiende que debe reflexionar sobre cómo transmitirle esta sensación, y reza por ello todos los días, logrará vivir con su esposa, en paz y con amor. 
 
 
Continuará…
 
 
– Extraído del libro "En el Jardín de la Paz" por Rabi Shalom Arush, ¡Próximamente en Español! –

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