Prevención del Suicidio

Hoy, cuando lleves a cabo tu rutina diaria en la oficina o en el autobús o incluso en la sala de estudios, es muy probable que, si te fijas bien, encuentres a alguien que está en situación de riesgo.

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Dr. Zev Ballen

Posteado en 05.04.21

Es sabido que cerca de un millón de personas al año se suicidan y cerca de 20 millones tratan de suicidarse sin éxito cada año.

En este mundo en que vivimos, que nos recuerda bastante a la Sodoma bíblica, tiene lugar un suicidio cada 40 segundos aproximadamente.
La tasa de suicidios ha aumentado un 60 % desde la década del ’60 hasta la actualidad.

Para cuando hayas terminado de leer este artículo, 5 o 6 personas se habrán quitado la vida, Dios no lo permita…

Casi todas las personas que se suicidan primero trataron de ir a un psicólogo o a un psiquiatra, por lo general más de una vez. Dentro del año del suicidio, la mayoría de estas almas quebrantadas pidieron ayuda pero, ay… no les sirvió de nada.

Es sorprendente cuánto conocimiento se ha acumulado y publicado acerca del suicidio y qué poco es lo que los investigadores entienden acerca del tema.  Se han gastado millones de dólares en estudios que han logrado identificar los factores de riesgo del suicidio y presentado diversas hipótesis acerca de las razones subyacentes del suicidio; se han llevado a cabo investigaciones acerca de las poblaciones de alto riesgo; se han establecido líneas de ayuda para evitar que la gente se suicide, y mucho más. Pero nada de todo esto ha servido.

No hace falta que les demos millones de dólares a los investigadores para que nos digan que la enfermedad mental, la drogadicción y el crecimiento del internet son los agravantes del problema del suicidio.

Yo les voy a decir ahora mismo cuál es la causa de los suicidios y no les va a costar ni un centavo.

Con el avance tecnológico de la sociedad, la gente se ha ido alejando en forma progresiva de su fuente de vida, de Dios. Jamás en toda la historia el mundo estuvo tan lleno de falsedad, vanidad e inmundicia como hoy, y eso es lo que hace que la gente se aleje de la verdad de Dios.

Aquellos que tienen la bendición de conocer la verdad no se dejan engañar por este mundo vano. Ellos saben que la vida pasa en un parpadear de ojos y que no existe una vida real excepto l avida que uno puede tener a través de una conexión con Él. Sí, es verdad, la vida está llena de amargura y de innumerables formas de dolor y sufrimiento, pero en la época pre-tecnológica, la gente tenía la fortaleza necesaria para aceptar las dificultades y las utilizaba para fortalecerse aún más, acercándose a Dios.

La pregunta es – si no podemos confiar en el sistema de salud mental actual para enseñarle a la gente a ser feliz y dejar el suicidio atrás, ¿en quién podemos confiar?

¡Podemos lograrlo nosotros mismos!

Permítanme que les explique:

Un hombre simple, sin profesión, fue a un negocio a comprar vino para Shabat. Dentro del negocio, el hombre vio a un  joven que no estaba bien: no respiraba bien y además daba la impresión de estar muy alterado. Una vez afuera, nuestro amigo se puso a conversar con el joven, que había comprado una botella de whisky escocés. A los pocos minutos, el joven le estaba contando toda su vida al hombre simple, que escuchaba de todo corazón. Después, el hombre simple invitó al joven a pasar el Shabat en su casa. El joven aceptó la invitación y pasó un bellísimo Shabat con su nuevo amigo. Al terminar el Shabat, el hombre simple le reveló a su amigo que en verdad le había salvado la vida, pues había planeado suicidarse esa misma noche en que se habían “encontrado” en el negocio.

No hace falta ser médico ni psicólogo para salvar vidas. Lo único que hace falta es tener la voluntad de ayudar al otro. Hoy, cuando lleves  a cabo tu rutina diaria en la oficina o en el autobús o incluso en la sala de estudios, es muy probable que, si te fijas bien, encuentres a alguien que está en situación de riesgo. Es posible que esa persona ya haya hecho planes de suicidarse y es posible que no. Pero muchas personas sí están pensando en dar ese paso. Si buscas  a Dios en esa situación, tú también sabrás cómo ayudar a esa persona.

Y al ayudar al otro, también te salvarás a ti mismo.

En el Holocausto, hubo un hombre que decidió que quería suicidarse. Era medianoche y él ya contaba con el “plan perfecto” para poner fin a su vida. Unos instantes antes de que lo llevara a cabo, su Rebe, su maestro, se le acercó y le gritó: “¡Israel! ¿Qué se supone que estás haciendo? Israel, qué ingrato que eres!Israel!Me pasé años enteros enseñándote Torá y Emuná y así es como me pagas todo mi esfuerzo?”
Completamente shockeado, Israel abrió los ojos y de pronto advirtió que él no era el único en la habitación. Eran las 3 de la mañana en Auschwitz y había una multitud de almas quebrantadas sollozando en las “camas”. Israel se pasó el resto de la noche yendo de una cama a otra reconfortando a cada uno con las enseñanzas de su Rebe.

Miren en derredor, amigos míos. Ustedes no son los únicos en la habitación. Si abren bien los ojos, ustedes también van a ver que hay mucho trabajo por hacer.

Y en el mérito de su renovada voluntad de ayudar alosemás, que sean inscritos y sellados en el Gran Libro de la Vida para el año que se inicia!
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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