Club Paraíso

Cuando Mashíaj tenga que elegir quién se va a poder acercar al “Club Paraíso”, ¿quién sabe cuál de nosotros va a poder entrar? Y para los que no entren, no hay clubes “clase B”...

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Rajeli Reckles

Posteado en 05.04.21

Acá en Israel la situación es cada vez más alarmante. Después de encontrar los cadáveres de nuestros tres muchachos queridos, Eial Ifraj, Guilad Shaer y Naftali Frenkel, los tres jóvenes israelíes que habían sido secuestrados, que Hashem vengue su sangre, parecería que hemos alcanzado un punto decisivo en el proceso de la Redención. Al momento de escribir estas líneas, un joven árabe fue muerto, aparentemente como una venganza por el asesinato de los tres chicos israelíes. Hamas ha reaccionado como lo hace siempre: disparando muy generosamente cantidades de misiles como si fueran billetes de lotería gratis para un coche último modelo. Si no me equivoco, llamaron a su campaña “Locura de Misiles”. Israel ha respondido con la Operación Borde de Protección, que se ha convertido en una guerra a toda escala, y que ya se ha cobrado sus víctimas en las filas de Israel.

Esta es la primera vez que oí las sirenas de alerta en la ciudad donde vivo, en Beit Shemesh. Por suerte, en la zona donde yo vivía antes, la última vez que hubo ataques de misiles, las sirenas no funcionaban, así que no tenía idea de lo que estaba ocurriendo. Tal vez la ignorancia verdaderamente sea una bendición.

La cosa es que me puse loca de los nervios. Fue como un estado de pánico, sabiendo que no hay dónde escaparse, fuera de la habitación de seguridad. Lo que me di cuenta en esos momentos de miedo fue que no había adónde escaparnos de la realidad de la situación. Esto me forzó a una forma de pensamiento a la que la mayoría de nosotros tenemos miedo de entrar, y con razón. Por primera vez, sentí que la vida era mucho más grande que yo. Sentí mi propia pequeñez e insignificancia. Sentí como si fuera un recluta jugando en la Gran Liga. ¿Qué diablos está haciendo esta personita (yo) en medio del caos mundial?

Entonces hice lo que muchos hacen en una situación similar: Le pedí a Hashem que nos protezca y nos envíe ya al Mashíaj, para que podamos poner fin a todo el sufrimiento que ha sido el sello distintivo de la historia del pueblo judío.

Hoy Hashem me habló a través de una enseñanza que creo que es única de Rabí Najman. Vi un video de uno de los discípulos del Rabino Shalom Arush diciendo que no tenemos que pedir que venga el Mashíaj ahora. Entonces me acordé vagamente de haber leído algo así en el libro En el Jardín de la Gratitud.

El problema con que el Mashíaj venga ahora es que al parecer no estamos listos para recibirlo.Si el Mashíaj viniera ahora, nos agarraría desprevenidos…

El problema con que venga ahora el Mashíaj es que después ya no vamos a poder continuar mejorando espiritualmente. Si somos perfectos santos, buenísimo. Pero ¿cuántos de nosotros podemos decir algo así con certeza?  ¿Ni uno solo? Si recién estamos empezando el proceso de teshuvá, entonces allí será donde nos encontrarán. Si ya estamos más adelantados y estamos haciendo una hora de plegaria personal por día, entonces ese será nuestro punto máximo. ¿Y si todavía ni siquiera empezamos a hacer teshuvá?

Esta situación me recuerda la época en que solía ir a South Beach los sábados a la noche. El viernes a la noche era sagrado y por lo tanto, lo reservaba para mirar TV en casa. Los sábados a la noche, mis amigas y yo nos reuníamos en torno a la entrada  de la discoteca de moda tratando de meternos adentro, como si fuéramos vacas tratando de meternos en la lechería para que las ordeñen. El granjero/portero de la discoteca examinaba con cuidado a cada una de nosotras, las vacas, de arriba para abajo a ver quién tenía las ubres más imponentes. Esas vacas eran las primeras en entrar. El resto de las vacas muían en señal de protesta y embestían para poder acercarse al portero. A veces, el granjero/portero separaba a propósito un grupo de vacas, para su propio entretenimiento barato…

Cuando Mashíaj tenga que elegir quién se va a poder acercar al “Club Paraíso”, ¿quién sabe cuál de nosotros va a poder entrar? Y para los que no entren, no hay clubs “clase B”. Si no entraste, olvídalo…

Es por eso que el Rabino Shalom Arush ora para atrasar lo máximo posible la llegada del Mashíaj. ¡Todavía tenemos mucho trabajo por hacer!  Muchos piensan que el Mashíaj va a venir y va a arreglar todos nuestros problemas. Según lo que yo entiendo, él no va a arreglar nuestros problemas personales. Eso depende de nosotros. Entonces si seguimos esperando que él venga y haga el trabajo en lugar de nosotros, estamos perdidos…

Una vez dicho eso, todavía tenemos tiempo de arreglar, pero no mucho. Para aquellos de nosotros que todavía no empezaron a hacer teshuvá, ¡no pierdan la esperanza! Hagan el firme compromiso de que hoy es el comienzo de su nueva vida, y vayan paso por paso. Lean En el Jardín de la Gratitud; yo creo que es una maravilloso manual que nos puede ayudar a todos, no importa en qué etapa del proceso nos encontremos.

Por más importantes que son los preceptos, la plegaria personal es igual de importante, o más aún. Porque únicamente a través de la plegaria personal podemos fortalecer nuestra Emuná y nuestra conexión con Dios. Únicamente con la plegaria personal podemos corregir lo que haga falta, ya sea nuestros propios rasgos de carácter o nuestras relaciones interpersonales.

Y si quieren tomar la Carretera Rápida rumbo a la Rectificación, únanse al Club de Socios del Rabino Shalom Arush. Distribuyan libros y CDs a sus familiares, amigos y compañeros de trabajo. Sean partícipes de la difusión de la Emuná en el mundo entero, para que podamos tener el mérito de traer al Mashíaj con paz y compasión, sin juicios estrictos ni violencia.  Amén!
 
 

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