El Rico y el Desempleado

Una historia conmovedora de un rico y un desempleado que se encontraron en el almacén. Para emocionarse, sonreír y tal vez derramar una lágrima…

3 Tiempo de lectura

Tal Rotem

Posteado en 05.04.21

Una historia conmovedora de un rico y un desempleado que se encontraron en el almacén. Para emocionarse, sonreír y tal vez derramar una lágrima…

Este maravilloso relato verídico llegó a nuestras manos directamente de boca de los protagonistas, quienes por razones obvias pidieron permanecer en el anonimato.

* * *
Sucedió hace aproximadamente un año.

Un residente de la zona sur del país que estaba desempleado fue al almacén a comprar algunos productos lácteos para su hijita de un año.
“Lo lamento”, le dijo el almacenero delante de los demás clientes que había en el almacén. “Pero no puedo venderle más nada. Ya me debe varios miles de pesos y no puedo seguir anotando. ¿Cuándo le parece que va a poder pagarme? ¿Todavía no encontró trabajo?”.
Al oír eso, el desempleado prorrumpió en llanto.

Una de las personas que estaban en el almacén haciendo cola para pagar era un acaudalado hombre de negocios que bajó del auto para comprar una botellita fría de gaseosa mientras se dirigía a una reunión de negocios. Después de que el desempleado salió del almacén, el hombre de negocios se acercó al almacenero y le dijo así: “Yo le voy a pagar la deuda de ese hombre. ¿Cuánto es en total?”.

El almacenero, atónito, lo miró a los ojos y le dijo: “Usted no tiene que pagarle la deuda. Es un vago que no hace nada todo el día”.

“El motivo por el que decidí pagarle no es asunto suyo. Dígame por favor cuánto le debe”.

El almacenero se fijó en la libreta de anotaciones y le dijo: “La cantidad exacta es 5.267 pesos”.

De inmediato el hombre de negocios le anotó un cheque por 7.500 pesos. “Que le quede algo para los próximos meses”.

“Ah, a propósito… dígame por favor:¿De qué trabajaba él antes de que lo despidieran?”, le preguntó el hombre de negocios al almacenero.
“Él es carpintero, pero hoy en día todo el mundo compra en IKEA”.

“Acá le dejo mi tarjeta de presentación. Déselo por favor y dígale que hay alguien que está buscando un carpintero para que le haga algunos trabajos en su casa. Y otra cosa más: ¡Que no se le ocurra volver a humillarlo de esa manera delante de los demás! Y la próxima vez que lo vea, antes que nada pídale disculpas. Porque si no le pide disculpas, yo ya me voy a enterar…

El almacenero se asustó y asentó con la cabeza.

A la mañana siguiente, alguien tocó a la puerta. La señora del hombre de negocios abrió la puerta y vio al carpintero, junto con su señora y su bebita. El carpintero tenía en las manos una bandeja con torta de chocolate.

“Queríamos darles las gracias”, le dijeron a la dueña de casa, que se había quedado con la boca abierta de la sorpresa. “Ustedes son ángeles que nos enviaron del Cielo”.

El dueño de casa oyó voces que provenían de la puerta de entrada y se acercó a ver quién era.

“Vengan, pasen por favor”, los invitó.

El desempleado le dijo: “Quería darle las gracias por su generosa ayuda. Nos salvó del hambre y de la humillación. Pero yo le prometo que, apenas pueda, le voy a devolver hasta el último centavo”.

“Al parecer, querido amigo, usted aún no entendió”, le explicó el hombre de negocios. “Yo no le di limosna, sino un anticipo. Usted ahora me va a remodelar la cocina. Usted es carpintero, ¿no?”.

El carpintero desempleado miró a los ojos del hombre de negocios y ahora lo valoró aún más. No sólo que le dio dinero sino que, al darle trabajo, también le conservó su estima.

A partir de ese momento, el hombre de negocios ayudó al carpintero a abrir un negocio llamado “Boutique Carpintería” para clientes de alto nivel económico. Todos los amigos del hombre de negocios lo contrataron y hoy en día él se gana el sustento de su familia en forma respetable. Hace poco le nació un bebé y le puso de nombre “Natanel”, que significa “HaShem nos dio”.

Al escuchar este relato, llamamos por teléfono a este hombre de negocios, que pidió no identificarse, y le preguntamos acerca del episodio.
Él respondió:

“Actué de la manera que lo hice porque eso era lo que había que hacer. Si cada persona ayudara a su prójimo cuando este pasa por un mal momento, entonces todo sería  muy diferente. Solamente espero que HaShem Todopoderoso me dé siempre la posibilidad de ayudar a los demás”.

Si ustedes también se emocionaron con esta historia como nos emocionamos nosotros, no vacilen en ponerle un like – me gusta y compartirlo con sus amigos y familiares.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Escribe tu opinión!

1. Marcela León Pacheco

9/06/2018

Es un hermoso gesto de humanidad y humildad, lo que se ha perdido en el mundo para con las personas.

Que HaShem bendiga inmensamente siempre los gestos de humanidad a las personas como éste señor empresario.

2. Marcela León Pacheco

9/06/2018

Que HaShem bendiga inmensamente siempre los gestos de humanidad a las personas como éste señor empresario.

3. Karen

2/07/2016

Hermosa historia

Esta historia ilumino me alma, gracias Breslev por compartirla..

Gracias por tu respuesta

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