Hashem dirige esta empresa

Pensamos que nosotros dirigimos el show pero muchas veces nos olvidamos que hay un Gerente general que es el que toma todas las decisiones…

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Dovber Halevi

Posteado en 04.04.21

“Eh, Dov, Jack está por volver de su viaje de ventas a Europa. ¿Te enteraste? Cerró trató con cuatro clientes. Hace un mes que se fue pero ya lo conoces: se va a pasar los tres próximos días dando la vuelta olímpica”.

 

Jack es un jugador de suma cero. La única forma de ganar es que el otro pierda. Es tan bueno en lo que hace que aquel que él decida que sea el “otro”, va a tener que aguantárselo.

 

Aproximadamente una hora más tarde, recibo la llamada.

 

“Eh Dov, habla Jack. Me enteré de todas las cosas nuevas que estuviste haciendo mientras yo estuve de viaje. Qué bueno saber que tienes tanta iniciativa, pero esto va a tener que esperar. Tengo mucho trabajo para darte. Vas a tener que procesar mis informes de ventas, así que estate preparado”.

 

Ese es un trabajo que siempre lo hace su secretaria. Otra vez empezó…

 

Yo estaba que explotaba!

 

Me preparé una buena taza de té y me puse a pensar en todas las cosas que me gustaría hacerle. Y cuanto más pensaba, más furioso me ponía y más violentos se volvían mis pensamientos.

 

Entonces sucedió. Después de veinte minutos pensando en las agonías que yo quería que él pasara, me di cuenta de que yo estaba cometiendo varias transgresiones:

 

  1. Idolatría – el pecado del enojo equivale al de la idolatría.
  2. Venganza – nos está prohibido vengarnos de los demás.
  3. Ignorar el primer mandamiento – todo en este mundo proviene de Hashem, no de Jack.
  4. Odio infundado – Mi familia no se va a quedar sin el cheque del sueldo por culpa de Jack. Ni siquiera me va a causar problemas hacer lo que me pide. Mi reacción fue absolutamente desproporcionada.

 

Yo era culpable. Fue un pecado ante Dios, porque únicamente Él y yo sabíamos las cosas que yo había pensado. Para expiar la falta, decidí juzgarme a mí mismo. Le dije a Hashem que la semana siguiente, iba a hacer exactamente lo que Jack quería, sin quejarme en absoluto.

 

Hashem, en Su compasión, aceptó mi juicio. Y entonces sucedieron cinco milagros:

 

  1. El castigo se transformó en un buen método de alivio de mi estrés. Durante varias semanas había tenido pavor de este momento. No sabía exactamente lo que iba a hacer Jack, pero sabía que  iba a hacer algo. El peor escenario posible era que yo perdiera una semana de trabajo para convertirme en su asistente personal. Me preocupé tanto por eso que apenas si podía mantener mi dieta o levantarme a tiempo. Ya me estaba afectando la salud. En el momento en el que me castigué a mí mismo asegurándome el peor escenario posible, ya no tenía nada más de lo que preocuparme.
  2. El castigo se transformó en un excelente método de alivio de mi estrés. Lo que realmente me estresó es que Jack se iba a aprovechar de mí y lo peor es que me iba a forzar a hacer algo totalmente improductivo durante toda una semana. Ir a la oficina iba a ser totalmente inútil, porque no iba a hacer nada. Eso era lo que me causaba casi todo el estrés. En el momento en que tuvo efecto este castigo, la semana siguiente me la pasé toda haciendo teshuvá, arrepintiéndome. Cuanto más humillante la situación, mejor el arrepentimiento. Cada momento en que lleno los formularios de las ventas de Jack forma una chispa de arrepentimiento que queda registrada en el Cielo. El trabajo se transforma en un servicio Divino y no se desperdicia ni un solo instante.
  3. El Dueño se hizo cargo. Cada vez que pongo el foco en algo que yo estoy haciendo, caigo en la trampa de pensar que yo tengo el control sobre eso. Si invierto mucho esfuerzo en alcanzar un objetivo, siento que yo soy el dueño de eso y olvido Quién fue el que me dio ese objetivo, Quién puso los obstáculos en el camino, y Quién determina si he de tener éxito.
  4. Las personas indicadas se quedan heladas –Jack puede darme instrucciones todo lo inocentemente que quiera. La verdad es que  tiene un instinto de supervivencia muy poderoso y que lo estaba usando. El momento en que entre en la oficina y me plantee el tema, el mismo instinto va a estar husmeando por enojo o resentimiento. Cuando yo le sonría y le diga que lo estoy haciendo y hasta lo felicite por su éxito con las ventas, su instinto va a ponerse a toda marcha: “¿Cómo es que se lo toma tan bien?”. Ahora es su turno de dar vueltas en la cama. Él se puso a sí mismo en una situación en la que ya no puede ni controlar ni predecir.
  5. Llega mi oportunidad. Se va a difundir el rumor de que Jack atacó a Dov con el ataque de “enterrado en el papeleo”. El personal del departamento va a empezar a hablar. Se van a matar de la risa por lo que hizo Jack. Entonces alguien como al pasar va a mencionar lo bien que me lo tomé. Ahora todos van a empezar a saludarme cuando jamás antes lo hicieron. Me van a incluir en los mails que antes solamente se enviaban a otras cinco personas. Hashem me bendijo con una oportunidad increíble!

 

A cada nivel podemos ver cómo seguir la Torá de Hashem es la clae para vivir una vida exitosa y feliz. Yo podría haber contemplado mi sufrimiento como un castigo Divino por mis pecados, que en realidad fue lo que hice, pero pensándolo bien, fue una oportunidad de crecimiento que me envió Hashem. Porque Hashem es el que dirige la empresa…

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