La Amenaza de ISIS

Qué tenemos que hacer para aceptar el desafío de ser judíos en un mundo que cada día se va volviendo más dominado por el terror y el antisemitismo? ¿La respuesta consiste en comer más bagels y arenque

3 Tiempo de lectura

David Perlow

Posteado en 05.04.21

¿Qué tenemos que hacer para aceptar el desafío de ser judíos en un mundo que cada día se va volviendo más dominado por el terror y el antisemitismo? ¿La respuesta consiste en comer más bagels y arenque ahumado? ¿O tal vez en pasar más tiempo en el “country”? ¿De veras les parece que es eso lo que tenemos que hacer en un momento así?

La reciente ola de terror del ISIS en todo el mundo ha dejado a la mayoría de la gente muerta de miedo y de preocupación por el futuro. Los despiadados actos de violencia que cometió este grupo terrorista hacen que la gente se quede dura, completamente paralizada de miedo. Para colmo, los medios de comunicación, que no tienen ni idea del concepto de Emuná, están cosechando los dividendos al mostrar las imágenes de sangre y muerte para atraer a los espectadores  a sus respectivos sitios a fin de obtener ganancias con la publicidad que esto genera. El mundo opta por actuar con base en el miedo pero la nación de Israel opta por actuar conectándose con Hashem.

¿Por qué Hashem tuvo que hacer surgir este grupo terrorista sanguinario, que continúa volviéndose más y más violento? ¿Acaso hay algún mensaje implícito en todo esto? En su clásica obra En el Jardín de la Fe, el Rabino Shalom Arush afirma que las transgresiones a la voluntad de Hashem  son las que causan dificultades en la vida, no como un castigo, sino como un estímulo para que hagamos un examen de conciencia. Básicamente, para que nos pongamos a pensar qué es lo verdaderamente importante en la vida y no qué voy a comer hoy de postre, si la mousse de chocolate o el panqueque de dulce de leche…

Aquellos que no dan preponderancia a la observancia de la Torá están viviendo en la oscuridad. En 2013, el informe del PEW acerca de 5.000.000 de judíos de los EEUU descubrió que lo más importante para tener una identidad judía era “tener sentido del humor”. Eso significa que nos estamos identificando con Hollywood y sus lastimosas expresiones de humor. Somos un pueblo obstinado  que se quedó dormido al volante. Este es el “síndrome del bagel”. Ignorar lo que es nuestra  verdadera  esencia como pueblo a favor de la imagen que se hace de nosotros el mundo ignorante, y muchas veces antisemita.

Los judíos norteamericanos de hoy en día se encuentran en una situación bastante incómoda.  Las comunidades supuestamente “kasher” de New York y demás les hace pensar que está todo lo más bien, siempre y cuando tengan todo “glatt” mientras ignoran los mensajes que continuamente les envía Hashem respecto a que tienen que inmigrar a Israel. Por su parte, los no tan observantes se excusan diciendo que pagan religiosamente (sic) el asiento las dos veces al año que van a la sinagoga.

Seamos honestos: ser judío significa ser un soldado comando que está tratando de transformarse en la mejor persona que puede llegar a ser y sin compararse con los demás. No significa saber todo el guión de las películas de Woody Allen o de Adam Sandler. Ser judío significa luchar por tus creencias y mejorarte a ti mismo. No significa convertir a los demás al judaísmo o todo el tiempo tener razón.  No. Ser judío es mirarte al espejo y preguntarte: “¿Estoy viviendo una mentira? Porque un día me voy a morir y voy a tener que dar cuentas de todo lo que hice”. ¿Y cuál será el resultado final? ¿Vivir una vida de apetitos corporales? ¿O refinar el alma y merecer la eternidad?

Siendo judíos, somos diferentes a las demás personas, pero esa diferencia solamente puede concretarse si le prestamos atención al alma, no ordenando un bagel con pastrón y pepino agridulce.

Tenemos que educarnos y aprender Torá y Emuná, porque nosotros somos el ejército de Hashem en el mundo, y nuestra misión es llevar la luz a través de las lecciones morales. El problema es que somos un pueblo obstinado y nos damos vencidos inclusive antes de hacer el intento. Cada vez que se presentan dificultades, tenemos excusas. Pero damas y caballeros, somos comandos que hemos visto cómo el mundo se vuelve  contra nosotros y una y otra vez… . Empezando por los hornos de los campos de concentración  y terminando en las investigaciones de la ONU, nada va a cambiar hasta que cambiemos nosotros.

El famoso Arizal, que fue el padre de la Kabalá, que vivió en Safed, Israel, nos enseñó que aquello que constituye nuestra misión en este mundo es precisamente aquello que nos produce más resistencia. Aquello que más nos cuesta es precisamente nuestra misión. ¿Y por qué Hashem hizo que fuera así? Para que usemos nuestro libre albedrío para luchar contra la lógica  y elijamos hacer el bien. Hashem quiere demostrarnos que podemos llegar a ser todo lo que queramos, pero tenemos que decidir que hemos de luchar. Si optamos por no luchar, entonces no estamos rectificando el mundo. Si decides luchar, puedes cambiar el mundo.

Una vez dicho esto, en vez de asustarte cada vez que las noticias mencionan a ISIS, párate bien firme y di en voz bien alta: “¡Lo que yo voy a hacer es fortalecer mi Emuná y mi identidad judía!”. Enfréntate a tus desafíos, lucha y nunca bajes los brazos!
 

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario